"Con 25 años tuve un trombo pulmonar por tomar la píldora y ser fumadora. Era por la noche, una o dos de la madrugada y, de repente, sentí como si me clavaran un cuchillo. No sé cómo explicarlo, sólo sé que empecé a gritar y que mi novio me llevó a urgencias".
Este es el relato de Marina Segovia, una joven de 28 años que hace tres sobrevivió a una embolia. El doctor le explicó que el trombo que había sufrido venía derivado de fumar, la píldora y, además, sufrir sobrepeso -ésto fruto de una medicación paralela-. Ella tenía recetada la píldora desde los 14 años por un problema de salud y, en todos los años de revisiones, denuncia que nadie le dijera que ser fumadora entraba en contraindicación con la medicación. "En ese momento, aprendí lo que era una embolia. El médico me dijo que podía haber muerto".
El debate sobre la píldora anticonceptiva femenina es un tema latente que, de vez en cuando, vuelve sobre la mesa para avivar alguna que otra polémica. Hace unos meses salía a colación de los trombos causados por la vacuna de Astrazeneca contra la Covid-19. Numerosas mujeres se quejaban de la atención que recibían esos casos cuando son mucho más numerosos por la toma de la píldora. Ahora, Unidas Podemos reabre la discusión registrando una Proposición No de Ley para que se fomente el estudio de la píldora masculina, la cual, argumentan, tiene "una baja incidencia" de efectos adversos. Como el Guadiana, la controversia viene y va, pero ¿qué es lo que pasa realmente con la píldora anticonceptiva?
"La píldora es un método anticonceptivo seguro si se usa correctamente", explica José Gutiérrez Alés, ginecólogo y presidente de la Sociedad Española de Contracepción. "Para recetarla, eso sí, hay que tener en cuenta varios factores, como que esa mujer no tenga ninguna indicación en su salud que sea contradictoria, que no haya tenido tumores mamarios, fenómenos trombóticos, antecedentes de enfermedades protrombóticas…", prosigue.
Los expertos aseguran que las posibilidades de sufrir un trombo con la píldora anticonceptiva son bajas y organismos como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) señalan que "los anticonceptivos hormonales son un método muy eficaz en la prevención de embarazos no deseados y sus beneficios superan sus posibles riesgos".
Sin embargo, la evidencia de que la píldora anticonceptiva combinada, es decir, la que utiliza estrógenos y gestágenos, facilita la aparición de trombos, está ahí y, además, las probabilidades se multiplican según una serie de factores de riesgo, como la edad, padecer de migrañas con aura o ser fumadora.
Falta de información
El caso de Marina es uno más de entre todos los que suceden por falta de información, tanto de la población como por parte del personal sanitario. El uso de métodos anticonceptivos parece ser un tema que todavía necesita más luz, como expone el propio Gutiérrez Alés, que recuerda que desde SEC realizan multitud de esfuerzos para tener a todas las partes informadas, desde charlas a población como cursos para personal médico.
Un ejemplo de la opacidad que rodea a los métodos anticonceptivos es la poca variedad entre los más empleados. En datos de la SEC, priman el preservativo (31,3%) y la píldora (18,5%). Llama la atención que tras ellos vaya 'no utilizar anticonceptivos', con un 29,3%. Diu de cobre, hormonal, anillo vaginal o implante subcutáneo son algunas de las otras variantes que se ofrecen. Sin embargo, según las cifras, un 50% de las mujeres confiesa que no se les ha informado sobre la posibilidad de utilizar métodos anticonceptivos de larga duración.
"Pienso que las mujeres deben dejarse aconsejar por los ginecólogos, pues somos los expertos capaces de hacer un traje a medida de anticonceptivos para cada mujer", demanda Ana Rosa Lucena, ginecóloga y obstetra en Hospital Costa del Sol y Clínica Lacibis. En el caso de la píldora, el 58,8% de las veces viene recomendada por un ginecólogo, el 28,8% por un médico de familia y el 7,6% por iniciativa propia. Que no cunda el pánico por ese último dato. Para poder adquirirla, se necesita siempre prescripción médica.
Lucena confirma lo mismo que Gutiérrez Alés, falta información y sobran mitos alrededor de la píldora. Por ejemplo, aclara: no, no sale vello y no, no engorda, aunque puede influir en la retención de líquidos.
También detalla cuál es el procedimiento que se sigue a la hora de recetarla: "Es preciso realizar una anamnesis (exploración clínica basada en un interrogatorio personalizado) orientada a descartar factores de riesgo. La exploración ginecológica, la toma de citología o las determinaciones analíticas no son imprescindibles para hacer consejo anticonceptivo".
Esto último puede resultar chocante, pero Lucena esclarece el porqué de ese protocolo: "Es, básicamente, porque la medicalización excesiva previa a la anticonceción puede ser disuasoria para el acercamiento de las adolescentes a los servicios sanitarios".
El problema es que renunciar a esas pruebas previas puede ser fatal para las pacientes. Así fue el caso de Adriana Díez, que con 25 años sufrió un trombo a causa de la píldora. En su caso, fue por culpa de una alteración de la proteína S, la cual ayuda a controlar la coagulación de la sangre. "El año siguiente de sufrirlo fue un suplicio. Tenía que estar de médicos, controlando el Sintrom y la coagulación, no podía comer normal porque la comida que es verde interactúa directamente con la coagulación de la sangre. Tenía miedo por los golpes, las hemorragias…”, recuerda.
Faltan pruebas
Al igual que Marina, Adriana denuncia que nadie le advirtiera de que los trombos podrían suceder. También, de que no se le realizará una prueba completa para ver si era candidata a tomarse píldora. "Cuando llegué a la Clínica hematológica Santa Elena, me hicieron una analítica exhaustiva de proteínas y temas hormonales; esa analítica que, a mi parecer, deberían hacerle a cualquier mujer antes de recetarle la píldora. Fue cuando salió que tenía la proteína S alta. Eso, sumado a que sufría estrés en el trabajo y el máster que hacía por las noches hicieron un cóctel molotov que me llevó directa a la UCI".
Los expertos aclaran que, como todos los medicamentos, la píldora tiene sus efectos adversos y sus contraindicaciones. Junto a los trombos, en el prospecto, figuran otros como ánimo depresivo, cefaleas, migrañas, náuseas, trastornos menstruales, hemorragia intermenstrual, dolor mamario, mastalgia, secreción vaginal o candidiasis vulvovaginal.
Los relatos de Marina y de Adriana son excepciones, pero pueden suceder. Para evitarlos, Gutiérrez Alés pide más información y que, desde la adolescencia, se prime la educación sexual, sobre todo en materia de contracepción. Lucena añade la necesidad de que haya más conciencia sobre la importancia de acudir al ginecólogo. Adriana añade: "Quiero advertir a aquellas mujeres que no han pasado por esto y están tomando la píldora que se realicen y pidan todos los chequeos necesarios y, así, eviten situaciones como la mía".