La reina Isabel II recibió el pasado martes, 6 de septiembre, a la nueva primera ministra de Inglaterra, Liz Truss, para encargarle la formación de un nuevo gobierno. No lo hizo en el palacio de Buckingham, tal y como marca la tradición, sino en el castillo de Balmoral, en Escocia, donde esta vez se celebró el tradicional besamanos debido a sus "problemas de movilidad" y a su delicado estado de salud. Sería su última fotografía oficial antes de fallecer el jueves 8 a los 96 años.
Tal y como informó JALEOS, la Casa Real sólo difundió tres imágenes del acto con la que ya es la decimoquinta primera ministra (el primero fue Churchill). En una de ellas, la monarca aparece ataviada con una falda escocesa, una chaqueta de lana y un collar de perlas, estirando el brazo derecho para estrechar la mano de Truss mientras se apoya en un bastón con el izquierdo. En la fotografía también se pudo apreciar como la Reina presentaba un importante moratón en el reverso de la mano.
Según explican fuentes médicas a EL ESPAÑOL, el cardenal que se ve en la instantánea es consecuencia de su avanzada edad y de los cuidados médicos a los que fue sometida en sus últimos momentos.
[La reina Isabel II, bajo supervisión médica por su delicado estado de salud]
"Lo más probable es que ese moratón haya aparecido tras cogerle una vía periférica. Es algo muy común en la gente mayor". Las vías intravenosas periféricas se utilizan para administrar líquidos o medicamentos a los pacientes. Para ello se utiliza un catéter plástico corto y pequeño que alcanza una vena —ya sea de la mano, el codo o el pie— tras atravesar la piel.
"La gente mayor tiene mucha fragilidad capilar, los vasos sanguíneos son muy frágiles y se rompen con facilidad. Si le han puesto una vía, es probable que le hayan hecho algo de daño y se haya formado ahí un moratón", confirman los especialistas consultados por este periódico. Este problema no es exclusivo de las personas mayores, sino que también ocurre en pacientes más jóvenes, si bien es cierto que la frecuencia es mucho menor.
Otra de las posibilidades que se barajan es que la monarca pudiese estar tomando algún tipo de medicación anticoagulante tipo Sintrom. El uso de este tipo de fármacos también favorece la aparición de hematomas.
Isabel II, de 96 años, era la soberana más longeva de la historia de Reino Unido. Pese a haber gozado de una salud envidiable durante toda su vida, la monarca también tuvo algunos —anecdóticos— achaques. En febrero de este mismo año, sin ir más lejos, pasó la Covid-19 con síntomas leves. En 2003 tuvo que someterse a una intervención quirúrgica tras desgarrarse el cartílago de la rodilla derecha, y mucho antes, en 1994, ingresó en el hospital tras caerse de un caballo y romperse la muñeca.