A las puertas del macro-puente de la Constitución, los datos de la sexta ola de la Covid en España parecen confirmar aquel refrán que dice que, cuando veamos al vecino cortarse la barba, hay que poner la nuestra a remojo. Y, metafóricamente hablando, esa barba apunta hacia las navidades.
El oasis que ha sido España en los dos últimos meses respecto al resto de Europa parece que va a acabarse pronto: en el último mes, los contagios semanales y la incidencia acumulada se han quintuplicado y se han duplicado los ingresos en UCI, mientras que los primeros datos fehacientes sobre ómicron parecen confirmar su mayor transmisibilidad y cierto escape inmunitario.
Seguimos lejos de las cifras de Alemania, que no sabe cómo frenar el aumento constante de contagios y por ello ha dictado medidas drásticas como la vacunación obligatoria a partir de febrero y un pasaporte Covid llevado al extremo: aquellos que no dispongan de él no podrán entrar en restaurantes, teatros o estadios de fútbol.
La incidencia media española a 14 días ha pasado, en las últimas cuatro semanas, de 53,77 a 248,18 casos por cada 100.000 habitantes; por tanto, está muy lejos de los 967 de Alemania (y de los más de 2.000 de Países Bajos, Bélgica o Austria) pero eso no nos debe llevar a engaño.
Hay que tener en cuenta que la expansión del virus es exponencial: por ejemplo, si una sola persona puede contagiar a otras dos, por ejemplo, en los cinco días de promedio que dura su incubación, al cabo del mes más de un centenar de personas estarían infectadas (los nuevos contagios se suman a los que ya lo han sido) a partir de ese único caso. De ahí el temor a que ómicron sea incluso más contagiosa que delta.
Los contagios semanales se multiplican
En los últimos siete días el número de diagnósticos de Covid-19 ha sido de 66.158. Hace una semana la cifra era de 46.492. Hace dos, 31.553. Hace tres, 19.561. La primera semana de noviembre, 12.952.
Con precisión casi de reloj, los ingresos hospitalarios comienzan a crecer tras dos semanas de aumento de los contagios. Por eso octubre, que vivió los tímidos inicios de esta sexta ola, no mostró números de especial preocupación. Pero en noviembre ya se ha visto clara la tendencia, duplicando el número de camas de hospital ocupadas por enfermos de Covid: del 1,45% al 3,42%. Hay 4.262 pacientes hospitalizados por Covid, de los que han ingresado 567 en el último día por tan solo 418 altas.
Incremento similar han vivido los ingresos en UCI: el 8,84%, casi una de cada diez camas, están ocupadas por personas infectadas por SARS-CoV-2, 814 en total. Hace un mes esa cifra rondaba el 4%.
Los especialistas en salud pública indican que el último indicador en crecer es el de las muertes. De ahí que la tendencia en los fallecimientos no sea, de momento, tan clara. En la última semana ha habido 204 defunciones por Covid-19, una cifra mayor que en las semanas previas, cuando se registraron menos de 150, pero a principios de noviembre se contabilizaron 196 en los siete días anteriores. La ilusión de poner el marcador de muertes diarias por Covid a cero, vislumbrado en el valle entre olas de principios de octubre, se desvanece.
Nuevos datos sobre ómicron
Para añadir presión a la situación, nos encontramos en el inicio del puente más largo del año. La experiencia de la segunda y la tercera olas nos han enseñado que estos son momentos críticos. Y, sobre todo, la amenaza de una variante ómicron que, pese al alarmismo, parece estar ofreciendo buenas razones para no subestimarla.
Si delta ya era una máquina casi perfecta para transmitir la Covid, ómicron puede adelantarla, con el aliciente de esquivar parte de la inmunidad generada a través de las vacunas o de la propia enfermedad.
Las autoridades sudafricanas -donde ómicron está desplazando ya a delta- han anunciado que los primeros datos confirman que las vacunas evitan la enfermedad grave (y por eso los casos registrados en personas vacunadas son todos leves), mientras que un estudio recién salido del horno apunta a que el riesgo de reinfección es tres veces mayor. Aunque los revisores independientes tienen que validar ese trabajo, la advertencia está ahí.
El Centro Europeo de Control de Enfermedades ya ha advertido de que los contagios de la variante ómicron pueden suponer la mitad del total en algunos meses. La incertidumbre ante lo que puede significar en la pandemia es lo que ha llevado a organismos internacionales y a gobiernos nacionales a plantear restricciones que ya parecían parte del pasado. Algunas de ellas muy polémicas, como la limitación de vuelos desde países del sur de África, criticada por la OMS.
Esta incertidumbre puede quedar en una falsa alarma si se ve, finalmente, que ómicron es una variante más benigna del virus, pero falta mucho para afirmarlo: la población sudafricana es más joven y por tanto no tiene tanto riesgo de sufrir Covid grave, y los europeos que han dado positivos en la nueva cepa son de mediana edad y están vacunados. Queda por ver cómo se comportará ómicron cuando alcance a poblaciones más frágiles, con y sin vacuna.
Pasaporte Covid en media España
Ante esta inesperada tormenta perfecta de una sexta ola a la que no estábamos tomando tan en serio, las comunidades autónomas se han apresurado a tomar medidas, centradas sobre todo en la implantación del pasaporte Covid como requisito necesario para acceder a determinados establecimientos.
Navarra, País Vasco y Aragón superan con creces la media española con unas incidencias de 708,87, 597,3 y 469,31 casos, respectivamente, pero también con una ocupación de camas por pacientes Covid superior al 5% y las UCI por encima del 10%, ambos indicadores de riesgo medio en el semáforo Covid. Estas comunidades han implantado el pasaporte Covid tras el respaldo de la autoridad judicial, si bien con características diferentes en cada una de ellas.
Las UCI son un tema especialmente delicado en aproximadamente la mitad de las comunidades. Comunidad Valenciana y Cataluña, donde este certificado también está vigente para el puente, tienen más de una de cada 10 camas ocupadas por infectados por SARS-CoV-2.
La Rioja, con un 15,09% de ocupación de UCI y una tasa de incidencia de 251,94, ha decidido no implantarlo. En cambio, Murcia, Galicia y Baleares, con una presión en cuidados intensivos menor al 10%, lo mantienen.
El impacto del puente en la escalada de contagios lo conoceremos en dos semanas, más o menos al mismo tiempo en que se dispondrá de la primera evaluación sólida del efecto de ómicron en la pandemia (aunque se prevé que, de llegar a desplazar a delta, lo haga tiempo después). Todo parece indicar que, a las puertas de Navidad, se deberán reevaluar las decisiones de las autoridades para no repetir escenarios que creíamos haber dejado atrás.
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