La irrupción en los últimos meses de dos nuevas crisis sanitarias de impacto social y mediático, la viruela del mono y la hepatitis aguda grave de origen desconocido en niños, han zarandeado al mundo cuando ya vislumbraba el fin de la pandemia de Covid-19. Sobrevuela la pregunta: ¿hay ahora más enfermedades de las que preocuparnos, o es que estamos más sensibilizados? Ambas respuestas son válidas: si la viruela símica ha llegado a Europa como síntoma de las nuevas dinámicas globales de contagio, ahora sabemos que los casos de la rara hepatitis en niños no son una anomalía de 2022, ni han aumentado en cantidad o gravedad.
Esta es la conclusión del informe publicado por el Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Centro Nacional de Epidemiología, dependiente del Ministerio de Sanidad. 52 niños han contraído la hepatitis aguda grave de origen desconocido en lo que va de año. Tres de los casos han sido lo bastante severos como para requerir un trasplante de hígado y, tristemente, dos niños de uno y seis años han muerto. Sin embargo, no ha habido más casos que en el promedio de los últimos cinco años para el mismo periodo, ni peores pronósticos.
Sin embargo, la alerta ha sido genuina: el 11 de abril, el Ministerio de Sanidad remitía a las comunidades autónomas la alerta sanitaria internacional a raíz de los casos detectados en población infantil en Inglaterra y Escocia. No fue una exageración: con 278 casos hasta la fecha, la incidencia de esta hepatitis sí se ha disparado en Reino Unido este año por motivos que todavía se están investigando, confirma el informe. Un adenovirus sigue siendo el principal sospechoso, pero se sopesa un efecto combinado de virus Adeno-asociados 2 (AAV2) o virus del herpes. Factores genéticos, inmunológicos o toxinas ambientales también podrían estar involucrados.
[Hepatitis infantil: algunas respuestas y muchas incógnitas]
"Una vez que empezó Reino Unido a notificar casos, todos los demás países activaron las alertas", explica la Dra. Marta Casado, presidenta de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). "Pero en España, en función de los datos de los que disponemos, esto no supone un aumento de la incidencia". Las investigaciones más recientes -tanto que ni han sido publicadas aún, precisa la especialista- parecen reforzar la hipótesis de la asociación del adenovirus 41, "considerado hasta ahora inocuo", y un virus adeno-asociado, "que necesita al primero para replicarse".
Las circunstancias recuerdan a la fábula en la que un pollito recibe un golpe en la cabeza, concluye erróneamente que 'el cielo se está cayendo' y decide alertar a toda su comunidad, con desastrosas consecuencias. Si la moraleja tradicional condenaba al protagonista por su alarmismo, la vigilancia epidemiológica nos enseña que hizo bien en notificar el extraño evento adverso para la salud. "Tras la pandemia, hemos aprendido a mejorar la red de vigilancia", valora la Dra. Casado. "Es probable que por eso estemos detectando más casos, pero al mismo tiempo, tras las restricciones, la población se ve expuesta a virus con una capacidad patogénica diferente".
El perfil de la enfermedad
La edad media de los pacientes que se investigan ha sido de 5 años, con una mediana de edad de 3 años (rango 0 meses hasta 16 años). Se ha registado una llamativa desigualdad por sexos: el 63,5% de los casos (33) han sido niñas por un 36,5% (19) de niños. Por comunidades autónomas, Madrid concentra la mayor cantidad de casos (17), por delante de Cataluña (9), Galicia (6), Baleares (5), Andalucía (4), Murcia (3), Castilla-La Mancha (3), Castilla y León (2), Canarias (1), Comunidad Valenciana (1) y Aragón (1). El 82% es residente en "grandes núcleos urbanos".
Por síntomas, los notificados con mayor frecuencia han sido el malestar (29 casos), vómitos (30 casos), fiebre (28 casos) y dolor abdominal (23 casos). Otras incidencias notificadas han sido la ictericia (21 casos), diarrea (16), síntomas respiratorios (14) y rash -sarpullido- (10). En 15 de los 32 casos analizados, cerca de la mitad, se obtuvieron pruebas positivas para adenovirus. La presencia de coronavirus SARS-CoV-2, por frotis faríngeo y PCR, solo se detectó en cuatro de 44 casos. Otros 11 de los analizados tenían anticuerpos indicativos de haber pasado la Covid-19.
En cuanto a las causas, han podido contribuir multitud de factores, enumera la Dra. Casado. El levantamiento de las restricciones por la pandemia ha coincidido con la temporada de mayores infecciones por adenovirus en niños, la primavera y el comienzo del verano, cuando muchos de ellos no habrían desarrollado aún inmunidad. También influyen los elementos genéticos y ambientales de cada población. Así es la moraleja moderna del cuento del pollito: si hubieran investigado su historia, hubieran encontrado en el lugar de los hechos no un pedazo del cielo, sino una bellota. Y tarde o temprano darían con el modo de proteger a los pollitos del futuro.