Hace 11 años, en 2010, Ana Rosa Quintana se sometió a una intervención para extirpar un tumor que tenía en el pecho. Ello y varias sesiones de radioterapia permitieron acabar con un cáncer de mama de grado I, el estadio más temprano y, por tanto, más sencillo de tratar de un cáncer de mama: si la supervivencia general en esta enfermedad a los cinco años desde el diagnóstico es del 86%, en este estadio supera el 98%.
Este martes, la popular presentadora ha anunciado que deja su programa matinal en manos de sus colaboradores de forma temporal. La razón es que le han detectado un nuevo cáncer de mama. "Afortunadamente está localizado y no hay metástasis", ha explicado en directo, "pero requiere un tratamiento intenso que me va a mantener alejada de este plató".
El miedo más común de las mujeres que superan el cáncer de mama es la recaída. Entre un 20 y un 30% de aquellas que fueron diagnosticadas en etapas tempranas, como Quintana, volverá a sufrirlo, señala la guía clínica de tratamiento del cáncer en estadios precoces de la Sociedad Española de Oncología Médica, SEOM.
Las guías de tratamiento establecen revisiones cada 3-6 meses en los primeros dos años, cada 6 meses hasta el quinto y anualmente a partir de ahí. "La progresión puede acontecer relativamente pronto, pero hay otro tipo de tumores que pueden tener recurrencias locales o sistémicas más allá de los cinco años e incluso de los diez", explica a EL ESPAÑOL José Ángel García Sáenz, miembro del Grupo Español de Investigación en Cáncer de Mama (Geicam).
Los datos ofrecidos por la periodista sobre su nuevo cáncer son pocos pero relevantes y dan pistas sobre su tratamiento. Primero, indica que es localizado y no metastásico, es decir, que no se ha diseminado a la axila y otros puntos del cuerpo. Esto implica que –probablemente– sea operable. La intervención quirúrgica es la principal herramienta en estos casos y multiplica las posibilidades de supervivencia. "Estas recaídas locales son potencialmente curables", indica el oncólogo.
Un tratamiento intenso
La referencia de Quintana a un tratamiento "intenso" se refiere probablemente al uso de quimioterapia tras la operación. Se trata de una terapia sistémica, es decir, que afecta a todo el cuerpo, no va dirigida a algún punto concreto que diferencie las células tumorales del resto.
No obstante, el tratamiento del cáncer de mama en los últimos años abarca una cada vez mayor cantidad de opciones que están permitiendo que, en algunos casos, pueda evitarse la quimioterapia. El uso de terapias de precisión, como los anticuerpos monoclonales y la inmunoterapia, dependerá de qué proteínas expresa el tumor.
Así, los tumores se dividen en cuatro tipos: dos hormonales, uno HER2 positivo y otro 'triple negativo'. Este último, el de peor pronóstico, se refiere a que no expresa ninguno de los otros marcadores. Una gran parte de los esfuerzos investigadores de los últimos se dirige a mejorar los tratamientos de este último tipo.
Ana Rosa Quintana no es la única celebrity que ha informado de un nuevo cáncer tras haber pasado un primero. Terelu Campos, también presentadora de magacines televisivos, anunció en 2018 que le habían detectado un nuevo tumor tras el que se trató en 2012. Tampoco era una metástasis sino un tumor primario en la mama izquierda, la opuesta a la del primero.
En el caso de Quintana no sabemos si es una recaída o un nuevo tumor. Isabel Echevarría, secretaría científica de SEOM y oncóloga médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid, explica a este periódico que para poder diferenciar un tumor de otro "es clave la anatomía patológica. Hay que revisar si el mismo tipo de cáncer de mama a nivel histológico, así como si tiene el mismo perfil de expresión de receptores hormonales y otros parámetros". Junto con el tiempo hasta la recaída, el lugar, etc. "nos ayudan a diferenciar una recaída de un primer tumor o un segundo primario".
Esto es importante, apunta José Ángel García Sáenz, pues de ser una recurrencia implica que "hay una resistencia a la terapia previa y es más difícil de restaurar la salud", si bien en el estadios tempranos puede ser igualmente extirpado con cirugía.
La probabilidad de sufrir un segundo tumor primario, en la misma mama o en la otra, es un 17% mayor que la población general. Hay diversos factores implicados, como los individuales (portar mutaciones de riesgo, hábitos de vida como la dieta y el ejercicio) y los ambientales.
La mitad de estos segundos tumores se dan en la primera década tras el diagnóstico del cáncer. La otra, pasados los diez años, por lo que "la asunción de que como ha pasado más tiempo desde el anterior cáncer hay menos riesgo no es tal".
Hay otro factor que diferencia a Campos y Quintana. La primera tuvo su primer cáncer antes de cumplir los 50 años. Con esa edad, el riesgo de sufrir un segundo cáncer es un 50% mayor que el de la población general.
Quintana, nacida en 1956, tuvo su primer diagnóstico a los 54 años. En este caso, el riesgo se reduce bastante, un 11% mayor que el total de mujeres. "Les tenemos que decir a las mujeres que haber superado un cáncer de mama no implica que no haya riesgo, es sensiblemente mayor que en la población general y la mejor forma de supera es a través de la prevención primaria, con dieta mediterránea y ejercicio, y secundaria, con revisiones periódicas".
Ahora la popular presentadora tiene 65 años afronta su segundo gran reto. Vivirá momentos duros pero la fortaleza que ha demostrado a lo largo de su carrera le servirá para superar esta nueva circunstancia.