El mundo dobla la curva de la viruela del mono tras 48.000 infectados y sólo 15 muertos
Según la OMS, el número de casos se ha reducido un 21% en la última semana contabilizada.
30 agosto, 2022 03:01El pasado 22 de agosto se confirmaron 2.063 nuevos casos de viruela del mono en el mundo, lo que supuso el récord de infecciones comunicadas desde que comenzó la alerta internacional a principios de mayo. El acumulado de casos semanales ha caído un 21% en la tercera semana de agosto comparado con la anterior. Utilizando la terminología que aprendimos con la Covid (aunque la viruela del mono no está considerada una pandemia), el virus ha doblado la curva y el número de contagios parece iniciar un descenso.
Los cálculos recogidos por la Organización Mundial de la Salud estiman 47.751 casos acumulados en estos casi cuatro meses, con 15 muertes asociadas: nueve en África, tres en América, dos en Europa y uno en el sureste asiático. Son 125 los países que han notificado al menos un caso.
Del total de casos contabilizados, 40.418 se habrían dado en países no endémicos. Más de la mitad de ellos se han reportado en Estados Unidos (16.926), donde el brote parece controlarse, cayendo un 25% el número de casos diarios en las últimas dos semanas. El segundo país del mundo con más casos es España, con 6.334, de los que 215 han sido comunicados en la última semana: un 46% menos que la anterior, cuando se notificaron 400.
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A pesar de la escasez de vacunas y tratamientos médicos, los signos de que la viruela del mono empieza a agotarse parecen avisar de que lo peor ha pasado. Pero los expertos advierten que no hay que vender la piel del oso antes de cazarlo.
"Hay que ser cautelosos con los brotes", afirma Paloma Navas, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria. "Los números están bien, pero en estas enfermedades hay un infradiagnóstico muy importante".
Navas observa que hay un número importante de países que tienen un sistema "más debilitado que el nuestro", por lo que sus cifras son menos confiables. Por ejemplo, la OMS solo calcula 448 casos para la región de África, un número claramente irreal si tenemos en cuenta que en el continente es donde están los únicos países donde la enfermedad es endémica.
Cambios de hábitos
La experta en salud pública llama a la cautela, apuntando que hacen falta que pasen semanas antes de ofrecer un diagnóstico. Por la misma razón prefiere no atribuir las razones de este frenazo a la prevención farmacológica, las medidas no farmacológicas (como aislamientos o cuarentenas) o los cambios de hábitos en los grupos de riesgo.
"Las ONG y asociaciones de colectivos más afectados han hecho un buen trabajo, y muy intenso, para advertir del problema", señala. En este caso, los hombres que tienen sexo con otros hombres es el grupo poblacional más afectado (96% de los casos en los que se tiene esta información) y ha habido que hacer un trabajo delicado para concienciar sin estigmatizar al colectivo.
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Pero el cambio de hábitos parece haber contribuido. Una encuesta online de los Centros para el Control de Enfermedades de EEUU revelaba que el 48% de los gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres han reducido su número de compañeros sexuales por el brote del virus. Además, el 50% de los encuestados afirmaba haber reducido los encuentros casuales con otros hombres, misma proporción que los que han reducido las relaciones esporádicas a través de apps para smartphones.
Francisco Javier Membrillo, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, subraya este cambio como el más importante para revertir la tendencia de la infección.
"En un encuentro que tuvimos la semana pasada en la Universidad de Edimburgo estuve hablando con especialistas de Inglaterra, EEUU, Canadá, africanos… y hay una impresión generalizada de que el grupo de mayor riesgo, hombres que tienen sexo con hombres y múltiples parejas esporádicas, están reduciendo sus contactos sexuales probablemente por haberse concienciado".
Aunque más escéptica, Navas recuerda que, al principio de la alarma, "la sensación que se transmitía en foros de personas de riesgo es que la percepción del riesgo era baja y se confiaba mucho en la vacuna".
Más dosis de la vacuna
La vacunación, ya sea antes de la exposición al virus en personas que tienen prácticas sexuales de alto riesgo, ya sea en contactos estrechos de un caso confirmado, ha jugado un papel importante, aunque la llegada tardía de vacunas y su escasez han impedido un mayor impacto en el control de la enfermedad.
En junio se recibieron 5.300 dosis y, en agosto, 7.000. Recientemente, la ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció 5.000 dosis adicionales y la semana pasada la Comisión de Salud Pública propuso la vacunación intradérmica, lo que posibilita extraer cinco dosis por vial en lugar de una, algo que ya se está haciendo en nuestro país, confirma el doctor Membrillo.
Otra situación distinta es la de las terapias contra la enfermedad. En España solo han llegado 36 tratamientos de tecovirimat, un antiviral pensado contra la viruela clásica que ha mostrado eficacia frente a la del mono, una cifra insuficiente para las 197 personas que han sido ingresadas por la enfermedad en nuestro país.
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No obstante, el especialista en enfermedades infecciosas ha confirmado que nuestro país todavía dispone del antiviral en stock. En el último mes "estamos teniendo una o dos peticiones a la semana".
Pese a los números positivos a lo largo del mundo, Paloma Navas ve difícil que se elimine el virus en nuestras fronteras. "Es precipitado decirlo", apunta, señalando que el objetivo ahora sea controlarlo y que solo se den brotes esporádicos.
"No me aventuro con el futuro, pero para poder eliminarla en España necesataríamos una inversión muy fuerte, actuar muy rápido, tener buenos sistemas de comunicación y la suficiente dotación tecnológica".
Tampoco olvida que, mientras la viruela del mono sea endémica en varios países africanos, la posibilidad de nuevos brotes en el resto del mundo siempre estará ahí. "Lo que estamos viviendo ahora es el resultado de no prestar atención a las enfermedades olvidadas. La especie humana está interconectada globalmente pero seguimos actuando como si fuéramos compartimentos estancos", concluye.