La tripledemia es el término con el que algunos científicos se están refiriendo a su mayor pesadilla para el invierno en España. Significa, ni más ni menos, que podrían coincidir tres olas especialmente fuertes de tres virus respiratorios en esas fechas: la gripe común, la covid y, por último, el virus respiratorio sincitial o VRS. A los dos primeros los conocemos de sobra, pero ¿qué hay de este último? En realidad, el VRS no es nuevo, pero hasta hace poco era más conocido por los pediatras que por el resto de médicos y la población general.
Se trata de un virus que tiene una gran incidencia entre los niños: antes de la pandemia se asumía que el 90% de los niños habían estado en contacto con el VRS al cumplir los dos años. Ahora bien, los síntomas que estos manifestaban podían ser más leves o más graves en función de aspectos como la edad a la que se contagiaban, la exposición al humo del tabaco, el hecho de haber nacido prematuros o tener alguna otra enfermedad. Según un artículo publicado en la revista The Lancet, sólo en el año 2019 murieron 100.000 niños menores de seis años por esta infección.
"Este año la aparición de este virus se ha adelantado y se están observando casos más agresivos en niños más mayores de lo previsto. Algunos lactantes de entre uno y dos años presentan síntomas más graves que los que se observaban antes en ellos", cuenta Irene Rivero, vocal de la Sociedad Española de Infectología Pediátrica (SEIP). Los científicos apuntan a que esta problemática puede ser otro efecto secundario de la pandemia del coronavirus, que este invierno ya cumple su tercer año.
Visitas con peligro
Rivero explica que durante los meses de confinamiento y de las medidas más restrictivas para evitar los contagios, el VRS dio una tregua a los más pequeños. Sin embargo, parece ser que el hecho de que los niños que en su primer año de vida no estuvieran expuestos a este virus ha provocado que no desarrollaran una inmunidad efectiva y lo están pasando ahora. "Este año estamos observando mucho más VRS que el año pasado, pero son más o menos similares a antes de la pandemia", explica Rivero.
Eso sí, estos datos siguen siendo preocupantes, especialmente, por la salud de los niños más pequeños, ya que las mayores tasas de mortalidad entre los niños por este virus se centran en los menores de un año de edad. Por esta razón, varios sanitarios han pedido en Twitter extremar las precauciones a la hora de entrar en contacto con los recién nacidos. "No dejéis que nadie que no sea su padre o su madre bese y coja a vuestros hijos recién nacidos", ha escrito el pediatra de Urgencias David Andina en la red social.
Otros médicos como José Ramón Fernández, pediatra neonatólogo en el Hospital Santa Lucía de Cartagena, o el intensivista Alberto García-Salido han publicado mensajes similares. La vocal de la SEIP se une a estas recomendaciones, pero matiza que no son específicas para la situación de este año. "Aunque este año se ha adelantado, el VRS suele circular desde el mes de octubre hasta los de febrero o marzo", explica Rivero. "Siempre se ha aconsejado no visitar a los recién nacidos en invierno y, si se hace, lo mejor es al aire libre".
No subestimar el VRS
Esto se debe a que el VRS es una enfermedad que también infecta a los adultos, puede provocar síntomas en ellos que se asemejan a un catarro leve —como la tos o la mucosidad nasal— y, por eso, habitualmente no son motivo de consulta. Visitar a estos pacientes si presentamos estos síntomas, diarrea o fiebre aumenta el riesgo de que se contagien de este virus que es potencialmente mortal para los más pequeños. Sobre todo, si termina por ocasionar una bronquiolitis aguda.
"Las mayores tasas de mortalidad por el VRS se producen en los países con un índice de desarrollo humano (IDH) bajo", explica Rivero. "Por suerte en España estas tasas son bajas, pero no debemos pensar que no es un problema. También mata a personas mayores a partir de los 60 años, principalmente, a aquellos que tienen una enfermedad de base que se desequilibra por culpa de este virus". Habitualmente los síntomas del VRS son leves, pero se deben observar algunos que pueden ser especialmente preocupantes.
En los lactantes de entre seis y doce meses, los médicos deben prestar especial atención a la auscultación por si se escuchan sibilancias que puedan indicar una bronquiolitis aguda. Estos pacientes tienen riesgo de dejar de comer y requerir la hospitalización por una posible deshidratación. La bronquiolitis es la primera causa de ingreso en lactantes y su tratamiento puede ser complicado. Por esta razón, Rivero insiste en que si tenemos síntomas respiratorios evitemos entrar en contacto con los más pequeños.
O gestiona tu suscripción con Google
¿Qué incluye tu suscripción?
- +Acceso limitado a todo el contenido
- +Navega sin publicidad intrusiva
- +La Primera del Domingo
- +Newsletters informativas
- +Revistas Spain media
- +Zona Ñ
- +La Edición
- +Eventos