"Nada es lo que parece", así podría haberse titulado el estudio dirigido por profesores de la University College de Londes (UCL). Y es que esta nueva investigación ha demostrado, al contrario de lo que han expresado ya muchos neurocientíficos, que los dispositivos digitales nos ayudan a mejorar nuestra memoria, en lugar de convertirnos en personas cada vez más olvidadizas.
El estudio, que se ha publicado en la Journal of Experimental Psychology: General, se ha basado en un experimento bastante sencillo: 12 círculos aparecen en una pantalla, y solo hace falta recordar cuáles se mueven hacia la derecha y cuáles lo hacen hacia la izquierda. Esta tarea la repitieron un total de 16 ocasiones, para la mitad de ellas tuvieron que usar su propia memoria, mientras que para el resto se les permitió que establecieran recordatorios en los dispositivos digitales que se les facilitaron.
El número de aciertos que tuvieran determinaba el dinero que recibirían al finalizar esta prueba. Además, uno de los lados valía diez veces más que el otro. Aunque dejemos de lado la motivación económica que pudieran tener los 158 voluntarios que se presentaron y centrémonos en lo importante.
Los resultados de esta investigación vienen a demostrar que los móviles actúan como una memoria externa para las personas. Así, el uso de estos dispositivos no solo ayuda a las personas a recordar la información guardada en los móviles, tablets u ordenadores, sino que también sirve para recordar aquellos datos que no se habían guardado.
Recordar sale barato
Aplicando la hipótesis de este experimento, si nos dieran la contraseña de una cuenta bancaria con miles de millones de euros, seguramente lo apuntaríamos en el móvil y no lo dejaríamos en 'manos' de nuestra memoria. Así lo ha revelado también este estudio, pues los participantes tendían a utilizar los dispositivos digitales para almacenar los detalles de los círculos de alto valor.
Sin embargo, guardar la información de los más 'caros' suponía que la memoria de los voluntarios aumentara en un 18%. Además, en el caso de los círculos de bajo valor también se incrementaba en un 27% su capacidad para recordarlos, incluso en personas que nunca habían establecido ningún recordatorio para los círculos de bajo valor.
Aunque toda decisión que se traduzca en delegar nuestra memoria en las tecnologías tiene un elevado coste potencial. A la hora de retirarse, los participantes recordaron mejor los círculos de bajo valor que los de alto. Esto demuestra, según los investigadores, que habían confiado los círculos de alto valor a sus dispositivos y luego terminaban por olvidarse de ellos.
Al autor principal del estudio, el doctor Sam Gilbert, del Instituto de Neurociencia Cognitiva de la UCL, no le sorprendió que cuando se permitía a las personas utilizar una memoria externa recordaban mejor la información que habían guardado en el dispositivo, pues era esta la intención de su estudio: "Queríamos descubrir que el dispositivo mejoraba la memoria de las personas para la información no guardada", explica en declaraciones a Europa Press.
La principal conclusión de este experimento es que la información más importante la dejamos en nuestros móviles, mientras que la de baja importancia tratamos de recordarla por nuestra cuenta. Aun así, "cuando la gente que tenía que recordar por sí misma utilizaba su capacidad de memoria para recordar la información más importante", comenta Gilbert.
Esta investigación también pretende desmontar el mito de la 'demencia digital', causada por el uso excesivo de los móviles. Y aunque los resultados del trabajo demuestran que "las herramientas de memoria externa funcionan", esto no significa que no tengamos que tener cuidado cuando hacemos una copia de seguridad de la información más importante. Así lo advierte el propio Gilbert: "Si la memoria del móvil falla, podríamos quedarnos solo con la información que hayamos retenido por nuestra cuenta, es decir, la de menor importancia".