Sufrir un episodio de gota, en el que una de las articulaciones se hincha y provoca un dolor terrible, es algo que nadie desearía jamás. Sin embargo, cuando se pierde el control dietético, es una de las muchas consecuencias perjudiciales que se pueden llegar a sufrir.
Así lo asegura un estudio llevado a cabo por la Universidad de Nottingham y publicado en la revista JAMA, el cual, además, sugiere que los ataques de gota no sólo provocan dolor, sino que también aumentan el riesgo cardiovascular. Al parecer, tras sufrirlo, en los siguientes meses es más probable tener un infarto o un ictus.
La gota es una de las formas de artritis más conocidas y se calcula que afecta a más de 800.000 personas cada año sólo en España, aunque muchos de estos casos no llegan a diagnosticarse correctamente. Se sabe que esta patología se produce a causa de acumular elevados niveles de ácido úrico en sangre, una sustancia presente en ciertos alimentos y bebidas.
[Éstas son las comidas que provocan más dolor en tu organismo]
Cuando existe un exceso de ácido úrico sanguíneo, éste se deposita en y alrededor de las articulaciones en forma de cristales de urato con apariencia de aguja. Una vez liberados de sus depósitos, estos cristales causan inflamación intensa, dolor articular, hinchazón, enrojecimiento e hipersensibilidad, lo que puede llegar a durar entre una y dos semanas. Estos son los conocidos como 'ataques de gota', que suelen repetirse con el paso del tiempo.
Se sabe que las personas que sufren gota también tienden a poseer otros factores de riesgo cardiovascular, aunque no hay evidencia sobre si existe relación entre los ataques de gota y los infartos de corazón o los ictus cerebrales de forma directa.
Doble de posibilidades
Así pues, para el estudio, dirigido por el profesor Abhishek de la Facultad de Medicina de la Universidad de Nottingham, se usaron datos anónimos de 62.574 pacientes que sufrieron gota y fueron tratados por el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido. De todos ellos, 10.475 experimentaron un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular tras el diagnóstico de gota.
Según los resultados del estudio, los pacientes con gota que sufrieron un infarto de corazón o un ictus cerebral tenían el doble de probabilidades de haber sufrido un ataque de gota en los 60 días previos al evento cardiovascular y 1,5 veces más probabilidades de haber tenido un ataque de gota en los 60-120 días previos.
También se analizaron estos datos excluyendo a los pacientes que ya sufrían una enfermedad cardíaca previa o un episodio de ictus cerebral previo e, incluso, analizando periodos cortos como los 15 o 30 días posteriores al ataque de gota. Aún así, las probabilidades de sufrir un evento tras el ataque de gota se mantenían.
[Estos son los 7 signos que 'anuncian' que vas a sufrir un infarto si eres mujer en unos años]
Además, los pacientes con gota que fallecieron a causa de un infarto de corazón o un ictus cerebral tenían cuatro veces más de probabilidades de haber sufrido un ataque de gota en los 60 días previos y más del doble de probabilidades de haber sufrido un ataque de gota en los 60-120 días previos.
Población de riesgo
Como explica Abhishek, este sería el primer estudio que examina si existe una relación directa entre un brote reciente de gota y un evento cardio o cerebrovascular. La conclusión es, pues, que los brotes de gota sí aumentan de forma transitoria las probabilidades de sufrir este tipo de eventos.
Por ello, detalla, las personas que sufren episodios de gota recurrentes deberían ser estudiadas de forma exhaustiva para obtener un tratamiento a largo plazo con fármacos que reducen los niveles de ácido úrico en sangre, con el fin de evitar los depósitos de cristales de urato y por tanto los brotes de gota.
Incluso sugiere el uso de tratamientos antiinflamatorios específicos, como la colchicina, durante los primeros meses tras el episodio de gota, dado que los fármacos que reducen el ácido úrico no pueden usarse durante o inmediatamente después de los brotes de gota, ya que pueden aumentar las probabilidades de una recurrencia.
Finalmente, los autores sugieren la necesidad de que las personas que sufren episodios de gota deberían adoptar un estilo de vida saludable y un tratamiento adecuado frente a otros factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión arterial, colesterol elevado, diabetes u obesidad, con el fin de minimizar el riesgo de sufrir eventos cardio o cerebrovasculares.