El próximo 25 de octubre comienza la campaña 2022-2023 de la vacuna de la gripe. Aunque se ha planteado con tiempo suficiente para generar inmunidad antes de que el virus se expanda de forma masiva –lo que suele suceder entre diciembre y febrero–, los datos del invierno en el hemisferio sur advierten de que, esta vez, puede ser tarde.
La temporada de gripe en Australia ha sido la más intensa de los últimos cinco años. Y esto es reseñable porque, a pesar de que durante la Covid el virus ha mantenido un perfil bajo, el pico ha sido mayor que en 2017, el peor año de la gripe en este país desde la epidemia de gripe A de 2009.
El comportamiento de la enfermedad en el hemisferio sur suele vaticinar el del hemisferio norte y viceversa. Esto se debe a que el virus se expande cuando tiene las condiciones más favorables para hacerlo, es decir, durante los respectivos inviernos de cada mitad del planeta. De hecho, la Organización Mundial de la Salud toma como referencia las cepas circulantes en un hemisferio para establecer recomendaciones vacunales en el opuesto, aunque no siempre acierta.
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Hasta el 28 de agosto se han notificado en Australia 217.898 casos, muy cerca de los 233.453 que se reportaron a lo largo de todo 2017, lo que prevé que los superen al final de la temporada. El pico de notificaciones se dio a finales de mayo, con alrededor de 30.000 casos semanales. De hecho, fue el pico más alto de llamadas al médico por infecciones respiratorias desde marzo de 2020, cuando irrumpió la Covid.
La gripe de 2017 reportó un pico de unas 25.000 infecciones semanales a mediados de agosto. En 2019 fue de 20.000 a principios de julio, extendiéndose luego en una meseta de 15.000 hasta casi septiembre. La media de los últimos cinco años apunta a que los casos de gripe comienzan a crecer a principios de mayo y llegan a un cénit de 10.000 casos en la segunda mitad de agosto. En 2022, el momento más intenso de la gripe se ha adelantado dos meses y medio.
"Un invierno complicado"
Con estos datos, el profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública Joan Carles March se atreve a vaticinar un "invierno complicado" en el hemisferio norte. "En estos tres años hemos tenido muy poca gripe y en algún momento tiene que volver, no podemos pensar que ha desaparecido y punto".
Hay otro aspecto inquietante. Las franjas de edad más afectadas en el otoño-invierno australiano han sido las de los niños entre 5 y 9 años y las de adolescentes entre 10 y 19. Es decir, los más expuestos (porque van a clase) y menos inmunizados frente a la gripe.
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"Es lo que más me preocupa", comenta March. "Hemos tenido a los niños con mascarilla en los coles, con menos contacto directo del que tenían antes. Ahora, con las condiciones muy parecidas a las que había antes de la Covid, puede suponer que haya un mayor número de contagios de los que había hasta el momento".
Su reflexión coincide con la de Rafael Ortí, presidente de la Sociedad Española de Medicina Preventiva, Salud Pública y Gestión Sanitaria. "Que esté afectando a los niños y a gente muy joven podemos relacionarlo con la experiencia de la pandemia: mascarillas, distancia, etc. que ha venido muy bien para evitar la gripe y otros problemas, pero hemos reducido la exposición, y esto puede ser contraproducente si quitamos todas las medidas a la vez".
Ortí recuerda que, años atrás, la temporada de gripe en España (y en Europa) comenzaba antes. "Vacunábamos en septiembre porque los ciclos empezaban antes pero, no sé si por el cambio climático, cada vez estaba retrasándose más su aparición". Ahora, con los datos de Australia en la mano, "no podemos descartar que la temporada se adelante, pero se trata de algo especulativo".
Competencia entre virus
Si el invierno de 2021 apenas tuvo casos de gripe y el de 2022 ha seguido por debajo de los niveles de otros años, el impacto en 2023 no está claro, sobre todo, porque va a depender del comportamiento de la Covid.
De hecho, la gripe hizo una aparición tardía en marzo, tras el final de la sexta ola, y se ha mantenido estos meses en unos niveles más o menos bajos, cuando otros años era prácticamente inexistente. El último informe de vigilancia de la gripe indica que hay una "tendencia ascendente desde la semana 30/2022 [la última de julio], con aumento progresivo durante cuatro semanas consecutivas".
Los datos de Australia también dan peso a las explicaciones sobre el comportamiento errático de los virus respiratorios tras la irrupción del SARS-CoV-2. "Mientras ha habido una actividad intensa de la Covid, los otros no han circulado", recuerda Ángela Domínguez, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología. "No solo de la gripe, sino también del virus respiratorio sincitial y otros, porque las medidas que se han adoptado han frenado la circulación y por una competencia con los otros virus".
De hecho, el de la gripe no es el único que está dando sorpresas. Los Centros para el Control de Enfermedades de Estados Unidos (CDC) han advertido de un aumento en agosto de las hospitalizaciones de niños por rinovirus y enterovirus, dos familias bien conocidas por los pediatras: son responsables de una buena parte de nuestros resfriados, aunque suelen ser inofensivos.
Su gravedad puede ser debida, en parte, a esa falta de inmunidad conseguida a través de infecciones previas, algo con lo que se lleva especulando desde que se empezaron a notificar, el año pasado, las ingresos por bronquiolitis.
Ante la previsión de una temporada dura, un atisbo de optimismo: las cepas del virus de la gripe que más han circulado en Australia han coincidido con las recomendadas por la OMS. Quizá por eso el porcentaje de ingresos en UCI ha sido menor –6,5%– que el de otros años. En 2017, por ejemplo, se alcanzó el 8,9%.
Para esta temporada, España cuenta, además, con un nuevo aliado: una vacuna inhalada para niños de entre 2 y 18 años basada en cuatro cepas de virus atenuados: A(H1N1), A(H3N2) y dos cepas de tipo B. Es la primera vez que está incluida en la financiación, aunque ya tiene presencia en Reino Unido, donde se utiliza desde hace años, Italia, Finlandia o EEUU. Se añade a un arsenal de vacunas inyectadas conocido hasta ahora.
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