Lo más probable es que pienses que las garrapatas representan un mayor peligro para tu perro que para ti mismo. Sin embargo, su presencia cada vez es mayor debido al aumento de las temperaturas y su mordisco lleva asociadas varias enfermedades. Una de ellas es la enfermedad de Lyme, que lleva el nombre de un pequeño pueblo de Connecticut (Estados Unidos) y que deja como marca identificativa un sarpullido rojo con forma de "ojo de buey". A este sarpullido se le llama eritema migratorio porque se va haciendo más grande con los días.
Durante el último Día Internacional de la lucha contra la enfermedad de Lyme —que se celebra todos los 17 de mayo—, el Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) publicó un informe impactante sobre el estado de la patología en España. Entre los años 2005 y 2019 se ha producido el aumento de las hospitalizaciones por esta causa en nada menos que un 191% —con un total de 1.865 pacientes ingresados— y el área geográfica predominante de esta había aumentado, según este comunicado del Ministerio de Ciencia e Innovación.
La enfermedad de Lyme es la que más transmiten las garrapatas a los humanos en Europa occidental, cada año se cuentan 200.000 casos en esta región. Se considera una patología emergente y en España es una enfermedad de declaración obligatoria autonómica. Los lugares más frecuentes para contraer esta enfermedad son aquellos en los que habitan las garrapatas. Este tipo de ácaros grandes se desarrolla con más frecuencia en zonas boscosas y de hierbas altas.
La bacteria culpable
Su ciclo vital está muy relacionado con las temperaturas externas y, por eso, el aumento debido al calentamiento global está favoreciendo que cada vez habiten territorios más amplios. No todas las garrapatas transmiten esta enfermedad, sólo aquellas que portan alguna de las bacterias del género Borrelia. Estos microorganismos son, realmente, los causantes de la enfermedad que, además del eritema migratorio, producen otros síntomas a corto plazo e, incluso, a largo plazo si no se atiende la enfermedad con rapidez.
Junto con su característico sarpullido, la enfermedad de Lyme provoca fiebre, cansancio y dolor en las extremidades. Es decir, síntomas que pueden confundirse con una gripe y, por eso, muchas veces esta enfermedad se detecta tarde. El tratamiento temprano para esta enfermedad consiste en la administración de antibióticos que, en la mayoría de casos, son efectivos. Sin embargo, si la enfermedad progresa, pueden desarrollarse problemas cardiovasculares e, incluso, del sistema nervioso.
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De hecho, el informe del ISCIII señala que la que la presentación clínica más frecuente en las hospitalizaciones en esos 15 años era neurológica. Si el diagnóstico de la enfermedad de Lyme se retrasa puede dar lugar a una neuroborreliosis, que es una infección neurológica grave. Esta afección del sistema nervioso está registrada por el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) en la lista de enfermedades bajo vigilancia desde el año 2018.
Cuidado con las garrapatas
Además, la infección ocasionada por la enfermedad de Lyme puede también llegar a originar enfermedades cardiovasculares. La más conocida es la carditis de Lyme que, según este artículo de The Conversation, "ocurre aproximadamente en el 1% de los infectados. Se trata de un 'bloqueo cardíaco' que puede hacer que el corazón lata de manera peligrosamente irregular". Entre los años 1985 y 2019 se han registrado un total de once muertes por carditis de Lyme.
La manera de protegerse de la enfermedad de Lyme consiste en llevar ropas que cubran la mayor parte del cuerpo —camisetas de manga larga y pantalones largos— para evitar la mordedura de la garrapata. Se calcula que en las zonas de riesgo de Europa entre el 5% y el 40% de las garrapatas están infectadas con la bacteria que produce la enfermedad. Además, las políticas para frenar el calentamiento global también puede ser útil para mantener acotada esta enfermedad.