Mascarillas, distancia de seguridad y ventilación. Tres sencillos conceptos que, durante una cena de Nochebuena, cuesta llevarlos a cabo. No nos engañemos: habrá muy poca gente que se coloque la mascarilla entre bocado y bocado, los salones de la mayoría de los hogares españoles no permiten que estemos separados metro y medio del resto de comensales y, en ciertos lugares, mantener abiertas las ventanas es incompatible con tener una Nochebuena que haga honor a su nombre.
Ya la OMS ha aconsejado reducir y cancelar buena parte de las relaciones familiares en vista de la explosión de casos que se prevé en estas fechas. Si lo de esta semana está batiendo récords, muchos especialistas esperan un tsunami para las primeras semanas de enero.
No obstante, siempre hay recomendaciones fáciles de llevar a cabo que nos harán reducir los riesgos asociados a las reuniones familiares, siempre teniendo en cuenta que la única forma de tener un riesgo cero de transmisión es no celebrar la cena.
Reducir el número de comensales
El primer consejo tiene que ver con esto. "Yo siempre digo: cuanto menos gente, mejor", apunta Joan Carles March, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública. "Lo ideal es que no se superen las diez personas.
Según el tipo de familia, podrían ser diez o quince, depende del caso, pero, como máximo, dos grupos convivientes. Cuando abrimos mucho el número de grupos facilitamos tener problemas".
No alargar en exceso la cena
Otro consejo con lógica: aligerar la cena y la post-cena. Nada de esos ágapes eternos con canapés, entremeses, varios platos, postre, copa, turrones… "Normalmente estas cenas son largas, pero cuanto menos tiempo estemos, menos problemas para evitar contagios". Si se quiere alargar la estancia, "lo fundamental es que la gente lleve mascarillas después de comer".
Ventilación y medidores de CO2
El especialista en salud pública recuerda que es muy aconsejable mantener alguna ventana abierta en el transcurso de la cena. De no poder hacerlo, contar con un medidor de CO2 servirá para controlar el ambiente y abrirlas en momentos determinados, cuando la calidad del aire empeore y haga falta renovarlo. "Si no lo tengo, es importante tener la ventana entreabierta, que entre el aire de fuera y no se concentren los aerosoles".
Este aparato, que tiene un rango de precios muy alto, es muy interesante para los negocios. "Sería bueno que los hubiera en todos los bares y restaurantes, así como en los gimnasios. Que formen parte de nuestra vida", sostiene March.
Mantener la calidad del aire en interiores también nos permitirá cuidar nuestra salud más allá de la Covid. La OMS estima que cada año se producen dos millones de muertes en el mundo atribuibles a contaminación del aire interior, el décimo factor de riesgo evitable en importancia para la salud de la población general.
Tests de antígenos antes de la cena
En relación a esto, el uso de purificadores de aire no sustituye la ventilación de una ventana o de un extractor de aire (en el caso de ser un local comercial), pero ayuda a mejorar la calidad del ambiente. La Guía de ventilación de espacios interiores editada por la Generalitat Valenciana –pensada para tiendas, establecimientos de hostelería y otros lugares densamente ocupados– los recomienda si no es suficiente con la ventilación natural o el uso de ventiladores.
El médico indica, además, que es preferible que los platos los sirva una única persona y que no haya platos comunes. A estos consejos a tener en cuenta durante la cena, añade uno previo: hacerse un test de antígenos –si es posible, dada la escasez del stock últimamente– el mismo día. "Está claro que un [resultado] negativo no te da toda la seguridad, pero uno positivo sí te quita un problema".
Esto quiere decir que es más fácil que se dé un falso negativo que un falso positivo con su uso, por lo que un positivo sería una mala noticia pero evitaría problemas al resto de los comensales. "Sabiendo que los positivos son seguros, nos quita la posibilidad de que comamos o cenemos con gente contagiada que no lo sepa".
En estas situaciones lo mejor es utilizar el sentido común. Cuando todos imaginábamos unas navidades tranquilas, ómicron ha elevado varios enteros la incertidumbre y la paciencia de la gente es cada vez menor. Pero siempre será preferible mantener un perfil bajo en estas fiestas para poder disfrutar en familia todas las que vendrán después.