El cáncer de estómago es uno de más frecuentes en el mundo. Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en 2020 se detectaron 1.089.103 tumores de este tipo, por detrás del de mama, pulmón, colon y próstata. También se le incluye dentro de la lista de los más responsables de muertes a nivel mundial, ya que en dicho año fallecieron 768.793 personas por su culpa. De hecho, fue el cuarto con más mortalidad, siendo superado tan sólo por el cáncer de pulmón, colorrectal y hepático. En España, fallecieron casi 5.000 personas.
Ante la gran incidencia y los altos índices de muertes de este tumor, es importante tener en cuenta qué es exactamente el cáncer de estómago y cuáles son sus primeros síntomas para estar alerta, sobre todo porque que en la mayoría de países occidentales no hay un sistema de cribado.
El cáncer de estómago, también conocido como cáncer gástrico, puede atacar a cualquier parte del estómago. No obstante, la mayoría de estos tumores se originan en la mucosa y, según la Sociedad Estadounidense contra el Cáncer (ACS, por sus siglas en inglés), se puede decir que más del 90% son adenocarcinomas. Otros tipos, con menos incidencia, son los linfomas, los sarcomas, los tumores neuroendocrinos y los melanomas.
Decíamos que en los países occidentales no hay sistema de cribado porque la incidencia en esta zona geográfica no es muy alta. Por ejemplo, Japón sí que incluye pruebas de detección rutinarias, ya que es el país donde más casos se concentran. También es muy común en Corea, China, Sudamérica, Europa del Este y algunos países del Oriente Medio.
Aunque no están muy claras sus causas, se cree que estas diferencias geográficas se deben a elementos ambientales, genéticos y el tipo de alimentación, que son tres de los varios factores de riesgo que se estiman para el desarrollo de esta enfermedad. Por ejemplo, una dieta baja en frutas y verduras frescas facilitará su progreso.
El tabaco o tener condiciones predisponentes, como antecedentes familiares, cirugías gástricas previas, gastritis crónica atrófica, anemia perniciosa, pólipos gástricos, infección por Helicobacter Pylori o reflujo gastroesofágico, son también otros factores considerados de riesgo para el crecimiento de este tumor.
Asintomático hasta etapas avanzadas
El peligro que tiene el cáncer de estómago es que suele ser asintomático hasta etapas avanzadas. No obstante, sí hay una serie de señales que puede presentar el paciente y que pueden ponerle en alerta, como indigestión, pérdida de peso, dolor abdominal en la parte superior, cambios en el ritmo intestinal, no tener apetito y hemorragias digestivas.
Dichas hemorragias pueden ser de varios tipos y presentarse de distintas formas, como vómitos con sangre roja o de color muy oscuro o mediante sangre en las heces.
El tumor también puede indicar su presencia con sensación de plenitud precoz, que se da cuando una persona tiene la percepción de estar lleno después de haber comido poco, o con la aparición de un cansancio anómalo.
Si bien, desde la SEOM advierten que este tipo de síntomas pueden ser indicativo de otras enfermedades, como una gastritis, por lo que es recomendable acudir siempre a un especialista para que pueda discernir correctamente lo que se trata y activar el protocolo de detección del tumor si fuese necesario.
Uno de las vías de detección es la exploración física, ya que el cáncer de estómago también se manifiesta con hechos palpables, como nódulos en el abdomen, ascitis (acumulación de líquido en el abdomen) y/o con ganglios aumentados de tamaño en la base del cuello o en las axilas.
Fórmulas de prevenirlo
Aunque no existe una fórmula matemática que indique cómo se puede evitar desarrollar esta enfermedad, desde la comunidad médica dictan una serie de recomendaciones para intentarlo. Por ejemplo, prestar especial atención a la dieta es un pilar fundamental; se recomienda seguir una alimentación con un alto consumo de vegetales, frutas frescas y con reducción de ingesta de salazones y ahumados.
No fumar es también una herramienta importante, así como tratar las dolencias provocadas por el Helicobacter pylori, cuya infección crónica está reconocida como carcinógeno humano conocido.
Hay que tener en cuenta que el riesgo de desarrollar un cáncer gástrico aumenta a partir de los 50 años y que su punto álgido se produce cumplidos los 70. Además, es dos veces más común en hombres que en mujeres, por lo que son estos grupos los que deben estar más atentos a sus síntomas.