Alguna mente pícara habrá pensado que las estrellas de Hollywood están de enhorabuena. La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (llamada FDA por sus siglas en inglés) ha autorizado el primer medicamento contra las arrugas desde la aparición del bótox y, además, sus efectos duran el doble: solo bastaría una inyección cada seis meses.
El nuevo fármaco se llama Daxxify y, al igual que su competencia, es un bloqueante neuromuscular basado en la toxina botulínica. Se inyecta directamente en la línea de la arruga, inhibiendo la liberación de acetilcolina (un neurotransmisor presente en los nervios) en el lugar del pinchazo. Este bloqueo impide que las fibras del músculo se contraigan, lo que evita la creación de la arruga.
Mientras que el efecto del bótox dura unos tres meses, el 80% de las personas tratadas con Daxxify seguían sin líneas faciales –o las tenían muy leves– a los cuatro meses de su administración. Medio año después del pinchazo la mitad de los usuarios continuaba con una piel de bebé.
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El laboratorio que ha desarrollado el fármaco, Revance Therapeutics, está especializado en medicina estética. Sin embargo, su consejero delegado, Mark Foley, afirmó en una entrevista reciente que este fármaco puede abrir la puerta al tratamiento de las migrañas crónicas o la distonía cervical, condiciones para las que la toxina botulínica también ha mostrado efectos.
La farmacéutica buscaba una forma de aplicar el tratamiento sin necesidad de recurrir a las inyecciones. A pesar de que no lo lograron, sí que encontraron una forma de prolongar el efecto y mantenerlo estable basándose en péptidos (moléculas formadas por la unión de varios aminoácidos) en lugar de utilizar proteínas animales.
Efectos secundarios de Daxxify
Revance ha realizado dos ensayos clínicos para su aprobación, de los que se ha hecho un recuento de sus efectos secundarios. En el primero de ellos, 406 personas recibieron el fármaco por 203 a los que se le administró un placebo. En el brazo del estudio, un 6% de las personas (26) manifestaron dolores de cabeza, mientras que un 2% (9 individuos) experimentaron caída del párpado superior y un 1% (5 personas) sufrieron parálisis facial.
En el segundo estudio, 2.691 personas fueron tratadas con Daxxify, divididas en grupos que se diferencian en el número de tratamientos recibidos. El 9% de los individuos experimentó reacciones en el lugar del pinchazo (incluyendo dolor, eritemas o picores), mientras que el 5% tuvo dolor de cabeza el 2% edema, otro 2% eritemas (inflamación) y un 1% sufrió de párpado caído.
No obstante, la FDA ha advertido de otros efectos secundarios más graves que, si bien no han sido detectados en los ensayos clínicos de Daxxify, sí son conocidos tras un uso indebido de la toxina botulínica, como las dificultades respiratorias, que pueden llegar a provocar la muerte si no se trata con la antitoxina que le sirve de antídoto.
Balaji Prasad, un analista del Barclays Investment Bank especializado en el mercado farmacéutico, ha afirmado, en declaraciones a The Washington Post, que este ha sido el avance más significativo en este tipo de fármacos desde la irrupción del bótox hace más de 20 años, un área de mercado de más de 3.000 millones de dólares que sigue dominando el susodicho medicamento de forma aplastante: mantiene un 70% de cuota de mercado.
Tras casi tres décadas, las famosas inyecciones siguen manteniendo su atractivo. Suponía casi una cuarta parte de los ingresos de Allergan, el laboratorio fabricante, que fue comprado por Abbvie en 2019 por 63.000 millones de dólares. Fue la tercera fusión más importante del sector farmacéutico, pero podía haber sido la primera: Pfizer intentó hacerse con Allergan unos años antes por 160.000 millones de dólares, pero la operación fue vetada por el gobierno de Estados Unidos ya que se temía que lo que buscaba la multinacional norteamericana era trasladar su sede a Irlanda, hogar de Allergan, donde pagaría menos impuestos.
Pese a las buenas perspectivas de Daxxify, su aprobación no ha estado exenta de dificultades, si bien estas se derivan de los estrictos controles de calidad de la FDA, que advirtieron defectos en los bancos de células donde se cultiva la toxina botulínica. De momento se desconoce cuándo este medicamento llegará a Europa.