La Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido ha emitido una alerta por el aumento de infecciones por estreptococo del grupo A, que ha dejado al menos seis muertos desde septiembre. Los médicos señalan que es una enfermedad muy habitual, también en España, y que puede ser tratada exitosamente con antibióticos si se detecta entre las 48 y las 72 horas de evolución.
También parece ser el último ejemplo de un patógeno queriendo recuperar su espacio tras dos años y medio en que el SARS-CoV-2 había ocupado todo el espectro de infecciones. Aunque en nuestro país es el único test de diagnóstico rápido presente en todas las comunidades autónomas, los médicos no perciben un aumento notable de las infecciones por esta bacteria.
"Sin ser un número desproporcionado de casos, hay más diagnósticos en los últimos meses de lo habitual", afirma Francisco Javier Membrillo de Novales, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica, Seimc.
"Es lo mismo que encontramos ahora con otras enfermedades como la bronquiolitis", continúa. El estreptococo se contagia por toses o estornudos, así como el contacto con las mucosas. Los niños más pequeños, al no haber estado expuestos a diversos patógenos en este tiempo, los contraen ahora. "Podríamos decir que vemos ahora todas las infecciones estreptocócicas de este año y de los anteriores".
En España no hay datos oficiales sobre la incidencia (un estudio de 2019 estimaba 2,5 casos por 100.000 niños) , pero en Reino Unido esta se ha multiplicado respecto a los años prepandemia. En la franja de edad entre 1 y 4 años, se ha pasado de 0,5 casos por 100.000 individuos a 2,3. Entre los 5 y los 9 años, de 0,3 a 1,1 infecciones por cada 100.000 niños. También se ha pasado de 4 a 8 muertes totales, informa la BBC.
"Habría que valorar las condiciones de estos pacientes", medita la pediatra asturiana Belén Aguirrezabalaga. "Diagnosticada en las primeras 48-72 horas de evolución, que es lo habitual, se trata con penicilina y no hay ningún problema". Por eso, sin más información, cree que las muertes pueden haberse dado entre niños con alguna condición previa que les afectara al sistema inmune.
Síntomas de la infección por estreptococo
"El estreptococo beta-hemolítico del grupo A está presente siempre, nunca lo hemos dejado de tener", afirma. La pediatra no ha notado ningún aumento especialmente notable de las infecciones en su consulta en Gijón. "Son infecciones en garganta muy habituales, amigdalitis pultáceas, con pus, fiebre muy alta".
A veces se manifiesta en la piel, "se trata de una cepa concreta que tiene produce la escarlatina o 'alfombrilla', como se le decía antes". Se trata de pequeños granitos en la piel "más palpables que visibles, rojos pero no muy llamativamente".
Aguirrezabalaga apunta que la fiebre causada por el estreptococo es muy alta, bastante abrupta y que no cede con facilidad. Además, a los niños se les inflaman las anginas, lo que les provoca una "voz típicamente gangosa". El tratamiento con antibióticos es eficaz y no se han observado resistencias a la penicilina. Por ello, recomienda que, ante un cuadro de estas características, los padres utilicen antitérmicos y pidan cita con su médico habitual, sin necesidad de acudir a urgencias.
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Francisco Javier Membrillo incide también en lo habitual de la infección y en lo raro de la enfermedad grave. "Los fallecimientos son muy poco habituales: siempre hay más riesgo en niños inmunodeprimidos, pero no necesariamente". La bacteriemia, cuando el patógeno pasa al torrente sanguíneo, es poco común y puede ser tratada adecuadamente con antibióticos.
La Agencia de Seguridad Alimentaria de Reino Unido relaciona este aumento de casos con la reactivación del contacto social tras el levantamiento de las medidas de control de la Covid y no advierte nuevas cepas que puedan causar mayores problemas. Con todo, un estudio de 2019 de The Lancet alertaba de un aumento en el número de infecciones desde 2014.
Aunque no se haya asociado a resistencias antibióticas, el portavoz de Seimc advierte del peligro del uso de estos fármacos para procesos virales –para los que no son efectivos– y señala la importancia de manejarlos correctamente a nivel de población.
También recuerda que es importante diferenciar una infección leve de un cuadro grave "en el que la fiebre persista, el niño tiene falta de aire, dolor en el pecho, labios, manos o pies, somnolencia, cambios en la irritabilidad o en el nivel de conciencia".