Han pasado ya cinco años de la muerte de Pablo Ráez, aquel joven que utilizó las redes sociales para concienciar a España de que a través de la donación de médula se salvan muchas vidas. Este joven malagueño se encontraba luchando contra una leucemia mieloblástica aguda, un cáncer del que se diagnostican más de 900 casos al año en los jóvenes españoles, según la Fundación Josep Carrera (FJC).
La leucemia aparece cuando los glóbulos blancos de la sangre se transforman en células malignas cancerosas. Aunque realmente el pronóstico de esta enfermedad varía según cuál de los cuatro subtipos de leucemia es el diagnosticado. Debido a esta heterogeneidad, es importante realizar una detección precoz a costa de evitar los efectos devastadores que pueden acabar con la vida del niño en días.
Pese a que su origen no está aclarado aún, se trata de un cáncer de sangre que se produce por la aparición de células anómalas que se infiltran en la médula ósea. Es por esto que el examen de la médula forma parte de la prueba para detectar la leucemia. Aunque lo mejor, como primer paso, será realizar una muestra de sangre, ya que las células leucémicas invaden la sangre y otros órganos, impidiendo un correcto funcionamiento de los mismos.
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El investigador Isidro Sánchez-García, del Centro de Investigación del Cáncer (CISC-Universidad de Salamanca), ha coordinado este año un estudio que "podría prevenir la leucemia infantil". Aunque todavía no ha sido probado en personas, de los 29 ratones tratados con el fármaco ruxolitinib, solo uno de ellos desarrolló la enfermedad. Y es que el principal objetivo de esta investigación es evitar las células preleucémicas.
Por qué en niños
Dentro de los cuatro subtipos que existen, la leucemia mieloide aguda es el tumor más frecuentes en los menores de 15 años: representa un 32% de los cánceres durante este período, según la FJC. En la mayoría de los casos se desconocen las causas específicas, pero un pequeño porcentaje de los pacientes coincidían en tener una enfermedad genética como, por ejemplo, el síndrome de Down.
En el caso de la linfoblástica aguda, que es el cáncer más frecuente en niños, se conocen más causas que pueden provocarlo. Además de las enfermedades genéticas, la exposición a radiaciones antes de nacer o haber recibido quimioterapia previamente aumentan la posibilidad de padecer este tipo de leucemia.
El aspecto negativo de estos síntomas de la leucemia es que pueden confundirse, a simple vista, con los de una infección por virus. Es por esto que si los síntomas persisten a las dos semanas, se recomienda realizar una analítica sanguínea. Con más razón si se trata del hermano de un niño con leucemia, quienes, comparados con otros niños, tienen un pequeño aumento del riesgo de padecerla.
Uno de los síntomas que se encuentra en la mayoría de los casos es el dolor en las articuaciones y en los huesos, lo cual puede desembocar en una cojera provocada por la invasión de la médula ósea por las células leucémicas. Además, las plaquetas bajas causan en algunas ocasiones la aparición de pequeñas manchas rosadas en la piel. Este tipo de síntomas llaman más nuestra atención, pues no suelen darse tan a menudo. Sin embargo, la fiebre y el cansancio también son indicios de una posible leucemia.
En el caso de la leucemia linfocítica aguda, con frecuencia afecta a un pequeño órgano que se encuentra en el pecho, el timo. Esto nos genera dificultad a la hora de respirar y tos. Aunque se puede agravar este síntoma si el timo continúa agrandándose: causa el denominado "síndrome de la vena cava superior", que puede provocar hinchazones en el rostro, mareos o alernaciones del estado de conciencia.
Leucemia en adultos
Si bien es cierto que la leucemia es uno de los cánceres que más afecta a los jóvenes, tampoco puede generar tranquilidad en personas de mayor edad. Según la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), en España se detectan cada año 5.000 casos de leucemia en adultos. Además, esta enfermedad afecta prácticamente por igual a mujeres y hombres. Aunque el pasado año se produjero un mayor número de fallecimientos por leucemia en varones.
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El tipo más común en adultos es la leucemia mieloide aguda, que afecta en su mayoría a pacientes que se sitúan en la franja de los 60 a los 75 años. De hecho, representa el 40% de todas las leucemias en el mundo occidental, según la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia.
El tratamiento para este tipo de enfermedades varía según el paciente. En el caso de los considerados de riesgo estándar la cura se basa siempre en quimioterapia intensiva, seguida de una fase de consolidación y mantenimiento, que suele tener una duración de dos años. A los pacientes de alto riesgo se les realiza un transplante de médula ósea a partir de un donante compatible.
Recientemente se ha experimentado con la inmunoterapia para acabar con la leucemia linfoblástica aguda. Se trata de un tratamiento que ataca directamente a las células leucémicas. Aunque aún se está investigando si en un futuro podrá emplearse con éxito en la fase inicial de esta enfermedad.