El cáncer es una enfermedad que, por desgracia, nos resulta familiar a la mayoría de nosotros. Después de las enfermedades del sistema circulatorio, los tumores son la principal causa de muerte en España —según el Instituto Nacional de Estadística (INE), fueron culpables del 22,8% de las defunciones en 2020—. Además, en este 2022 se calcula que se diagnosticarán unos 280.100 casos de esta enfermedad en nuestro país.
Este último dato puede encontrarse en el informe Las cifras del cáncer en España 2022 que ha publicado recientemente la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). Debido a su alta incidencia, es muy posible que nos hayamos imaginado más de una vez a nosotros mismos recibiendo este diagnóstico y pensando en cómo lo afrontaríamos. Este momento es especialmente delicado cuando coincide con alguna situación delicada, como es un embarazo.
El diagnóstico de un cáncer durante un embarazo es un fenómeno poco frecuente. "Se calcula que por cada 1.000 embarazos, se diagnostica un caso de cáncer al año y que, en toda Europa, se diagnosticarán entre 2.500 y 5.000 casos cada año", explica a EL ESPAÑOL Isabel Echevarría, secretaría científica de la SEOM y oncóloga médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón de Madrid. Es decir, son casos muy raros.
Cáncer de mama
De hecho, la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) destaca en su página web que el embarazo no es un factor de riesgo de esta enfermedad: "Es decir, las mujeres embarazadas no presentan mayor susceptibilidad que las no embarazadas para padecer un cáncer". De todas formas, existen ciertos tipos de cáncer que se diagnostican con más frecuencia durante la gestación y, entre ellos, destaca el cáncer de mama.
Echevarría afirma que los cánceres de mama suponen en torno al 40% de los que se detectan durante el embarazo. De todas formas, el cáncer de mama es el más prevalente del mundo y, de hecho, según el informe de la SEOM antes citado, supuso el 12,5% de todos los cánceres que se estima que se detectaron en todo el planeta en 2020 en ambos sexos. Además, el cáncer de mama durante el embarazo podría aumentar en los próximos años.
Esto se debe, en palabras de Echevarría, a que "el riesgo se incrementa con la edad y en la sociedad occidental se ha producido un retraso en la edad de maternidad". La AECC, además, destaca que los cánceres de mama en el embarazo pueden detectarse en fases más avanzadas debido a los cambios fisiológicos que se producen en su tejido: el pecho suele aumentar su tamaño y su densidad durante este período y "esto puede dificultar la detección de masas anormales de pequeño tamaño".
Esperanza para el feto
Según la oncóloga médica, el siguiente tumor más detectado durante el embarazo es el de cérvix, que representa un 13% del total de estos casos. También pueden observarse linfomas, leucemias, cánceres de ovario o también sarcomas, tumores digestivos o melanomas, aunque en casos más aislados. El pronóstico para la madre en estos casos es variable; dependerá del tipo de tumor y del estadio en el cuál se detecte.
Para el feto, las expectativas son mejores. "Es cierto que hay mayores tasas de prematuridad y necesidad de ingresos en UCI neonatal en los recién nacidos de madres diagnosticadas de un cáncer durante el embarazo", advierte Echevarría. Pero el manejo de este tipo de cánceres se basa en dar el tratamiento adecuado a la madre y que, a la vez, garantice la seguridad del feto. En este sentido, ciertos tratamientos y ciertas pruebas diagnósticas deben restringirse para que sean seguros.
La quimioterapia, por ejemplo, está contraindicada durante el primer trimestre del embarazo, pero puede administrarse a partir de la semana 12. "Los estudios realizados en niños que recibieron quimioterapia intraútero no han objetivado toxicidades a largo plazo en estos niños, ni alteraciones en su desarrollo cognitivo, avalando la seguridad de los tratamientos durante el embarazo", dice la oncóloga.
Menos pruebas
Sin embargo, otros tratamientos como la radioterapia, las terapias dirigidas, la inmunoterapia y la hormonoterapia están contraindicadas durante todo el embarazo. Eso sí, las cirugías —excepto aquellas que se realizan sobre ciertos tumores ginecológicos— suelen ser seguras a lo largo de toda la gestación. "Uno de los principales problemas es la mayor tasa de prematuridad, que hay que intentar evitar en la medida de lo posible".
Otro de los aspectos más importantes en el abordaje de los tumores en general son las pruebas diagnósticas. En este sentido, el embarazo también puede ser un factor limitante a la hora de aplicar una u otra. Las más seguras son, según este artículo de El País, las mamografías y las ecografías, pero las resonancias magnéticas deben reservarse para el segundo trimestre y en los TAC debe utilizarse una protección.
Isabel Echevarría explica que en un caso de cáncer gestacional lo mejor es que sea atendido por un equipo multidisciplinar y llevarse a cabo en centros de referencia, "en los que exista experiencia en el tratamiento de casos de cáncer durante el embarazo. [...] Lo ideal es que el tratamiento se parezca lo máximo posible al que se hubiera hecho fuera del embarazo, pero garantizando siempre la seguridad de la madre y el niño".
La experta, además, explica que no existen ensayos clínicos con este tipo de pacientes para el avance en tratamientos específicos debido a que estos casos son muy escasos y es fundamental garantizar la salud de la madre y el bebé. Ahora bien, cada vez existe un mayor conocimiento sobre la manera en la que deben manejarse estos casos y "un esfuerzo de las distintas sociedades científicas para la elaboración de guías clínicas que ayuden en la toma de decisiones".