"Todas las sustancias son venenos, no existe ninguna que no lo sea. La dosis diferencia un veneno de un remedio". Seguramente hayas escuchado otras veces estas palabras de Paracelso, un alquimista suizo que murió hace ya casi 500 años. Si bien los científicos de hoy en día podrían rebatir aspectos de sus palabras, el mensaje que se infiere de ellas está ahora mismo más de actualidad que nunca: no hay sustancias químicas buenas o malas por sí mismas; sólo el uso que los humanos hacemos de ellas, en cualquier caso.
Quizás pueda parecer obvio, pero ¿y si te dijera que algunas de las sustancias que más interesan a los científicos últimamente están consideradas en la población como drogas duras? En los últimos años la investigación con drogas psicodélicas se ha disparado debido a la sospecha de que podrían ser un tratamiento muy efectivo para los peores casos de depresión, ansiedad, síndrome de estrés post traumático e, incluso, el temor existencial que experimentan algunos pacientes terminales.
Aunque pueda parecer irónico, otro de los campos donde estas drogas han resultado ser especialmente eficaces es en el tratamiento de las adicciones. El último estudio que se ha presentado, en este sentido, ha sido realizado por investigadores de Estados Unidos y publicado en la revista científica JAMA Psychiatry. Su objetivo era comprobar si el uso de una droga psicodélica, combinada con sesiones de psicoterapia, podría reducir el consumo de alcohol en personas que abusan de él.
Estudio doble ciego
La sustancia que los científicos utilizaron se conoce como psilocibina, aunque es probable que este nombre no nos suene. Sin embargo, este compuesto es el que confiere sus efectos psicotrópicos a los famosos hongos alucinógenos. Mientras que en otras culturas el consumo de estos hongos puede tener un significado místico, los hongos alucinógenos tienen fama entre los occidentales de droga recreativa, para tener una experiencia diferente o, simplemente, por diversión. Ahora bien, en los próximos años podría llegar a ser terapéutica.
En el caso de este estudio de JAMA, los resultados han sido llamativos: las personas que tomaron dos dosis de hongos alucinógenos y realizaron psicoterapia llegaron a reducir hasta en un 83% su consumo excesivo de alcohol y, de hecho, casi la mitad dejó de beber por completo ocho meses después de su culminación. En el estudio también hubo un grupo que, en vez de psilocibina, tomó un placebo y también redujo su consumo excesivo de alcohol, pero en menor medida: un 53% menos de consumo y aproximadamente un cuarto de ellos dejó el alcohol completamente ocho meses después.
El estudio estaba formado por 93 pacientes en total distribuidos en esos dos grupos: uno que tomó la psilocibina y otro que tomó un placebo en forma de pastillas antihistamínicas. Eso sí, ni los pacientes ni los investigadores sabían quiénes tomaban la droga; es decir, era un estudio doble ciego. La investigación tuvo una duración de 32 semanas en las que los participantes recibieron hasta 12 sesiones de psicoterapia y esas dos dosis de, o bien psilocibina, o bien un placebo. Las dosis eran medidas en función al peso corporal de los participantes y durante las fases del consumo, que duraron ocho horas, se controlaba su presión arterial y frecuencia cardíaca.
Alcohol y salud pública
De todas formas, los autores del estudio destacan una importante limitación del mismo: la gran mayoría de los participantes del estudio eran capaces de adivinar si habían recibido o no la psilocibina. Tal y como recoge The New York Times, los autores explicaron que "las expectativas sesgadas podrían haber influido en el resultado. [...] Por lo que este problema sigue siendo un desafío para la investigación clínica sobre psicodélicos". A pesar de ello, los autores del estudio se muestran contentos con las conclusiones de la investigación.
"Los resultados son emocionantes. El trastorno por consumo de alcohol es un grave problema de salud pública, y los efectos de los tratamientos y medicamentos actualmente disponibles tienden a ser pequeños", dice Michael Bogenschutz, director del Centro Langone de Medicina Psicodélica de la Universidad de Nueva York e investigador principal del estudio. Se calcula que en Estados Unidos existen casi 15 millones de personas que consumen alcohol de manera excesiva y este hábito mata a 140.000 personas al año en el país.
Según el Observatorio Español de las Drogas y las Adicciones, que depende del Ministerio de Sanidad, explica que entre los años 2010 y 2017 se produjeron cada año 15.489 muertes. Destaca el hecho de que el 74% de las muertes se produjeron en hombres y hasta el 55,7% fueron prematuras —es decir, antes de los 75 años—, como se recoge en la monografía Alcohol 2021. Consumo y consecuencias. El mismo texto admite que el alcohol "sigue representando una carga importante de enfermedad y muerte" en nuestro país.