Caminar es una práctica más que avalada por la ciencia para cuidar la salud. En marzo de este 2022, la revista The Lancet lanzaba un estudio que demostraba que los individuos que andaban entre 6.000 y 8.000 pasos al día tenían entre un 40% y un 50% menos probabilidades de morir. No obstante, con los ritmos frenéticos de vida, puede que alcanzar ese objetivo no esté al alcance de todos.
Pues bien, esto ya no es un problema. Un metanálisis publicado en la revista Sports Medicine ha comprobado que con sólo unos pocos minutos de caminata después de las comidas, de dos a cinco, se pueden obtener grandes beneficios, como por ejemplo la prevención de la diabetes tipo 2.
Estos resultados son muy relevantes. La diabetes está considerada como una de las pandemias del siglo XXI, ya que se estima que el número de afectados por esta enfermedad ha pasado de 108 millones en 1980 a 463 millones en 2019, cuatro veces más en apenas 30 años. En España, se calcula que más de cinco millones de personas sufren esta enfermedad.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) cifra que el 95% de los afectados por diabetes sufren el tipo 2, asociada al sedentarismo, sobrepeso, un estilo de vida poco recomendable o antecedentes familiares.
Músculos en acción
Por eso, es muy importante adoptar hábitos saludables y ahí es donde entran en juego las caminatas. Al parecer, sus beneficios radican en que, cuando andamos, aunque sea de forma ligera, los músculos se ponen en acción. Para poder trabajar, estos absorberán parte del exceso de glucosa de los alimentos, que junto a la grasa es una de las fuentes de energía del cuerpo. Así pues, el impacto negativo que podría tener esa comida siempre será menor.
Ésta es una sencilla contribución a la prevención de la diabetes tipo 2, cuyo mecanismo de desarrollo está relacionado, entre otros factores, con picos bruscos de los niveles de azúcar en sangre. No obstante, también puede ser una herramienta muy útil para aquellos que ya viven con la enfermedad, ya que es fundamental que estas personas eviten las fluctuaciones bruscas de glucosa.
Los resultados de la investigación coinciden con otras previas centradas en este aspecto. Es el caso de un estudio llevado a cabo por la Universidad de Otago (Nueva Zelanda) y publicado en la revista Diabetologia. Según éste, caminar después de cada comida puede ayudar a reducir los niveles de glucosa hasta un 12%.
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Si bien, en este caso hubo unas cuantas apreciaciones. En primer lugar, se especificaba que, para conseguir unos resultados óptimos, lo mejor era caminar alrededor de diez minutos, además de hacerlo tras cada comida. No vale sólo con adaptarlo al desayuno, la comida o la cena.
El momento idóneo
Eso sí, había un momento del día en el que los investigadores observaron mayores beneficios, tras la cena. Según explicaban, esto tiene que ver con que ahí solemos consumir más hidratos de carbono y, asimismo, estamos menos activos.
Aidan Buffey, investigador de la Universidad de Limerick (Irlanda) es el autor principal del estudio más reciente. Especializado en actividad física en entornos laborales, en declaraciones a The New York Times, también ha señalado los beneficios que puede llegar a tener andar de dos a tres minutos durante la jornada laboral. "Si trabajas con unos hábitos rígidos, puedes tener complicaciones, sentenciaba.
Para poder adquirir esta costumbre, el investigador detalla que lo ideal sería poder caminar libremente por las instalaciones de la empresa, aunque es consciente de que eso no es algo muy habitual. Por eso, recomienda moverse de vez en cuando para ir a por un café o cualquier otro tipo de refrigerio. "Cuanto más normalicemos las caminatas durante la jornada laboral, más factibles serán", sentenciaba.
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Sin embargo, hay que puntualizar que hacer esto un solo día no tendrá ningún beneficio. La práctica de las caminatas ofrece resultados a largo plazo y, además, es una buena manera para ir incorporando paulatinamente el hábito de andar en las rutinas.
Recomendaciones diarias
Según la OMS, la práctica de actividad física, como puede ser una caminata, reduce el riesgo de mortalidad por enfermedades del corazón y disminuye la probabilidad de contraer dolencias como el cáncer y la ya mencionada diabetes.
En base a lo que cita el organismo, lo ideal es que una persona adulta realice una actividad física moderada entre 150 y 300 minutos semanales. También puede reducir los tiempos, entre 75 y 150 minutos, si cumple con actividad vigorosa, aunque esto precisa de más esfuerzo.
Por ejemplo, si seguimos las recomendaciones de las investigaciones y vamos incrementando el tiempo de las caminatas después de comer, de dos a cinco y, así, hasta diez, se podría llegar a los 30 minutos de ejercicio moderado al día y los 150 minutos por semana, cumpliendo con las recomendaciones de la OMS y asegurando un pequeño salvavidas a largo plazo para nuestra salud.