El peligro oculto de las noches tropicales en las olas de calor: aumentan la mortalidad un 16%
Las altas temperaturas nocturnas impactan en nuestra salud independientemente del calor diurno.
19 julio, 2022 03:20Este lunes, la ola de calor que ha puesto en jaque a España durante la primera mitad de julio nos ha concedido un respiro. A pesar de ello, las temperaturas mínimas siguen sobrepasando los 20 grados, lo que quiere decir que las noches tropicales se mantienen y que no se puede bajar la alerta, pues pueden aumentar el riesgo de muerte en un 16%.
En los últimos días, la muerte de un barrendero en Madrid y de un trabajador en una nave de Móstoles han alertado sobre los efectos de esta segunda ola de calor. Pero los golpes de calor no son solo el único peligro de las altas temperaturas: el Instituo de Salud Carlos III ya estima en más de 500 las personas que pueden haber fallecido en julio debido al alza en los termómetros.
A pesar de que los efectos del calor en el cuerpo han sido bien estudiados, hasta hace poco no se han diferenciado cómo afectan las altas temperaturas nocturnas. Y estas lo hacen independientemente de los picos diurnos: existe una relación entre el exceso de calor nocturno y la mortalidad.
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Un estudio, publicado en la revista Epidemiology y liderado por el investigador de la Universidad de Compostela Dominic Royé, estimó el riesgo de mortalidad natural, así como por enfermedades respiratorias y cardiovasculares, en once ciudades del sur de Europa, entre las que se encontraban cuatro españolas (Bilbao, Barcelona, Madrid y Sevilla).
Tomando como referencia datos de temperaturas cada hora en las noches de verano (entre mayo y octubre) durante los años 2000 y 2014, comprobaron que no importaba tanto la duración de las horas de altas temperaturas nocturnas como la cantidad de calor que excedía el umbral de 20 grados, el considerado mínimo para calificar una noche como 'tropical'.
Más mortalidad respiratoria
Así, el riesgo de mortalidad no accidental en España aumentaba un 16% con el exceso de calor. Con todo, no salimos mal parados: mientras que en Francia el riesgo es del 12%, en Italia y Portugal se dispara un 25% y un 37%, respectivamente.
Al mirar la mortalidad específica por causa respiratoria, en nuestro país el riesgo aumenta un 30% con las noches tropicales, mientras que llega a ser del 86% en Italia (cuya única referencia en el estudio es la capital, Roma). En cuanto a la mortalidad cardiovascular, esta aumenta un 7% por el 41% que se llega a incrementar en Portugal.
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Si nos fijamos de manera específica en las cuatro ciudades españolas, la que muestra mayor riesgo acumulado de mortalidad no accidental es Madrid, con un 26%, frente a Bilbao (14%), Sevilla (13%) y Barcelona (6%).
Al observar solo el riesgo de mortalidad por enfermedad respiratoria, Madrid sigue encabezándolo (39%), seguida de Barcelona (25%), Sevilla (17%) y Bilbao (14%), aunque la variabilidad en este parámetro es más amplia.
Los efectos del calor nocturno, en la mayoría de ciudades estudiadas, impactan sobre todo en el mismo día del exceso de temperatura, y va decreciendo durante los tres o cuatro días siguientes. Curiosamente, en las ciudades portuguesas el máximo impacto se da en ese plazo.
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Los autores explican que una elevada temperatura ambiental (lo ideal se sitúa en 18-19 grados) provoca un incremento de los desvelos y una reducción de las fases REM y de ondas cortas del sueño. Estudios anteriores han relacionado el estrés térmico como el parámetro más crítico de la calidad del sueño, por encima de la luz y el ruido.
La alteración de la calidad del sueño es un factor de riesgo para la hipertensión arterial, por ejemplo. No obstante, los resultados de este estudio reflejan un mayor impacto en la salud respiratoria, que los investigadores relacionan con el papel termorregulador de la respiración.
Aunque las once ciudades estudiadas –a las ya mencionadas hay que añadirle Marsella, Montpelier, Niza y Toulouse, en Francia, y Oporto y Lisboa, en Portugal– pertenecen todas a la región sur de Europa, los valores hallados por los investigadores observan una diferencia entre aquellas que dan al Atlántico o Cantábrico y las que son de interior o dan al Mediterráneo.
Sin embargo, hay factores socioeconómicos, así como un mayor uno del aire acondicionado o el equilibrio térmico de los edificios, que "podrían influir hipotéticamente la métrica aplicada en el estudio".