La próxima vez que acudas a una entrevista de trabajo quizás te pidan una firma manuscrita o incluso que redactes una carta a mano. Y, aunque pueda sonar a broma, de tu caligrafía podría depender que te acepten o no para el puesto. Tu capacidad retentiva, las dotes para hablar en público o tu grado de atracción por los lujos y las apariencias son solo algunos ejemplos de todo lo que promete descubrir la grafología, una pseudociencia que ha encontrado un buen filón en la selección de personal de empresas europeas y españolas.
Antes de profundizar más acerca de esta práctica se debe separar el grano de la paja. "No estamos hablando de la caligrafía forense", aclara el doctor en Psicología y presidente de la Delegación de Cádiz del Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Occidental, Jerónimo Acosta, en declaraciones a EL ESPAÑOL. El perito calígrafo se encarga de investigar un documento para determinar si existe una falsificación o una alteración. En cambio, el grafólogo asegura que puede conocer la compatibilidad de una pareja, los rasgos de la personalidad o la capacidad de una persona para un puesto de trabajo a través de su forma de escribir.
"Es una ciencia que estudia los múltiples aspectos de la personalidad por medio de la escritura". Así lo define la Sociedad Española de Grafología, que ofrece cursos con un coste de 40 euros la matrícula y 540 euros a abonar durante los nueve meses que dura. Algunos de ellos llegan a impartirlos de manera virtual en un formato que denominan como "grafozoom". Aunque lo más llamativo es que presumen de una convalidación en el Bircham International University, un centro de educación superior a distancia que no está acreditado ni reconocido por los países en los que opera, que son únicamente España y Estados Unidos, más en concreto, el estado de Delaware.
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Una de las salidas profesionales que prometen estos cursos es la realización de informes grafológicos para la selección de personal. "Analizamos los valores intelectuales, sus competencias para el puesto, además de todos los rasgos de temperamento y conducta". EL ESPAÑOL ha tenido acceso a un ejemplo de estos informes grafológicos en los que "se describe de manera general al candidato" a raíz del documento manuscrito y la firma que éste ha enviado a la empresa que oferta el puesto.
De esta manera, con tan solo cara y media de un folio, este despacho especializado en "en periciales caligráficas y criminológicas, grafológicas y documentales, así como en bullying y ciberbullying", es capaz de 'descifrar' que se trata de "una persona que ha estado viviendo o trabajando en continuo movimiento, como puede ser un marinero, un obrero que trabaje largos períodos de tiempo". Además de esta introducción, lo define como alguien "tenaz, persistente y con bastante energía".
Un boli BIC azul
Como se suele decir, todo en esta vida tiene un precio, y en el caso del informe grafológico no iba a ser menos. De las tres empresas a las que este periódico ha consultado, la más cara de todas ellas llegaba a ofrecer un informe grafológico de personalidad con el estudio de 30 competencias por 1.000 euros. Esta cifra se reducía a 150 y 500 euros en el caso de las otras dos, aunque esta última añadía un asterisco al lado del último cero que llevaba a un "los precios pueden variar en función del número de candidatos".
Se pide disponer de "un manuscrito de cada candidato con al menos una carilla de folio aunque sería recomendable carilla y media". Eso sí, el contenido debía ser "espontáneo", nada de "copiado ni tomado al dictado". Una de ellas añade una exigencia más: "El texto debe estar escrito en bolígrafo BIC de color azul". Al escuchar esto, Acosta no puede hacer más que aguantarse la risa.
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La única explicación que puede encontrar para que un negocio acuda a los servicios de estas empresas es que haya visto alguien que practica esta pseudociencia en televisión y su desesperación por contratar a alguien le lleve a recurrir a este tipo de prácticas. Se estima que en Francia un 80% de las empresas solicitan estos servicios, en Reino Unido alcanza el 30% y en España y Alemania la cifra continúa en aumento. Aunque, sin duda, habría que dudar de estos porcentajes, pues proceden de Erik Rees, el fundador del Instituto Británico de Grafólogos.
"Una técnica de la psicología", así es la definición que ofrecen muchas empresas que se presentan como expertas en caligrafía en sus páginas webs. El doctor en Psicología y profesor de la Universidad Carlos III de Madrid Guillermo Fouce no se puede mostrar más tajante al respecto: "No es una ciencia, no es una rama de la psicología ni nada por el estilo". Acosta coincide al reconocer que no cuentan con ningún tipo de herramienta contrastada que demuestre su bagaje teórico. "Psicología y grafología no pueden ir en la misma frase".
Ambos defienden el papel de los psicólogos industriales, encargados de estudiar el comportamiento del ser humano en entornos profesionales. Éstos tratan de "predecir cuál es el mejor candidato para el puesto mediante entrevistas, cuestionarios y simulaciones", explica Fouce.
Así, si les das todos los resultados de estas pruebas a dos psicólogos distintos, lo más seguro es que te vayan a decir lo mismo. En cambio, como se queja Acosta, "el nivel de acierto del grafólogo es igual que el de una persona que no tiene ni idea". A este psicólogo le recuerda tanto a tirar una moneda al aire como a una estafa piramidal. Y es que, como afirma Fouce, "detrás de todo esto hay una industria que vende libros, cursos y cualquier forma con tal de ganar dinero".
Grafoterapia para el estrés
Como toda pseudoterapia, se comprometen a solucionar todo tipo de problemas, y en el caso de la grafología no iba a ser menos. Por si no bastara con elegir al candidato ideal —que ya es "grave" de por sí para Fouce—, también aseguran que pueden medir la compatibilidad de una pareja y "reducir considerablemente los niveles de estrés o de ansiedad" mediante la denominada "grafoterapia".
Una promesa como ésta tiene "efectos colaterales", pues quien acude a la grafología para solucionar un problema de salud mental y ve que no ha obtenido ningún resultado puede desanimarse y "no recurrir así a los servicios de un profesional sanitario", afirma Acosta.
"Que se lo tomen lo suficientemente en serio", espetaría Fouce a quien haya hecho uso o esté pensando en acudir a la grafología como remedio para su problema de ansiedad: "En ciencia, cuando alguien dice que un elefante vuela, tiene que mostrar y demostrar que este animal vuela. Mientras que no lo haga, tan solo estará haciendo literatura, magia y puro engaño".