España comienza el año de la misma manera que acabó el pasado: con los contagios disparados y la incidencia acumulada alcanzando récords nunca antes vistos en nuestro país. La sexta ola ya acumula más casos que cualquiera de las otras anteriores, con 1,68 millones de contagios contabilizados desde el pasado 14 de octubre (fecha que el Instituto de Salud Carlos III apunta como su inicio).
De ellos, un millón se han notificado en las últimas dos semanas, cuando ómicron ya suponía, al menos, el 42% de los casos. Sin embargo, el número de hospitalizados, que también crece, lo hace a un ritmo menor. Desde el pasado jueves han ingresado 1.571 personas y ya son 12.339 el total, triplicando la cifra de inicios de diciembre, con casi 2.000 pacientes en UCI.
Estas cifras, no obstante, está lejos del pico de la tercera ola, la que hasta el momento había registrado el mayor número de casos: el 2 de febrero de 2021 había 31.118 personas hospitalizadas y 4.853 en UCI, números muy superiores a los actuales. A partir de esta semana se verá el verdadero impacto de la variante ómicron en la saturación hospitalaria, y hay voces autorizadas que reclaman un cambio de visión en el seguimiento de la pandemia, centrándonos en la ocupación hospitalaria.
El incremento de los contagios no está acompañándose de una subida similar en la enfermedad grave. Una de cada 10 camas de hospital está ocupada por un paciente Covid, menos de la mitad del pico de la tercera ola, que superó el 24% de las camas. En las UCI se sigue el mismo camino: 21,18% de puestos ocupados frente al 44,58% que se vivió a principios de febrero de 2021. Son cifras, por ahora, lejanas a la época de caos y colapso de la primera ola de la Covid.
Esta diferencia de tendencia en los casos y las hospitalizaciones ha llevado a autoridades como Anthony Fauci, el principal asesor sobre la Covid del Gobierno estadounidense, a indicar que ómicron ha cambiado las reglas del juego y que su impacto debe ser medido por las hospitalizaciones y no por los contagios.
La idea no es nueva: ya fue planteada por Alemania a finales del último verano al comprobar cómo las vacunas habían reducido la enfermedad grave por coronavirus, lo que le llevó a anunciar que las ratios de hospitalización serían los principales indicadores, dejando atrás la incidencia acumulada.
Fauci ha ido más allá al indicar que muchos casos de niños que están siendo hospitalizados con una prueba positiva por SARS-CoV-2 lo hacen por motivos distintos a la Covid. El viceconsejero madrileño de Salud Pública y Asistencia Sanitaria, Antonio Zapatero, apuntaba que un 40% de los ingresos con PCR positiva eran "con Covid" pero no "por Covid".
Esta diferencia retrotrae a los primeros momentos de la pandemia, cuando, para evitar alarmar a la población, muchos especialistas distinguían los ingresos que se producían por el agravamiento de la enfermedad de por otras comorbilidades. No obstante, al estandarizar los datos de la pandemia, Ministerio de Sanidad y comunidades simplificaron la cuestión: una persona con prueba positiva contabiliza en las estadísticas. Esto tiene sentido ya que los hospitales establecieron circuitos separados para pacientes Covid (sin diferenciar si habían ingresado o no por la enfermedad) y no Covid.
¿Cuándo será el pico de la sexta ola?
Los expertos consideran que esta sexta ola puede alcanzar su pico a mediados de mes, en unos 10 días, pero el crecimiento de los contagios hace pensar a algunos que estaremos a punto de llegar a un máximo porque, explicado de manera rápida, no va a haber más gente a la que contagiar.
Sin embargo, de seguir el ritmo actual, el pico de la pandemia puede alcanzar cotas de 5.000 casos por 100.000 habitantes, lo que supondría que cinco de cada cien españoles se habrían contagiado de la Covid en las últimas dos semanas. Este umbral, hasta hace poco inimaginable, ya lo ha superado en Navarra, que registra una incidencia de 5.523,62 puntos. Otras comunidades, como Extremadura, Galicia o País Vasco, han llegado a esa simbólica tasa en ciertas franjas de edad.
Al igual que pasó con el fin de semana de Nochebuena, ha habido un apagón informativo de cuatro días, de jueves a domingo, hasta que este lunes el Ministerio de Sanidad ha comunicado nuevos datos. Y, como era de esperar, estos han sido apabullantes.
La sexta ola vivió un punto de inflexión a mediados de mes. A partir de ese momento, el ritmo de crecimiento de contagios tomó mayor velocidad y la cifra ha llegado a incrementarse en un solo día (el pasado jueves) un 60%.
Lo mismo ha sucedido con la incidencia. A principios de diciembre aumentaba diariamente entre 10 y 20 puntos. En las dos últimas semanas lo ha hecho, de media, entre 100 y 200, llegando a un pico también el jueves pasado. En el fin de semana del cambio de año ha escalado 521 puntos, hasta los 2.295,80.
El factor decisivo para un incremento tan espectacular de los casos ha sido el escape inmunitario de la variante ómicron del SARS-CoV-2, que ha generado el mayor número de reinfecciones de toda la pandemia. Esta variante se está imponiendo a mayor velocidad que las precedentes y suponía en la semana del 13 al 19 de diciembre (la previa al récord de contagios) el 42,9% de las muestras secuenciadas en nuestro país, por lo que es más que probable que en la semana siguiente fuera predominante.
En esta sexta ola se añaden algunas incertidumbres. Por ejemplo, la entrada en juego de los test de autodiagnóstico, que por primera vez en toda la pandemia tienen un importante peso, tras la decisión de varias comunidades de contabilizar como positivo los que han sido comunicados por los ciudadanos tras realizarse uno, sin que un profesional sanitario intervenga.
Así, el director del Observatorio de Salud Pública de Cantabria, Adrián Aginagalde, advertía recientemente que hay que tener cuidado con "las interpretaciones de la evolución de los casos diarios e incidencia acumulada de estos días" debido a las posibles deformaciones de los datos que provoque el uso masivo de los autotests en un contexto de saturación de la atención primaria.
"No son interpretables las variaciones diarias del número de casos en una situación de saturación, con múltiples cuellos de botella y aplicación de protocolos de contingencia", apuntaba este lunes, mostrando precaución ante oscilaciones de la incidencia mayores de 1.000.
Nuestro país estaría siguiendo la tendencia observada en Sudáfrica, donde se alcanzó el pico de contagios en la tercera semana de diciembre y, a partir de ahí, la cifra comenzó a bajar rápidamente.
Sin embargo, los especialistas están comenzando a pensar que el máximo se adelantará en el tiempo respecto a lo visto en dicho país. Y es que se trata de dos países con situaciones bien distintas: Sudáfrica partía de una incidencia bajísima pero también de una inferior cobertura vacunal, por lo que el virus tenía más terreno donde expandirse.
El mismo camino que España lo están recorriendo Reino Unido y Dinamarca, cuyas curvas de contagios discurren paralelas desde mediados de diciembre, y ninguno de los dos países da visos de reducir su incidencia. Irlanda, que ya está en cifras de 3.000 casos nuevos por cada millón de habitantes diarios, es otro de los países que está viendo crecer su curva de casos de forma similar, mientras que Grecia está viviendo un aumento de contagios de características similares. En una sola semana ha pasado de 800 a 3.000 casos diarios por millón de habitantes.