Dicen que el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. En el caso de la Covid, pronto tendremos que utilizar las dos manos para contarlas. El aumento de los indicadores en la última semana nos avisa de que, de no tomarnos en serio lo que viene, podemos llevarnos la misma sorpresa que cuando ómicron irrumpió a finales del año pasado.
Los datos publicados este viernes no dejan lugar a dudas de que se avecina una octava oleada del coronavirus, si contamos a la ola 'oculta' de abril y mayo como la séptima. Las comunidades autónomas han notificado 68.186 contagios más de Covid-19 frente a los 48.272 el mismo día de la semana pasada, de los que 33.664 se han producido en mayores de 60 años. Así, la incidencia media en este grupo de población se sitúa ya en 755,71 en los últimos 14 días por 100.000 habitantes, frente a los 653 del martes pasado.
Sin embargo, la cifra realmente preocupante es la que ofrecen los hospitales, que han visto como el número de pacientes Covid se ha incrementado de forma muy significativa en sólo una semana. Si el viernes pasado había 6.788 camas ocupadas por enfermos con Covid, este viernes la cifra es ya de 8.205, es decir, 1.417 camas más. Las UCI también han sufrido un aumento con respecto al pasado viernes y han pasado de 340 pacientes ingresados a 388.
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La situación se torna especialmente preocupante en comunidades como Madrid, donde la incidencia a 14 días en los mayores de 80 años, el grupo más vulnerable, es de 1.749,8. Le siguen Canarias, con una incidencia de 1.397,8, y Castilla La Mancha, con 1.138,4.
Vacaciones del personal
El número total de hospitalizados todavía está lejos de los tiempos más duros de ómicron, donde se rozaron las 20.000 camas con pacientes Covid. En las UCI la tendencia es más positiva. Sin embargo, las –merecidas– vacaciones estivales del personal sanitario merma la capacidad de los hospitales de atender a un número cada vez mayor de pacientes ingresados.
A esto se le suma la incidencia de otras enfermedades respiratorias. Gripe y virus respiratorio sincitial no suelen ser un problema en esta época del año, pero la pandemia lo ha puesto todo patas arriba. La primera comenzó a azotar a la población en marzo, a medida que la sexta ola Covid se desvanecía y, aunque ya ha superado su pico, la positividad todavía es alta, por lo que no hay que desdeñarla.
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Respecto al virus respiratorio sincitial o VRS, el año pasado se desató en verano. Repuntó a principios de otoño para luego desaparecer, pero los pediatras ya están empezando a constatar un aumento de las bronquiolitis (las infecciones respiratorias en menores de dos años). En la población mayor, sus enfermedades crónicas pueden verse exacerbadas con un contagio de un virus menos inofensivo de lo que parece.
Las urgencias de muchos hospitales ya están viviendo episodios de colapso, acuciados o no por el coronavirus. Por ejemplo, Pablo Herrero, facultativo de Urgencias del Hospital Central de Asturias, avisaba esta semana el "récord histórico de pacientes atendidos" en su centro: 453 en 24 horas. "Igual hay que plantearse las razones de estas cifras tan altas y buscar soluciones", sostenía.
La ola oculta en primaria
La atención primaria fue la principal damnificada de la sexta ola y no se ha recuperado todavía de ella. El Sistema de Vigilancia de la Infección Respiratoria Aguda, que se encarga de la observación centinela de la evolución de los virus respiratorios, indica que las tasas de Covid-19 en atención primaria aumentan "por segunda semana consecutiva en todos los grupos de edad excepto en el grupo de 5-14 años y en los mayores de 65 años".
Aunque las cifras oficiales indican un aumento de los casos y de la incidencia, estas pueden ser incluso mayores. La positividad, es decir, el porcentaje de casos que dan positivos tras someterlos a una prueba Covid, se sitúa por encima del 30% en la población mayor de 60 años, por encima del pico de la ola ómicron. Ya lo hizo durante abril y mayo, pero en la última semana ha superado ese récord. Lo ideal es que la positividad se sitúe en entre el 5% y el 10%, según la OMS. Una cifra tan alta indica que hay numerosos casos que no se detectan.
Esta presión ya se está viendo en algunos centros. "Son las 10 de la mañana y ya he visto 10 casos de Covid. Me recuerda el inicio de la pandemia con las llamadas telefónicas todos con los mismos síntomas", apunta en Twitter la médica Ana Barrasa.
Al igual que los hospitales, las vacaciones del personal sanitario también afecta a la marcha de los centros de salud. A esto se suma otra situación: la precariedad del primer nivel asistencial y la falta de médicos está provocando cierres en puntos de atención continuada en comunidades como Aragón y Navarra.
Variantes y reinfecciones post-ómicron
Durante la sexta ola se contagió más gente que en todos los meses anteriores de pandemia. Medio año después, la inmunidad generada comienza a bajar, dejando a las personas más expuestas al virus. Algo similar pasa con las vacunas: aquellos que no se contagiaron antes recibieron su dosis de refuerzo más o menos por las mismas fechas, y la inmunidad generada en ese momento ha ido reduciéndose con el paso de los meses.
A esto se le suma la presencia de las subvariantes BA.4 y BA.5. El Centro Europeo para el control de Enfermedades ya ha advertido de que en las próximas semanas serán las dominantes en Europa, provocando un aumento de los casos. En España, su presencia ya oscila entre el 5,4% y el 64,9%, dependiendo de la comunidad.
Estas variables son más transmisibles, que BA.2, subvariante de ómicron predominante en nuestro país durante la primaver, que a su vez era más contagiosa que BA.1, la variante ómicron original. Pero, además, BA.4 y BA.5 evitan eficazmente la inmunidad previa generada por las subvariantes previas e incluso las tres dosis de la vacuna, por lo que es más que previsible que las reinfecciones se disparen.
Con todo, no está demostrada que estas variantes generen una enfermedad más grave, y la evidencia científica recogida hasta el momento pone de manifiesto que la protección frente a formas severas de la enfermedad se mantiene gracias a las vacunas y a infecciones previas.
Sin embargo, tal y como nos demostró la sexta ola, aunque el porcentaje de contagiados que evoluciona a formas graves de la enfermedad sea menor, si el número de infecciones es masivo la cifra total de enfermos graves también se dispara.
El primer veran post-pandemia sin restricciones tiene una dura prueba. Los tiempos en que había que consultar qué medidas anti-Covid estaban vigentes parecen muy lejanos, pero en realidad no lo están tanto, literal y metafóricamente. La pregunta es cuántas veces estaremos dispuestos a tropezar en la misma piedra.