Las nuevas tecnologías pueden ser herramientas muy útiles para mejorar nuestra salud, si sabemos cómo utilizarlas. Gracias a ellas contamos con más información sobre autocuidado y, además, pueden motivarnos a hacer deporte a través de aplicaciones. Algunas de estas, incluso, sirven para programar dietas y entrenamientos que nos ayuden a estar más saludables. Sin embargo, algunas pueden llevarnos a confusión y un ejemplo claro en España es la creencia de que cada día debemos dar 10.000 pasos para estar saludables.
El mito de los 10.000 pasos al día ya ha sido desmentido en varias ocasiones. Una de las últimas actualizaciones científicas en este sentido es el estudio que lidera Amanda Paluch, epidemióloga de la Universidad de Massachusetts Amherst, que sostiene que la recomendación diaria de pasos debería encontrarse en torno a los 6.000, aunque depende de la edad. Para llegar a esta conclusión, los científicos elaboraron un metaanálisis con 15 estudios que reunían información de decenas de miles de pacientes de hasta cuatro continentes.
De todas formas, superar esos 6.000 pasos diarios no tiene efectos perjudiciales para la salud. Lo que está claro, según Paluch, es que según damos pasos se reduce el riesgo de mortalidad hasta llegar a un cierto número a partir del cual ya no desciende más. Este número varía entre las personas más jóvenes y las más mayores. En el pasado mes de septiembre, el equipo de Paluch publicó un artículo en la revista JAMA donde afirmaban que, en general, dar 7.000 pasos como mínimo al día reducía el riesgo de mortalidad prematura en torno a un 50% y un 70%, tal como explica este artículo de EL ESPAÑOL.
Mayores de 60
Ahora, este equipo ha aumentado los resultados de su investigación y los ha publicado en la revista The Lancet Public Health. Gracias a este metaanálisis —con información de la salud y el número de pasos diarios de 47.471 pacientes de Asia, Australia, Norteamérica y Europa— descubrieron que el 25% de los individuos que andaban más al día tenían entre un 40% y un 53% menos de probabilidades de morir en comparación con el 25% de los individuos del estudio que menos andaban cada día.
Además, estudiaron de manera concreta a la población de 60 años o más y observaron que la mayor reducción del riesgo de mortalidad se produjo cuando daban entre 6.000 y 8.000 pasos. En el estudio publicado en septiembre el equipo ya anunció que andar a un ritmo más rápido o esforzarse más no aportaba una mejoría en el resultado. En este vuelven a repetir dicha conclusión: esforzarse más al andar puede tener beneficios, pero no en el riesgo de muerte.
Las personas más jóvenes podían dar un mayor número de pasos, pero los científicos observaron que no había pruebas de que fueran a vivir más si, en vez de dar 8.000 pasos, daban 10.000. "La principal conclusión del estudio es que hay muchas evidencias que sugieren que moverse más, aunque sea un poco, resulta beneficioso. Y especialmente entre quienes realizan muy poca actividad física", ha explicado la epidemióloga de la Universidad de Massachusetts.
El origen del mito
Para los que pasamos la mayor parte del día sentados los científicos recomiendan media hora al día de actividad física intensa. Las personas mayores, por su parte, deberían realizar ejercicios de fuerza para mantener la buena salud del cerebro, los huesos y el corazón. De todas formas, fijarnos un objetivo diario de entre 6.000 y 8.000 pasos diarios y cumplirlo puede ayudarnos a aumentar nuestra esperanza de vida de una manera más sencilla.
El mito de los 10.000 pasos diarios para alcanzar una gran longevidad procede de un podómetro japonés que comenzó a venderse después de las Olimpiadas de Tokyo en 1964. Su nombre, Mampo-kei, significa literalmente 10.000 pasos y fue producido por la empresa Yamasa Clock and Instrument Company. Eligieron esta cifra por un criterio de márketing y no por sus evidencias científicas sobre la salud: se trata de un número redondo, que supone un reto, pero que a la vez es alcanzable.
De todas formas, Paluch reconoce que este tipo de mensajes son bastante útiles para promover la salud pública porque aportan un mensaje claro y sencillo. De todas formas, sostiene que es mejor dar en la diana con el número exacto de pasos necesarios para reducir la mortalidad y, de esta manera, animar a todo el mundo a que los alcance. Las cifras más altas pueden llevar a que quienes no las alcancen se sientan más desmotivados en cuanto a realizar ejercicio físico.