Las urgencias pediátricas atraviesan uno de sus peores momentos debido a la alta incidencia que se está produciendo este año entre los más pequeños de virus respiratorio sincitial (VRS). Los expertos piensan que este aumento de los casos es un daño colateral de la pandemia de la Covid: durante estos dos últimos años el VRS apenas ha circulado y los niños no cuentan con la inmunidad necesaria. "En algunas urgencias se están atendiendo hasta un 40% más de pacientes que antes de la pandemia", explica este artículo de EL ESPAÑOL.
Los síntomas de este virus pueden ser más o menos intensos dependiendo de los casos, pero hay uno que preocupa en especial: la bronquiolitis. Esta suele ser la condición que hace que los niños necesiten ser atendidos en el servicio de Urgencias. Pero, ¿en qué consiste esta enfermedad? La bronquiolitis es una infección de los pulmones que se produce comúnmente en los bebés y en los niños, con más presencia en los meses de invierno y casi siempre producida por un virus, tal y como explican en la página de la Clínica Mayo.
El principal efecto de esta infección es la inflamación de los bronquiolos, las vías aéreas del pulmón más pequeñas. Al mismo tiempo, la mucosidad se acumula en estos pequeños conductos e impide que el aire entre y salga con normalidad del órgano. En un principio, estas bronquiolitis pueden tener la apariencia de un simple catarro —con síntomas como la congestión, la tos o, incluso, la fiebre—, sin embargo, en los siguientes días puede ir complicándose y presentar otros efectos más graves.
Síntomas y prevención
Uno de los signos que alerta en mayor medida a los sanitarios es si el niño afectado por este virus presenta sibilancias al respirar. Esto es, una dificultad para respirar acompañada por una especie de sonido de un silbido. En estos casos, es necesario que los niños afectados sean atendidos por un experto, pero también pueden observarse otros como respiraciones muy rápidas y superficiales, dificultosas, que el niño se encuentre aletargado o se niegue a beber el suficiente agua.
En los peores casos, los niños pueden presentar cianosis; es decir, que la piel y, sobre todo, los labios y las uñas adquieran un tono azulado. Además, estos niños pueden sufrir una insuficiencia respiratoria, deshidratación y apneas. El mayor riesgo para los niños se encuentra por debajo de los dos años y es especialmente alto en los niños menores de tres meses. De todas formas, la exposición al humo del tabaco o afecciones del corazón a los pulmones pueden aumentar el riesgo de estos niños.
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Si los síntomas son graves estos niños reciben respiración asistida introduciendo un tubo en la tráquea hasta que los síntomas de la infección remitan. En cualquier caso, la mayoría de los casos de bronquiolitis se recuperan de esta enfermedad sin problemas con los cuidados que reciben en casa. De todas formas, es importante tomar medidas de prevención para evitar que los más pequeños se contagien, especialmente ahora que las urgencias pediátricas presentan saturación de pacientes.
Para ello, los expertos piden que los adultos tengamos cuidado cuando tratemos con niños, ya que nosotros mismos podemos portar el VRS y contagiárselo sin querer. En el caso de los adultos, el VRS suele tener una sintomatología leve que suele pasar desapercibida. Por eso, debemos reducir las visitas a los niños más pequeños y, sobre todo, a los más pequeños. Si convivimos con un niño de muy corta edad debemos aplicar las medidas de higiene aprendidas durante la pandemia: lavado de manos y superficies y, si presentamos un catarro —por muy leve que sea— alejarnos o utilizar mascarillas.