La incidencia de la Covid-19 no ha dejado de crecer en nuestro país desde mediados de octubre. Primero, tímidamente; después, con algo más de ímpetu aunque todavía alejados de los tsunamis que están viviendo Alemania, Bélgica, Austria o Países Bajos.
Mientras que las diferencias en la incidencia acumulada (el número de nuevos casos por cada 100.000 habitantes en los últimos 14 días] es más que notable entre comunidades autónomas, al observarlas por franjas de edad se llega a una conclusión: la más afectada es la de los no vacunados, es decir, los niños hasta 12 años.
Dicho grupo se destaca sobre el resto con una tasa de 390,06 casos frente a los 126 del siguiente, los adolescentes entre 12 y 19 años, el 84,5% de los cuales ya tiene la pauta completa de la vacuna. Llama la atención que la siguiente franja con mayor incidencia sea la de entre los 40 y 49 años, con una tasa de 208,66.
Esto es, presumiblemente, el grupo de edad de los padres y madres de dichos niños, con una cobertura vacunal del 87,6%. La incidencia entre el grupo de 30 y 39 también es alta (igualada conla del de entre 60 y 69 años), que podría entrar en este conjunto oficioso.
Parece como si el virus entrara en las casas a través de un 'caballo de Troya' perfecto: después de todo, muchas de las infecciones por Covid en niños son asintomáticas o, si tienen síntomas, es difícil que unos padres pueda tomar todas las medidas de prevención (sobre todo la distancia física) para evitar un posible contagio.
Después de todo, los ámbitos familiar y educativo son –junto con el social– los que más casos están generando en esta sexta oleada del SARS-CoV-2, según los datos proporcionados por el Ministerio de Sanidad.
No obstante, establecer la relación entre una edad y otra se trata de una hipótesis difícil de demostrar con los datos actuales. "Podría ser, pero es una especulación no basada en datos", afirma el pediatra y epidemiólogo Quiqe Bassat. "Muchas de las infecciones de los niños vienen juntas con infecciones de sus contactos adultos no vacunados. Esto sí que se sabe, pero no sabemos si son los adultos los que primero se infectan y que luego infectan a los niños o viceversa".
La también pediatra Belén Aguirrezabalaga aporta su experiencia directa. "El aumento de la incidencia en los niños claro que lo estamos notando: se están cerrando clases, tenemos tests de antígenos positivos todos los días… El de adultos también, lo vemos porque algunos de ellos son padres de estos niños".
Sin embargo, duda de que se pueda establecer una relación unidireccional desde el niño al adulto. "Esto no parece que sea como la gripe, en que ellos empiezan y les siguen los padres; en este caso parece que no es así". Parece difícil establecer si es el niño el que contagia al padre o el padre quien le transmite el virus al niño, este lo lleva al colegio y sus compañeros se contagian.
Medidas antiCovid en los colegios
Lo que sí parece que está claro es que el éxito de las medidas antiCovid en los colegios durante el curso 2020-2021 se apoyaba en la estrategia de prevención general. "No podemos echarle la culpa al colegio del aumento de casos cuando todos estamos haciendo una vida casi normal, con actividades extraescolares, celebrando los cumpleaños, saliendo los fines de semana…", comenta Aguirrezabalaga. "No hay buscar un único foco, son múltiples y posiblemente también se deba a la relajación de medidas".
Ambos pediatras tienen claro que, si son los niños de hasta 12 años los 'protagonistas' de esta sexta ola, como lo fueron los adolescentes y adultos jóvenes durante la quinta, es porque son el único grupo de edad que queda por vacunar de la Covid.
No obstante, la cobertura vacunal en los individuos en su quinta década de vida es superior, en algo más de 10 puntos porcentuales, a la de los treintañeros: 87,6% frente a 77,4%. Esta es la pista para asignar esa mayor incidencia entre los cuarentañeros a una posible relación padre-hijo. Aquí entra un aspecto esencial y habitualmente no suficientemente bien entendido: el riesgo de infección es menor en los vacunados que en los no vacunados, pero eso no implica que no haya infecciones.
Esto es crucial al hablar de contagios entre convivientes, pues la efectividad de las mismas frente a contagio se reduce debido, principalmente, a un contacto sostenido con el virus. Con todo, Quique Bassat señala que, aunque "los niños sufren la enfermedad con menos gravedad y hospitalización que los adultos pero son contagiadores", vacunarles "podría ayudar a frenar la transmisión".
Aguirrezabalaga entiende esa visión y señala que los padres, aunque solo tengan inmunidad parcial, "está claro que pasan la enfermedad de manera leve, es lo que vemos en consulta".
Aunque prefiere no posicionarse sobre la potencial vacunación infantil a todos los niños recalca que no hay dudas sobre la relación beneficio-riesgo de las vacunas en una población que, por lo general, pasa la enfermedad de forma leve. "Tenemos unas vacunas buenas, eficaces y aprobadas por la Agencia Europea del Medicamento, que para mí es una garantía de seguridad absoluta".
El Comité de Medicamentos de Uso Humano dio el visto bueno a la autorización de la vacuna de Pfizer-BioNTech en menores de 12 años la semana pasada indicando que "los beneficios en niños de entre 5 y 11 [años] superan los riesgos, particularmente en aquellos con condiciones que incrementan el riesgo de Covid-19 grave".
En la quinta ola fueron ingresados 213 niños entre 5 y 9 años con infección por SARS-CoV-2, un 0,3% del total de casos en esas edades. Nueve de ellos estuvieron críticos y dos murieron, según los datos proporcionados por el Instituto de Salud Carlos III.
Las infecciones entre niños de 5 y 9 años (la franja de edad determinada por los informes del Carlos III que más encaja con la nueva indicación de la vacuna de Pfizer) desde junio de 2020, fecha de comienzo de la segunda ola, superan las 200.000, el 4,4% del total. Hay profesionales que piensan que han sido muchos más.