Adriana Lastra presentaba este lunes 18 de julio su dimisión como vicesecretaria general del PSOE. Según explicaba en un comunicado, los motivos de su decisión derivan de "cambios importantes" en su vida personal que le exigen "tranquilidad y reposo". Según se ha podido saber, la política está embarazada.
Tal y como ha detallado la hasta ahora 'número dos del PSOE', su condición médica le ha obligado a tomar una baja laboral que se va a prolongar "aún un tiempo" y, aunque no ha trascendido que tenga ningún problema de salud, ya sólo su edad, 43 años, hace que el embarazo se convierta en un asunto delicado.
Según la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia, los estudios existentes señalan que la fertilidad de la mujer alcanza el máximo entre los 20 y 24 años, disminuye relativamente poco hasta los 30-32 y, después, se reduce de forma progresiva y con mayor rapidez a partir de los 40.
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Como valora el organismo, "la naturaleza ha preparado al organismo de la mujer para que las mayores probabilidades de concepción ocurran en la década de los 20 años", por lo que, fuera de esa etapa, el embarazo se puede tornar en una cuestión complicada.
El primer problema al que se deben enfrentar las madres tardías es el mayor riesgo de aborto. En cifras de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional, el peligro de que eso suceda es del 35%, entre los 40 y 45 años, y del 45% a partir de los 45.
Una investigación publicada en la revista Obstetrics and Gynecology llegaba a la misma conclusión. Analizando una muestra de 369.516 embarazos, comprobaron que las mujeres de 40 años o más tenían más riesgo de tener un aborto espontáneo.
Entre las posibles razones que se esgrimen para que esto suceda es la disminución de la calidad de los óvulos, junto con enfermedades que suelen estar asociadas a la edad, como la presión arterial alta.
Anomalías cromosómicas
El mismo estudio, además, comprobó que los bebés nacidos de mujeres de 40 años o más tienen más probabilidades de desarrollar anomalías cromosómicas como la que causa el síndrome de Down. Como detalla la guía de la Asociación Española de Pediatría, esta condición tiene una incidencia de 1 de cada 800 nacidos y va aumentando según la edad materna. Según los expertos, a los 40 años se habla ya de 1 de cada 105 embarazos.
Además, la Clínica Mayo apunta a otros problemas, como más riesgo de padecer diabetes gestacional, una variante que sólo ocurre durante esta etapa. Para tratarla, suele bastar con dieta para controlar estrictamente el nivel de azúcar en sangre y actividad física. No obstante, a veces puede precisar de alguna medicación específica.
Si no se vigila, la diabetes gestacional puede entrañar peligros tanto para la madre como para el bebé, ya que puede derivar en un parto prematuro o en un incremento de la presión de la mujer, lo que, de nuevo, nos lleva a problemas antes citados, como un posible aborto.
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Si bien estas son las advertencias de la comunidad científica, cada vez más mujeres retrasan la edad de quedarse embarazadas. Según los últimos datos del INE, la edad media de partos en mujeres españolas es de 33 años.
El incremento de esta cifra con el paso de los años deriva de múltiples factores, desde la incorporación de la mujer al mercado laboral hasta la inestabilidad económica, que provoca, entre otras cosas, que los jóvenes se independicen cada vez más tarde y retrasen su deseo de formar una familia.
El problema, como denuncia Yosu Franco, profesor de Medicina y Reproducción Asistida en la Universidad de Deusto, en un artículo para The Conversation, es que la creencia de que se puede tener un hijo de manera natural a edades tardías está muy extendida en la sociedad, cuando la realidad es que sólo una de cada 100 mujeres pasados los 43 años que quiere ser madre, lo consigue.
Para todas ellas, la recomendación general es vigilancia extrema durante el embarazo y descanso, algo que Adriana Lastra ha acatado con su baja laboral.
El drama del estrés
Además, en el caso de la política se suma el estrés añadido al cargo que ostenta, un factor que también entraña contingencias a la hora de tener un bebé. Según un metaanálisis comandado por Rafael A. Caparrós-González, profesor de Ciencias de la Salud en la Universidad de Granada, los hijos de mujeres con altos niveles de estrés en el embarazo tienen un mayor riesgo de sufrir cólico de lactante y obesidad. También es más probable que sean del espectro autista.
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Tal y como explica el experto en un artículo para The Conversation, el estrés materno puede modificar los niveles de la hormona cortisol —la hormona del estrés—, que es capaz de atravesar la placenta y llegar al bebé antes de nacer.
Eso puede derivar en problemas de desarrollo para el niño, que puede presentar a la larga complicaciones para aprender a andar o hablar. "La conclusión más inmediata es que una buena estrategia para mejorar la salud de los recién nacidos sería reducir en lo posible la cantidad de estrés a la que están expuestas las mujeres embarazadas", sentencia Caparrós-González.
La SEGO también advierte de los peligros del estrés materno durante el embarazo. Incluso avisan de que una exposición excesiva al estrés durante la vida intrauterina puede relacionarse con la aparición de consecuencias cognitivas negativas durante la infancia y adolescencia.
Por eso, recomiendan realizar diagnósticos de estrés prenatal entre los cuidados habituales prestados a las mujeres embarazadas.