María Luisa López Díaz-Ufano (octubre, 1960) es la mejor médica de familia de España. Así lo ratifica el premio que le otorgó el pasado diciembre la Real Academia Nacional de Medicina de España. Han pasado ya varias semanas desde que recibió la carta en la que se le notificaba, pero aún no se lo cree. El momento le pilló por sorpresa y en su casa. "El fallo del jurado había sido unánime, me quedé sorprendidísima", recuerda. Competía contra seis médicas más, pero la junta directiva del RANME la eligió a ella.
¿El truco? Simplemente, preocuparse por sus pacientes. Así, sin trampa ni cartón. López Díaz-Ufano no cuenta con ninguna fórmula especial para ser nombrada la mejor médica de Familia de España. "Lo único que tengo es mi trayectoria", responde. Lo va contando mientras sale de trabajar de su centro de salud, el Reyes Católicos de San Sebastián de los Reyes. No lleva ahí toda la vida, pero como si lo fuera, porque se preocupa de conocer el mínimo detalle de cada una de las personas que moran su lista y ayudarles.
A pesar de salir de una larga jornada de trabajo, tiene tiempo para repasar los 40 años de carrera que lleva a sus espaldas, marcados por momentos buenos y, como relatará más adelante, no tan buenos. Pero, como dicen, sarna con gusto... Porque lo suyo es vocacional, a pesar, de que, como confiesa, en su familia no hay tradición médica. Sí que la hay de sacerdocio. ¿Podrían ser los pacientes como sus feligreses? "Sí, podría decirse que sí", contesta entre risas.
¿De dónde viene la vocación de ser médica?
Lo tenía claro desde antes de terminar COU, pero no sé exactamente qué me influyó. No había nadie enfermo en casa, gracias a la suerte, ni tampoco una serie popular, como las que vinieron después. Además, yo hice una rama mixta, latín, griego, química y física. De hecho, me encanta el lado humanístico e hice la tesis doctoral por Humanidades Médicas.
Pero, ¿jugaba a los médicos con muñecas de pequeña?
No, la verdad es que no. Recuerdo que me vino como un pensamiento de querer ayudar a los demás.
¿Y por qué elegir la especialidad de Familia?
Porque me gustan las personas y es lo que da la continuidad con ellas. No quiere decir que un especialista en un hospital no la tenga, pero se pierde bastante. Yo he vivido la etapa de transición de lo que antes era el cupo a la Atención Primaria de ahora. Y eso, en las zonas rurales, nos permitía antes tener a las mamás embarazadas, luego sus recién nacidos, verlos crecer y tenerlos de adultos. Eso es lo que más me ha gustado.
¿Qué imagen cree que tiene la gente del médico de Atención Primaria?
En este momento, quizás, después de tantos meses encerrados y con las restricciones, hay bastante crispación en general, porque piensan que no se ha trabajado o que no se les ha atendido. Creo que nuestra función es contarle a la gente lo que ha pasado y que sepan que vas a responder.
¿Hay comprensión por parte de los pacientes?
Pienso que sí, aunque siempre habrá personas peculiares o con quejas. Siempre las ha habido y eso lo he comprobado con mi trayectoria. Cuando empiezo, soy estudiante de la Autónoma de Madrid y me mandan al barrio de Villaverde y a San Blas. Lo que recuerdo es una agresividad importante. Es verdad que, en aquel momento, era un municipio difícil. Luego pasé una temporada larga en Alcalá de Henares y ahí tuve un episodio importante de agresión médica que acabó en juicio.
Ahora, estamos diciendo que hay más agresiones, menos entendimiento, que faltan profesionales y todo eso es cierto, pero también tenemos unas circunstancias diferentes a las de antes. La sanidad se debería enfocar de forma diferente. La cronicidad de las personas mayores ha aumentado y hacen falta más médicos, hace falta más enfermería, pero también que colaboremos con los farmacéuticos y con otros personajes sanitarios, para que, entre todos, podamos llevar lo mejor posible todo esto.
¿Qué pasó en aquella agresión que acabó en juicio?
Creo que es el primer delito de falta que hay en la Comunidad de Madrid y lo tengo ganado. Un señor se enfadó conmigo porque no le receté la medicación que él consideraba que le tenía que recetar. Entre gritos y aspavientos, tuvieron que llamar a la policía. Él luego se inventó que yo le había faltado el respeto, pero yo contaba con mis pacientes que estaban delante. Es triste contarlo, pero es un ejemplo de que no son cosas que vengan de ahora, que siempre han estado.
[Tengo 31 años, soy médico de Atención Primaria, y yo también pienso en dejarlo para siempre]
¿Qué opina como profesional de la huelga de médicos de Atención Primaria en la Comunidad de Madrid?
Es cierto que se necesitan más sanitarios, pero se necesitaban tanto antes como ahora y no sé si era el momento adecuado. Esto se podía haber planteado de otra manera, los médicos de Atención Primaria no podemos hacer una huelga indefinida porque dejas o pierdes ese concepto que tenemos nosotros de continuidad. Si yo te estoy haciendo un seguimiento como enfermo crónico y nos declaramos en huelga indefinida todos, al paciente nada más que se le atiende de manera mínima. Y los mínimos, si de verdad hacemos las cosas como se definen en lo que es una huelga indefinida, no serían el paciente hipertenso ni el paciente diabético. No sé cómo sería la fórmula de enfocarlo, pero indefinida creo que no.
Usted diría que los problemas no vienen de la administración de Ayuso, vienen de antes.
Totalmente. A lo mejor se ha podido acentuar en algún campo en concreto, pero no vienen de ahora, viene de tiempo atrás. Mira, trabajo en San Sebastián de los Reyes. Desde finales de los 80 sólo hay tres centros de salud y no se han vuelto a abrir más y han pasado distintos gobiernos por la Comunidad de Madrid. En 2009, estaba prevista la construcción de un centro de Salud, estamos en 2023 y no están ni los cimientos y en todo ese tiempo, tanto a nivel municipal como autonómico, han pasado distintos gobiernos. El problema es que todo este tiempo se ha ido limitando o disminuyendo toda la inversión en salud pública.
Qué opina de la frase: los médicos son fríos y distantes.
Pues que conmigo eso no se aplica
Y del tópico que tienen mala letra.
Yo no. Te lo demuestro.
El paciente se debe enterar de lo que escribimos. Es una manera también de acercarme al paciente.
También es especialista en Nutrición y Dietética. Aquí también hay muchos tópicos. Por ejemplo, un limón exprimido por la mañana es bueno para la salud.
No hay evidencia científica. Olvidaos de que el limón, el tomate, la naranja o el plátano, por sí solos, son sanos. Es sana la dieta mediterránea y la dieta adaptada a las personas. Cuando yo hablo de Nutrición y Dietética, lo primero que tenemos que hablar es de evidencia y la alimentación hay que adaptarla a las personas, es personalizada. Es verdad que tenemos una flora intestinal que va a influir mucho, pero nos influye también la genética. Hay personas con predisposición genética al ácido úrico alto y no podemos darles alimentos que son considerados saludables, como son los tomates, las espinacas o las verduras. Estudié también Nutrición y Dietética por eso, para ver cómo influía en la cronicidad de los pacientes y en la eficacia de los medicamentos.
[Las cuatro mentiras sobre la comida que has creído toda la vida y que dañan tu salud]
Me podría poner un ejemplo de un fármaco y un alimento que interaccionan mal.
La espinaca y las acelgas con los anticoagulantes y fíjate la cantidad de gente mayor que toma el Sintrom. Y no me estoy metiendo ni con el alcohol ni con los vinos ni con cosas así más extremas.
Hablando ahora también de fármacos. ¿Qué opina de las voces que piensan que en Atención Primaria se recetan medicamentos que, a lo mejor, no ayudan al paciente, como en el caso de las benzodiacepinas?
Ahora voy a romper también ese tópico. Muchos de los medicamentos que se prescriben en Primaria vienen, de alguna manera, impuestos desde la especialidad. Luego, en Primaria lo que ocurre que hay muchos médicos que no hacen una formación continuada y que, a lo mejor, desconocen que determinados fármacos pueden interaccionar, como lo que he expuesto de los alimentos o con la fitoterapia, que es otra de las cosas que se ha puesto también muy de moda. Como viene de una hojita y parece que es muy saludable y no hay problema, no conocen que puede ser que, bioquímicamente, lo que está haciendo es una interacción.
Qué es lo más surrealista que le ha pasado en consulta que le haya dejado huella.
Es complicado pensarlo así a voz de pronto. Recuerdo que, en mis inicios, vi un bebé y ese bebé terminó en el hospital y vinieron a decirme que el medicamento que yo había prescrito estaba mal. Luego nos enteramos que, entremedias, la madre había ido a ver un chamán, que le mandó infusiones y aspirar humo de nosequé.
Antes de saberlo todo el rato me preguntaba, cómo me ha podido pasar esto, si yo he actuado bien, de una manera correcta. Lo que no se sabe al principio es que hay gente que viene a consulta contándote cosas u ocultando otras para conseguir un objetivo en particular y luego no dudan en echarte a ti las culpas. Por eso, hay que formarse, para detectarlo. Formarse es seguridad en el paciente, pero también para el profesional.
También eres profesora de Universidad y tutora de MIR. ¿Qué tal ese aspecto profesional?
A mí me encanta y además me motiva. Los alumnos te ponen las pilas, con las tecnologías y con nuevas formas de enseñar.
¿Ve motivadas a las nuevas generaciones?
Hay de todo. Hay que transformar la sanidad a nivel de asistencia, pero también a nivel de formación. Debería haber más transversalidad, que lo llevamos viendo hace tiempo en varios países de Europa. El número del MIR no debería determinar que se elija una u otra especialidad y quedarse ahí.
Con todo esto y con 40 años de carrera a sus espaldas, ¿qué balance hace?
Pues que sigo trabajando en primaria. Podría haber estado mejor en otros sitios, pero me gusta esto, me gusta la atención que le dio al paciente y la cercanía.