La ciencia de la salud es cada vez más efectiva, pero también entraña más riesgos. Esta máxima es todo un hándicap para la bioética, ya que, por normal general en la medicina se tiende a 'hacerlo todo hasta el final', cuando a veces el riesgo está en hacer demasiado. Plantearse la pregunta de cuando parar, sin embargo, no es una cuestión fácil. También es algo que, por miedo, vergüenza o desconocimiento, no siempre sale del paciente, que asume de forma inconsciente las decisiones de su médico.
Para el neurocirujano Christer Mjåset, vicepresidente de la Asociación Noruega de Medicina, siempre había sido así hasta que, un día, le dijo a una paciente con una hernia de disco cervical que tenía que ser operada. "¿Doctor, es realmente necesario?", preguntó ella.
Ahí, este médico se dio cuenta de que no, que no era necesario, que era el camino que él había escogido sin tener en cuenta los deseos de su paciente. Fue así como le comenzaron a surgir una serie de dudas para las que encontró unas respuestas bastante reveladoras.
A su juicio, se percató de que la sociedad está siendo "sobretratada" con fármacos u otros tratamientos que, realmente, no son imprescindibles. "Tres de cada diez doctores os prescribirán algo que no es necesario", explicaba el experto en la charla TED sobre el tema.
No obstante, Mjåset no culpa a sus compañeros de profesión de este problema. Cree que tanto él como el resto actúan bajo las demandas de los pacientes y la premisa de que hacer algo siempre será mejor que no hacer nada.
Esto, por cierto, recuerda bastante a la discusión sobre el efecto placebo y la receta de medicamentos con baja evidencia científica sólo por el hecho de prescribir algo para generar tranquilidad en el paciente.
Por eso, el neurocirujano pide a la población que interiorice cuatro preguntas y que las plantee siempre antes de embarcarse en algún tratamiento, sobre todo si es de importancia: ¿es realmente necesario? ¿Cuáles son los riesgos? ¿Hay otras opciones? ¿Qué pasa si no hago nada?
Decisiones compartidas
"Esta es una TED Talk que acostumbro a poner a mis estudiantes de medicina porque yo creo que no es lo que todo paciente debería preguntar, sino lo que todo médico debería introducir", explica al otro lado del teléfono Montserrat Esquerda, médico, psicóloga y directora general del Institut Borja de Bioética de la Universitat Ramon Llul.
Recién publicado su libro, Hablar de la muerte para vivir y morir mejor (Alienta), esta profesional pone sobre la mesa un debate que lleva a cuestas la bioética prácticamente desde su fundación, ¿cuál es la mejor opción para los pacientes?
Es una pregunta complicada, sí, pero lo cierto es que tiene respuesta y es la propia Esquerda quien la da: "La respuesta es depende y no la podrá dar el médico, con sus conocimientos técnicos. Dependerá de lo que más valore el paciente en ese momento concreto de su vida".
Por eso, para ella estas cuatro preguntas son tan importantes, porque ayudarán al médico y al paciente a llegar a la toma de decisiones compartida, que debe ser el paso previo a comenzar cualquier tratamiento.
"Pongamos un pequeño ejemplo", ilustra Esquerda en su libro. "Un paciente de sesenta y ocho años con un cáncer de pulmón en estado avanzado. Ya ha realizado cinco protocolos estándar de quimioterapia. A partir de ese momento, pueden plantearse varias opciones: ser derivado a cuidados paliativos para abordar los síntomas y priorizar el confort, ser derivado a otro hospital donde se ha iniciado un ensayo en este tipo de cáncer o probar otra combinación de fármacos con muy pocas probabilidades de éxito y muchos efectos secundarios".
Lo que más le conviene a ese paciente, desde el punto de vista de la bioética, es lo que él mismo considere. Se le deben plantear las cuatro preguntas de Mjåset y, una vez obtenida toda la información, él podrá valorar.
"El problema va a estar siempre en que haciendo algo asumes un riesgo y en que no haciendo nada asumes otro, pero es que por defecto pensamos siempre que el riesgo de hacer es más bajo que el de no hacer, cuando no es así", aclara Esquerda.
Más tiempo
Con todo el abanico disponible de opciones que brinda ahora la medicina, como en el caso expuesto del cáncer de pulmón, la toma de decisiones se presenta como algo mucho más complejo y, por eso, precisa que se le dedique más tiempo a parar y a pensar sobre ellas. "Esto es como mínimo lo que se debe hacer para empezar a hablar de los tratamientos, aunque, evidentemente, hay que tener tiempo para hacer, que ya es otra cuestión", apuntilla la profesional, que deja en el aire el tema de los tiempos frenéticos en los que se mueve la salud hoy en día.
Sin embargo, el tiempo no debe mandar sobre la salud y es importante que cada paciente valore de forma adecuada las respuestas a las cuatro preguntas que nos atañen. Además, es algo que debe hacer siempre, no sólo cuando se trate de enfermedades cruciales.
El propio Christer Mjåset afirma en su charla TED que en los últimos años se ha demostrado que una terapia regular para la rodilla puede llegar a tener tan buenos resultados como una operación.
Por ejemplo, un ensayo publicado en The New England Journal of Medicine constató que, en el caso de la artroplastia de rodilla (cirugía para reemplazar una parte dañada), la eficacia conocida es del 85%. Sin embargo, también se concluyó que un 15% de los pacientes no mejora, además de los riesgos que entraña la operación. Mientras, un 65% encontraba mejoría eficaz con un tratamiento de fisioterapia, dieta, plantillas y analgésicos.
Las cuatro preguntas de rigor ya estarían respondidas. Ahora, ¿qué hacer con estos pacientes? Pues como diría Esquerda, depende: "Con el conocimiento debido, siempre será el propio paciente el que decida lo mejor para él".