La depresión sigue siendo una de las primeras causas de incapacidad laboral a largo plazo en el mundo occidental, siendo España el cuarto país europeo con más casos, y llegándose a estimar que al menos una de cada cinco personas en nuestro país sufrirá algún episodio depresivo durante su vida. Ante este panorama, cualquier terapia o mejora es bienvenida, como es el caso del nuevo gran estudio publicado recientemente en la revista Journal of Affective Disorders: comer champiñones tendrían un efecto protector frente a la depresión.
Si bien es cierto que se trata de un estudio a gran escala, la relación es observacional y no ha podido demostrarse una clara causa-efecto entre el consumo de champiñones y la reducción del riesgo de sufrir depresión, como recuerdan los mismos autores del estudio.
Aún así, el nuevo trabajo sería uno de los primeros grandes estudios observacionales que relacionaría el consumo de champiñones y la depresión, gracias a los datos de la Encuesta Nacional sobre Salud y Nutrición de los Estados Unidos sobre dieta y salud mental de más de 24.000 adultos de los Estados Unidos entre los años 2005 y 2016. Se solicitó a los participantes que indicasen la cantidad de hongos que habían consumido los dos días previos, y también se analizó su estado de ánimo y posibles síntomas depresivos mediante un cuestionario estandaricado.
Se detectó una asociación significativa entre el consumo de hongos y una menor probabilidad de sufrir depresión, independientemente de otros factores como el nivel socieconómico, estilo de vida, enfermedades previas o toma de medicamentos.
Por otro lado, se detectó que las personas más propensas a consumir hongos eran mujeres blancas no hispanas, con estudios universitarios. Pero, respecto al consumo de hongos, solo se detectó un menor riesgo de depresión en comparación a no consumirlos; no hubo una clara relación con la cantidad o dosis consumida.
También se estudió si sustituir una porción de carne roja o procesada por una porción de hongos, de forma diaria, tendría algún beneficio. Sin embargo, dicha sustitución no pareció tener efecto beneficioso alguno.
En este caso no se ha podido diferenciar si algún tipo de hongo es mejor que otro, pero sí seguirían la estela de resultados de otros pequeños ensayos clínicos donde se analizó hongos melena de león o Hericium erinaceus, donde sí se detectó que el consumo de determinados champiñones puede ayudar a reducir los síntomas de depresión y ansiedad.
Actualmente los champiñones blancos o Agaricus bisporus es el tipo de hongo más consumido en los Estados Unidos; se sabe que estos son ricos en potasio, y que este micronutriente puede ayudar a reducir la ansiedad. Otros hongos comestibles, como el mencionado Hericium erinaceus, contienen factores neurotróficos relacionados con la salud cerebral, además de sustancias antiinflamatorios que podrían aliviar los síntomas de la depresión.
Por otro lado, los hongos en general son ricos en vitaminas, minerales y antioxidantes que podrían contribuir a mejorar los síntomas de la depresión. Pero, por el momento, serán necesarios más estudios para analizar las relaciones moleculares, clínicas y epidemiológicas entre el consumo de hongos y la depresión.
Existe un antioxidante en especial en los hongos, la ergotioneína, que los seres humanos solo podemos obtenerlo a través de la dieta. Y precisamente los hongos son el alimento más rico en esta sustancia de forma natural: en modelos animales, la ergotioneína sí atraviesa la barrera hematoencefálica cerebral, lo que sugeriría que sí puede tener efectos a nivel de salud neurológica. En otros estudios, este antioxidante también habría demostrado algún tipo de papel en la salud intestinal, donde también existe una red neuronal que podría tener efectos a nivel del estado del ánimo.
Según los investigadores, consumir una cantidad significativa de ergotioneína puede reducir el riesgo de estrés oxidativo, y en última instancia colaborar en reducir los síntomas de la depresión.
De momento, los mismos investigadores asumen que será necesario continuar investigando al respecto, tanto sobre la posible relación entre salud mental y consumo de hongos mediante la dieta, como en otros aspectos dietéticos y de estilo de vida.