España ya es el segundo país de Europa con más trastornos mentales: uno de cada cinco los sufre
Un informe presentado ante el Parlamento Europeo apunta, además, las carencias en el apoyo social las personas afectadas.
30 septiembre, 2022 03:02Un informe paneuropeo sobre salud mental pone a España como segundo país con mayor prevalencia de trastornos de este tipo, tras Portugal. Ambos, además, son los únicos que superan la barrera del 20%: es decir, que al menos uno de cada cinco españoles (y portugueses) tiene una condición que afecta a su salud mental.
Estos datos han sido recopilados por el think tank italiano The European House – Ambrosetti, en colaboración con la compañía farmacéutica Angelini, y han sido presentados ante el Parlamento Europeo dentro de la iniciativa Headway, desarrollada por ambas instituciones y en la que figura como asesor, entre otros, el profesor de Psiquiatría de la Universidad Complutense y director del Instituto de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Gregorio Marañón Celso Arango.
La prevalencia media de trastornos de la salud mental en Europa se sitúa alrededor del 15%. Por encima se encuentran Finlandia, Suecia, Francia, Países Bajos o Grecia, mientras que se sitúan justo por debajo Alemania y Reino Unido. Eslovaquia, Rumanía y la República Checa son los estados con menor prevalencia de trastornos mentales, si bien se sitúa por encima del 10%.
Al presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental, Víctor Pérez Solá, no le extrañan estas cifras. "España y Portugal somos los países con mayor tasa de depresión y ansiedad, aunque en esquizofrenia y trastorno bipolar estamos más equilibrados con los demás". No obstante, señala que, a pesar de ella, no estamos muy alejados de la media.
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The European House – Ambrosetti parte de los datos recogidos por la OCDE y el llamado Global Burden of Disease (un extensísimo informe independiente mundial realizado anualmente por el Instituto para las Métricas y Evaluación en Salud, IHME), por lo que Pérez los considera muy fiables a pesar de que no se realiza un estudio epidemiológico a nivel nacional desde principios de este siglo.
"Tenemos el 'honor' de ser el país con mayor consumo de psicofármacos; en concreto, de antidepresivos y benzodiacepinas", señala. Otro síntoma que advierte del problema español es que "la depresión es, desde hace unos años, la segunda causa de incapacidad laboral permanente".
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Le sorprende algo más la alta prevalencia del trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), con unas cifras que doblan a la mayoría de los demás países y que suponen casi una cuarta parte de la prevalencia total de trastornos de la salud mental.
"Llama mucho la atención", reconoce. "El TDAH es un trastorno relativamente nuevo y durante los últimos años se ha hecho un trabajo muy importante de detección y tratamiento. Otra lectura", continúa, "es que los psiquiatras españoles podemos estar diagnosticando más TDAH".
El coste de la discapacidad
Los últimos datos disponibles con los que realizar la comparación corresponden a 2019. Aunque no hay información completa a nivel europeo sobre cómo ha afectado la Covid en las condiciones psiquiátricas, se estima que los trastornos depresivo mayor y de ansiedad han aumentado un 25% a nivel mundial como consecuencia de la pandemia.
Otra medición que realiza el informe es el de años vividos con discapacidad por este tipo de trastornos. Este indicador es habitual para comprobar el impacto social de una enfermedad, pues da la idea de las cargas (bajas laborales, dependencia, etc.) que genera. Y esta carga, en nuestro país, es de 2.396 años, solo por detrás de Portugal (2.604) y Grecia (2.510). La media europea está en 2.019 años, mientras que Croacia, Hungría y la República Checa son los países con menor impacto.
El informe señala que el coste de las enfermedades mentales en la Unión Europa y el Reino Unido es del 4% de su Producto Interior Bruto. "Estos costes son esencialmente por bajas laborales: el coste del tratamiento es lo de menos", apunta Pérez Solá, que desempeña su labor en el Hospital de la Santa Creu i Sant Pau.
Y no hay que olvidar los costes por suicidio. Aquí, España se encuentra al otro extremo del continuo europeo, en uno de los últimos lugares: la tasa de suicidios ajustada por edades es de 5,3 por cada 100.000 habitantes, solo por encima de las de Grecia, Chipre e Italia y cuatro puntos por debajo de la media europea. Lituania, con 20, y Letonia, con 16, se encuentra en el lado opuesto.
Algo similar ocurre al mirar los factores de riesgo de los trastornos mentales. Contrariamente a lo que a veces pensamos, el abuso el alcohol es infrecuente en nuestro país (cuarto por la cola). Además, el tabaquismo está en la media europea y, en cuanto al bullying o acoso, estamos terceros por la cola.
En cambio, España, junto a Francia y Dinamarca, tiene las mayores tasas de consumo de drogas ilegales de la Unión Europea y se sitúa entre los 10 primeros puestos en abuso sexual.
Tratar y prevenir
El informe presentado al Parlamento Europeo también evalúa la capacidad de respuesta social de cada país a las necesidades de personas con trastornos de la salud mental. Aquí se incluyen desde el número de terapeutas ocupacionales hasta programas de prevención e intervención a nivel social.
Aquí España se sitúa en posiciones bajas por la ausencia de programas para la promoción de la salud mental entre los padres, la preparación para desastres naturales o humanos (como puede ser el terrorismo) o el gasto per capita en beneficios sociales para discapacitados.
La forma de revertir la alta prevalencia española de trastornos mentales pasa, para Pérez Solá, por "lo de siempre: reforzar la primaria para hacer una intervención precoz y un tratamiento adecuado, pero también actuar sobre la población de riesgo, especialmente niños y adolescentes en riesgo de abandono, malos tratos, acoso… que son los factores que están más relacionados con este tipo de patologías".
Esto último el psiquiatra lo añade a la columna del 'debe' en el balance general. "En nuestro país hacemos relativamente bien el diagnóstico y el tratamiento, pero nos falta mucho para hacer estrategias preventivas que realmente funcionen".