"Si la artritis se diagnostica a tiempo, se puede evitar la discapacidad". Así de contundente se mostraba el doctor Ceferino Barbazán en la rueda de prensa del XII Simposio de Artritis Reumatoide de la Sociedad Española de Reumatología (SER) celebrado el pasado mes de septiembre. A los pocos días de su jubilación y con más de 40 años como reumatólogo, Barbazán reconoce que antes del 2001 temía por todo lo que sufriría el paciente, ya que no fue hasta entonces cuando surgieran las terapias biológicas y dirigidas. Aun así, se trata de una enfermedad sin cura que en España alcanza los 300.000 afectados, según los datos del estudio EPISER.
La artritis reumatoide puede confundirse con otras patologías reumáticas como la artrosis, el lupus, la artritis psoriásica o la gota. No existe una prueba diagnóstica única que nos indique la presencia o no de esta enfermedad. Éste depende del estudio clínico minucioso del paciente por parte del reumatólogo. Se caracteriza por la inflamación de las articulaciones, que son las zonas del organismo donde se unen dos huesos.
De todas las formas de artritis crónica, la más frecuente es la artritis reumatoide, que afecta a entre un 0,3% y 1% de la población mundial. Las consecuencias de la enfermedad sin un tratamiento adecuado son elevadas, pues provocan una discapacidad grave en una proporción importante de pacientes, lo que disminuye su calidad de vida. Es por este motivo por el que un diagnóstico precoz aumenta la probabilidad de controlar la inflamación de las articulaciones, e incluso se puede conseguir la remisión de la enfermedad, que es la ausencia absoluta de síntomas de la artritis.
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Sin embargo, se desconoce la causa que provoca esta patología que, hasta el momento, tampoco tiene cura. Sí que sabemos que se trata de un proceso autoinmune de carácter crónico, por el que nuestro sistema inmune ataca a las articulaciones, produciendo inflamación y daño en las mismas. De hecho, puede causar la erosión ósea y la deformidad de las articulaciones.
Aun así, esta enfermedad crónica también presenta síntomas no articulares que pueden ir desde la astenia y el cansancio general hasta órganos como el corazón, el riñón y la piel. "En un porcentaje más alto suele afectar al pulmón, y si el paciente fuma, la incidencia es bastante más alta", asegura el doctor Barbazán.
Por qué en mujeres
La artritis reumatoide afecta más al género femenino, ya que la padecen tres mujeres por cada hombre en España. Los expertos apuntan a que un hecho como este puede mostrar que los factores hormonales juegan un papel importante en la aparición de la enfermedad. Es más, dentro de las propias mujeres, existe mayor riesgo en aquellas que comprenden edades de entre 50 y 60 años.
Sin embargo, esta enfermedad no tiene fecha de caducidad, puesto que se puede dar en cualquier edad. Por ejemplo, podemos encontrarla en niños de 1 a 3 años, aunque se presenta de forma distinta que en mujeres adultas o en personas mayores.
Aunque existan algunos factores genéticos que favorecen el desarrollo de la artritis reumatoide y se han identificado algunas variantes genéticas que se asocian con formas más graves de la enfermedad, no se puede decir que la artritis reumatoide sea una enfermedad hereditaria.
El tabaco es el único factor ambiental conocido que puede contribuir a la aparición de esta enfermedad crónica. Los fumadores tienen más riesgo de padecer la artritis reumatoide ya que el tabaco puede modificar algunas proteínas humanas que, de esta manera, se convierten en objetivos que nuestro sistema inmune pretende eliminar.
Síntomas tempranos
Los síntomas de la artritis reumatoide van desde formas leves hasta formas graves que pueden llegar a acortar la esperanza de vida de los pacientes. Así, las principales manifestaciones de la enfermedad consisten en dolor e inflamación de las articulaciones. También es típica la rigidez o entumecimiento articular cuando nos levantamos de la cama por la mañana.
A consecuencia de estos síntomas se produce dificultad para moverse y para desarrollar las actividades de la vida cotidiana. Las articulaciones que antes se afectan suelen ser los nudillos de las manos, las muñecas y los pies. Y con frecuencia suele producirse de forma simétrica. Aunque pueden verse afectadas otras zonas como las rodillas, los codos y los hombros. A veces puede perjudicar a la columna vertebral, pero solo a nivel del cuello.
La artritis reumatoide también puede producir síntomas fuera de las articulaciones. Muchos pacientes se quejan de cansancio, falta de apetito o pérdida de peso. En ocasiones aparecen bultos duros debajo de la piel en zonas próximas a las articulaciones, que se conocen como nódulos reumatoides. Aparecen en una de cada tres a cinco personas con artritis reumatoide, y se localizan normalmente en áreas de presión como los codos, los antebrazos, y los dedos de las manos.
En general, las personas con artritis reumatoide tienen un aumento de los problemas cardiovasculares que puede llevarles a que su esperanza de vida sea algo menor. Es por este motivo por el que resulta muy importante, según los reumatólogos, que se controlen los factores de riesgo para padecer infartos o isquemia cerebral, la tensión arterial y el colesterol. Además, no fumar y hacer ejercicios de forma regular suelen ayudar a las personas con artritis reumatoide.
Otro de los síntomas que puede padecer este tipo de pacientes es el llamado síndrome de Sjögren, una enfermedad que produce inflamación de las glándulas que lubrifican diversas partes del organismo como las lágrimas en los ojos, la saliva en la boca o las secreciones vaginales. De esta manera, la principal consecuencia de este proceso es que se produzca una conjuntivitis o sequedad bucal y vaginal.
Sin tratamiento curativo
En la gran mayoría de los casos la artritis reumatoide se puede tratar de forma muy eficaz, permitiendo que los pacientes tengan una vida prácticamente normal. Esto es así a pesar de que no se dispone de tratamientos curativos, por lo que los pacientes necesitan recibir medicamentos durante largos periodos de tiempo o incluso durante toda la vida.
Aun así, el tratamiento de la artritis reumatoide variará en cada paciente dependiendo de la intensidad y extensión de las articulaciones inflamadas y también de la presencia y gravedad de las manifestaciones en otros órganos.
Los corticoides son fármacos muy útiles para reducir el dolor y la inflamación de las articulaciones. Aunque muchos pacientes temen su ingesta debido a los posibles efectos adversos que pueda tener. Sin embargo, desde la SER consideran preciso señalar que cuando un reumatólogo los recomienda para el tratamiento de un proceso reumático es porque ha analizado los posibles riesgos y beneficios.