En 2019 murieron en el mundo 18,56 millones de personas debido a enfermedades cardiovasculares, unas 10,8 millones por cáncer y 3,97 millones por enfermedades respiratorias. En dos años de pandemia, una única enfermedad, la Covid-19, habría acabado con 18,2 millones de vidas, triplicando las cifras oficiales, según la primera estimación a nivel mundial publicada en una revista científica. En este caso, The Lancet.
El nutrido grupo de investigadores que ha llegado a esta conclusión tiene experiencia en el manejo de grandes números. Pertenecen al Institute for Health Metrics and Evaluation, entidad creada por la Funcación Bill y Melinda Gates y el estado de Washington, que realiza cada año una estimación sobre la carga de enfermedades de la población mundial, el Global Burden of Disease, Injuries and Risk Factors.
Así, han llevado a cabo una exhaustiva investigación de los registros de muertes de 191 países y los han comparado con los informes de mortalidad por todas las causas de los últimos 11 años en 74 países y 226 regiones del mundo.
No ha sido una tarea fácil: primero, porque algunos sistemas de registros de mortalidad están incompletos y, además, pueden tardar hasta 20 semanas en ponerse al día. Segundo, porque los criterios para certificar una muerte por Covid-19 varía según el país.
Tercero, porque este exceso de mortalidad puede no deberse totalmente a las muertes por Covid. Los propios autores así lo reconocen y apuntan que, aunque gran parte de estas defunciones se deberán a la infección por SARS-CoV-2, la proporción variará según el país y la región.
Incluso algunos países, como Australia, Nueva Zelanda o Singapur, registran un exceso negativo de muertes, es decir, que han observado menos fallecimientos de los esperados, posiblemente debido a que las medidas tomadas para atajar la Covid también impactaron en los riesgos de muerte por otras causas.
Sin embargo, su cálculo se parece mucho al del otro gran registro de exceso de mortalidad, el realizado por la revista The Economist, que estima que han sido 18 millones las personas que murieron por Covid-19 a lo largo de la pandemia. Con todo, el método usado por esta publicación, señalan los autores del artículo de The Lancet, no ha sido revisado por expertos independientes.
Un impacto mucho mayor
"El impacto total de la pandemia ha sido mucho mayor de lo que se ha indicado por las muertes registradas debido a la Covid-19", apuntan los investigadores. "Las estadísticas oficiales sobre muertes por Covid-19 registradas muestran únicamente una imagen parcial de la verdad carga de mortalidad".
El país que tendría un mayor exceso de muertes por Covid sería la India. Frente a las 489.000 reportadas entre el 1 de enero de 2020 y el 31 de diciembre de 2021, los autores del estudio apuntan que la mortalidad real es 8,33 veces la registrada: 4,07 millones de personas habrían muerto por la infección.
Le siguen Estados Unidos (1,13 millones) y Rusia (1,07 millones). México, Brasil, Indonesia y Pakistán superaron el medio millón de muertes, y otros seis países (Bangladesh, Perú, Sudáfrica, Irán, Egipto e Italia) rebasaron el umbral de las 250.000 defunciones.
España sería 35º país con un mayor número de muertes por Covid. El informe calcula en 162.000 las muertes causadas por la infección, frente a las 98.900 registradas oficialmente según el estudio (los datos del Ministerio de Sanidad, notificados el primer día laborable de 2022 hablaban de 89.000 muertes, pero suele haber un retraso notable en la inclusión de las cifras de fallecidos).
Esta cifra también contrasta con los 100.997 excesos de mortalidad notificados por el sistema de Monitorización de la Mortalidad diaria español, incluso con la cifra estimada por The Economist, que aventura 120.000 muertos por Covid en nuestro país.
Las diferencias alcanzan las distintas comunidades autónomas. Mientras Castilla-La Mancha registra una tasa de mortalidad de 1,32 respecto a la notificada; Cataluña, un 1,45, y Aragón, 1,48 veces, el exceso de mortalidad en Baleares es de 2,79 veces la notificada; en Canarias, 3,24 veces, y en Galicia, 2,10. De las 62.000 defunciones de más, la mitad se distribuiría, principalmente, entre Andalucía (12.200 muertes más), Cataluña (11.100) y Madrid (8.500).
"Es extraño", comenta el epidemiólogo Joan Caylá, de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona. Aunque valora muy positivamente la metodología utilizada en el estudio, considera que "le daría un valor orientativo, sobretodo, cuando dentro de un país se comparan regiones".
Precisamente, la posibilidad de comparar países y regiones –supranacionales– es el principal valor de este estudio. "Hasta ahora era complicado mirar los excesos de mortalidad de España y Alemania, por ejemplo, porque pueden no seguir la misma metodología". Con este esfuerzo, "aunque no sea perfecto, permite más comparaciones internacionales".
Por ejemplo, Estados Unidos es el país desarrollado que registra una mayor mortalidad 'real'. "En el primer año de pandemia, tenían a Trump de presidente, que chocaba mucho con los asesores científicos", recuerda Caylá. De hecho, los países con gobiernos que coquetearon con el negacionismo no salen bien parados: Brasil tiene 792.000 muertes en exceso (619.000 oficiales); Filipinas, 184.000 frente a las 53.000 oficiales.
Reino Unido, que ha seguido una política intermitente de restricciones y libertad, contabiliza un exceso similar a las defunciones notificadas, si bien sigue siendo uno de los países europeos con más muertos por Covid.
Regiones más perjudicadas
Con todo, Europa central y del Este es una de las regiones con un mayor exceso de mortalidad en todo el mundo, con Polonia (214.000 muertes), Alemania (203.000) y Ucrania (181.000) siendo los países más afectados. Centro y Sudamérica, Oriente Próximo, el sur de Asia y el sur de África son las regiones más afectadas.
Las causas para estos excesos de mortalidad, más allá de la Covid, son variadas. Por un lado, se ha teorizado que la disminución de la atención sanitaria, la reducción de las coberturas vacunales y el aumento de las tasas de ansiedad y depresión –y, consiguientemente, el de suicidios– pueden explicar en parte esas diferencias.
En el lado contrario, la reducción de contaminantes en el aire durante los meses de los confinamientos estrictos pueden haber impactado positivamente en la muerte por enfermedades respiratorias crónicas, y los fallecimientos por gripe y virus respiratorio sincitial se redujeron un 80% entre enero y marzo de 2021, según la OMS.
Joan Caylá recalca el buen hacer de los países que han seguido estrategias de 'cero Covid'. Australia tendría 18.100 muertes menos de las esperadas a pesar de las 2.250 notificadadas oficialmente. Nueva Zelanda, 872 menos; Singapur, 1.770 en negativo. "A estos países les ha ido muy bien con la economía y la salud, pero los que han navegado entre dos aguas, como España, en ninguno de los dos campos".
No obstante, la llegada de ómicron ha supuesto un cambio de tendencia, registrando en los últimos meses el mayor número de muertes de toda la pandemia. Hong Kong es un caso paradigmático en este sentido: de apenas registrar dos centenares de muertes a lo largo de estos dos años a sumar 2.600 en apenas tres semanas.
Los autores esperan que las coberturas vacunales y la aparición de nuevas variantes continúen modificando las tendencias en los excesos de mortalidad. Pero lo que tienen claro es que la magnitud de esta pandemia ha sido mucho mayor de lo que las cifras nos han estado contando todo este tiempo.