¿Por qué se resiste tanto la cura del alzhéimer a la investigación científica? Esta es una pregunta que, recientemente, abordaba EL ESPAÑOL preguntando a los expertos en la materia. El portavoz de la Sociedad Española de Neurología (SEN), Guillermo García Ribas, explicaba que eran varias las causas que responden a la cuestión, como la dificultad para ver el cerebro o los tiempos que maneja la industria farmacéutica. Sin embargo, había una que prevalecía sobre todas ellas: el desconocimiento del origen de la enfermedad.
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Ahora, un estudio publicado en Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología, arroja algo de luz sobre un factor de riesgo relacionado con el origen de la demencia (El alzhéimer es el tipo de demencia más común). Y no, no es nada que tenga que ver con la cabeza. Al parecer, las personas con hígado graso no alcohólico tienen un 38% de probabilidades más de sufrir este problema.
La demencia, en sí, no es una enfermedad específica. Es un término que se emplea para describir una amplia gama de síntomas, como deterioro de la memoria, cambios en las habilidades del pensamiento, pérdida de capacidad de razonamiento, disminución de la concentración o cambios en el comportamiento.
Por ejemplo, la enfermedad de Alzheimer afecta primero a la parte del cerebro relacionada con el aprendizaje, por lo que los primeros síntomas suelen ser cambios en la memoria, el pensamiento y la capacidad de razonar. Al ser una dolencia que avanza con el paso del tiempo, van apareciendo otros problemas, como la confusión y los cambios en el comportamiento.
El drama del alzhéimer es el gran número de personas a las que afecta. Las cifras en España hablan entre 700.000 y 800.000 personas, según el Censo de personas con alzhéimer y otras demencias, y se estima que para el año 2050 el número de enfermos se habrá duplicado, por lo que se acercará a los dos millones de personas. De ahí, la importancia de hallazgos como el de esta investigación.
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Tratamientos para el hígado
"Nuestro estudio muestra que la enfermedad del hígado graso no alcohólico está asociada con el desarrollo de demencia, que puede ser impulsada, principalmente, por daño vascular en el cerebro", explica Ying Shang, epidemióloga en el Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) y la investigadora principal del estudio. "Estos resultados resaltan la posibilidad de que el tratamiento dirigido hacia la enfermedad hepática pueda reducir el riesgo de sufrir demencia", sentencia.
Para llegar a esta conclusión, junto a su equipo, analizó una muestra de 31.255 personas. De entre ellas, 2.898 habían sido diagnosticadas con la enfermedad del hígado graso no alcohólico. A los cinco años, de estos últimos, 145 desarrollaron demencia, frente a las 1.291 personas que lo hicieron en el otro grupo. En comparación, la incidencia era mayor.
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Además, el porcentaje de probabilidades asciende si la persona, además del hígado graso, sufría también una enfermedad cardíaca. En este caso, hay un 50% más de riesgo.
Como señala Shang, una de las explicaciones para estos resultados puede deberse a un flujo sanguíneo inadecuado provocado por deficiencias en las venas hepáticas, lo cual estaría causado por la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Ácido omega-3
Otros estudios apoyan los resultados de esta investigación, pero encuentran explicaciones diferentes a la aportada por la epidemióloga. Es el caso de un informe presentado en 2018 en la Conferencia Internacional de la Asociación de Alzheimer, cuya hipótesis para la asociación entre el hígado y la enfermedad se debe a los plasmalógenos, una clase de lípidos sintetizados por el hígado y que contienen ácidos grasos de cadena larga, como el ácido omega-3 docosahexaenoico (DHA), fundamental para el adecuado funcionamiento del cerebro.
Al parecer, aquellos que presentaban menos niveles de plasmalógenos eran más propensos a desarrollar alzhéimer.
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Igual ocurría con los pacientes examinados por un equipo de la Universidad de California y Kentucky. Los diagnosticados con la enfermedad de Alzhéimer no eran capaces de hacer bien la síntesis del ácido omega-3 docosahexaenoico (DHA).
Enfermedad en expansión
Sea cual sea la causa, de momento, con la aparición del hígado graso en el tablero de juego, se abre otra vía de investigación. El problema es que hay que conseguir atajar los tiempos en los que se producen, ya que, el tiempo planea en contra. Según la Fundación Española para el Estudio del Hígado, esta enfermedad tiene cada vez más incidencia en la población. Actualmente, uno de cada cuatro españoles la sufre.
La diabetes tipo 2 y la obesidad son dos de los factores de riesgo que contribuyen al desarrollo de esta dolencia hepática. De hecho, se estima que ocho de cada diez adolescentes con obesidad la tiene.
El ejercicio se presenta así como un gran aliado para su prevención. Además, como diría el refrán, se estaría 'matando dos pájaros de un tiro', ya que, como confesaba el portavoz de la Sociedad Española de Neurología, "la actividad mental es importante para cuidar el cerebro, pero se está observando que la actividad física regular lo es más".