"Se te está pasando el arroz" es una de las expresiones que más escuchan, aunque cada vez menos, las mujeres cuando pasan el ecuador de la treintena. Esto es por temor a que el momento elegido sea demasiado tarde, ya que la reserva de óvulos se pierde con el paso del tiempo, dejando lo peor para el final. En el caso de los hombres, los espermatozoides se producen durante toda su vida, pero esto no significa que en la fertilidad masculina la edad no importe, como demuestra un reciente estudio.
Cuando se comienza un tratamiento de fertilidad, lo primero que se le comenta a la mujer es el impacto que tendrá su edad en las posibilidades de lograr el embarazo. Y es que hasta la fecha la principal consideración que se tenía en cuenta en estos casos era la edad materna. Sin embargo, la edad paterna también juega un papel más importante de lo que se pensaba en el resultado de la fecundación in vitro (FIV).
Así lo ha demostrado un estudio, que contó con casi 19.000 ciclos de FIV y microinyección espermática, basado en datos anónimos del organismo regulador de la fertilidad en el Reino Unido, la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología. Esta investigación se suma entonces al "creciente número de pruebas que demuestran que la fertilidad es también una cuestión masculina", como reconoce Kate Brian, directora de operaciones de Fertility Network, en declaraciones a The Guardian.
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Si bien es cierto que en el caso de las mujeres menores de 35 años o mayores de 40 la edad de su pareja apenas influye en las posibilidades de dar a luz, no sucede igual en aquellas que pertenecen a esa franja de edad. Y es que se ha demostrado que en mujeres de entre 35 y 40 años se producía un "descenso significativo" de la tasa de nacimientos vivos si la pareja masculina tenía 40 años o más.
Reloj biológico masculino
Este estudio no pretende demostrar que la edad de la mujer no desempeña un papel relevante en los resultados de los tratamientos de fertilidad, pues siempre tendrá importancia. Pero sí que busca descentrar toda la atención en el reloj biológico femenino y compensarla con el masculino. Al respecto sí que existían estudios que alertaban de la peligrosidad de una edad paterna avanzada que retrasaba la concepción. Y además, podía provocar un aumento de los abortos o de los trastornos mentales en la descendencia.
En esta ocasión se ha puesto de relieve una cuestión que había pasado desapercibido hasta ahora: la edad paterna es más significativa de lo pensado en mujeres de una determinada franja de edad. Así, cuando la madre tiene entre 35 y 40 años, la tasa de nacimientos con vida -es decir, llevados a término con éxito- desciende del 32,8% en el caso de hombres menores de 35 años al 27,9% cuando la edad paterna está entre 40 y 44 años. Y si la pareja masculina tiene más de 55 años, la tasa de nacidos vivos es tan solo del 25%.
Estos resultados demuestran que en las mujeres menores de 35 años sus óvulos tienen la capacidad de contrarrestar la mayor incidencia de daños en el ADN de los espermatozoides de los hombres mayores. En el caso de las mujeres que tienen más de 40 años, la calidad de los óvulos es menor y también se reduce su eficacia para reparar los daños encontrados en el esperma.
La especialista en FIV, Geeta Nargund, ha sido una de las colaboradoras del estudio, y destaca que no se puede "ignorar la edad paterna a la hora de educar a las parejas sobre los resultados de los tratamientos de fertilidad". También reconoce que es necesario que le quitemos "el peso que ha recaído en las mujeres durante demasiado tiempo".