"¿Qué le pasa a Jordi Roca en la voz?", se preguntaban muchos telespectadores de la final de MasterChef 10. Los concursantes habían viajado a El Celler de los hermanos Roca en Girona, y tenían que replicar un menú preparado por los tres grandes cocineros, Jordi, Pitu y Joan. Este último, especializado en repostería, tuvo que ser subtitulado al no poder hablar más que en susurros.
El chef padece una enfermedad neurológica denominada distonía cervical, algo que reveló en 2017 en su cuenta de Instagram. Esta afección de la región del cuello y la garganta ya le había sido diagnosticada con anterioridad, pero su manifestación en forma de "severa afonía" fue lo que le impulsó a hablar de ello en público. "Lo digo más que nada para que no me sigan ofreciendo própolis ni caramelos de eucalipto ni infusiones de miel y limón", comentaba con humor.
La distonía es un trastorno del movimiento en el que "los músculos se contraen involuntariamente y causan movimientos repetitivos o de torsión", explica la clínica Mayo. Cuando afecta a la totalidad del cuerpo, se denomina distonía general, aunque también puede afectar a dos o más partes adyacentes -distonía segmentaria- o a una región concreta del cuerpo -distonía focal.
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La distonía cervical que sufre Roca también se conoce como 'tortícolis espasmódica' porque hace que los músculos del cuello se contraigan involuntariamente, haciendo que "la cabeza se tuerza", "gire hacia un lado" o "se incline sin control hacia adelante o hacia atrás". "He pasado mucho tiempo con el cuello muy, muy alzado, y aun cuando camino se me levanta el cuello", explicaba el chef en La Vanguardia.
Además, esto se puede manifestar en forma de distonía oromandibular, que afecta a los músculos orofaciales de la boca, la lengua y la faringe, lo que puede provocar problemas en el proceso de deglución de los alimentos. También puede afectar al habla, como en el caso de la distonía laríngea. Esto implica que las cuerdas vocales de Roca no alcanzan la tensión y fuerza suficientes como para que pueda hablar en un tono conversacional, y se ve obligado a susurrar de garganta.
La distonía cervical está considerada como una enfermedad rara que afecta a una de cada 25.000 personas. "Ocurre con mayor frecuencia en personas de mediana edad", explica la clínica Mayo". Por lo general, los síntomas comienzan de forma gradual y alcanzan un punto en el que no empeoran sustancialmente. En el caso de Roca, la rehabilitación ha permitido que pueda mover la cabeza con normalidad, pero la afectación de las cuerdas vocales no tiene, a día de hoy, cura.
Una forma de tratamiento de los espasmos musculares es mediante bótox (toxina botulínica): una inyección en el músculo o grupo muscular afectado, que ocasiona el bloqueo neuromuscular con una atenuación temporal de los síntomas. "En el cuello existen estructuras frágiles y vitales (como nervios y arterias) que deben evitarse durante la infiltración, por lo que quizá la distonía cervical es la enfermedad que más se beneficia de la técnica ecoguiada de infiltración de toxina botulínica", informaban desde el Servicio de Neurología de la Gerencia de Atención Integrada de Albacete.