En un capítulo de la reciente y polémica serie española Autodefensa, Berta, una de las protagonistas, le dice a su psicóloga que cree que sus problemas sentimentales pueden deberse a que de pequeña fue violada y no lo recuerda. "Como es tan heavy, lo he borrado de mi cabeza pero mi cuerpo se acuerda del trauma, ¿sabes?"
Los traumas reprimidos que de repente afloran un día son un lugar común en la cultura popular, con novelas y películas –desde Hitchcock al cine de sobremesa– que coquetean con lo que se ha dado en llamar 'amnesia disociativa'. Protagonistas que, con 30 o 40 años, recuerdan, de repente, que en su infancia observaron un crimen espantoso o fueron objeto de abusos, enterraron el recuerdo y un día, de repente, algún detalle funciona como resorte para que la memoria le estalle en la cara.
En el mundo real también se han dado estas situaciones. Algunas de ellas fueron muy sonadas, como cuando una mujer aseguró haber visto a su padre asesinar a su mejor amiga y bloquear el recuerdo durante 20 años, u otra asoció su trastorno de la conducta alimentaria a los repetidos abusos de su padre en la infancia, un recuerdo que solo pudo desbloquear en la consulta del psicólogo. El problema es que ambos casos son falsos, como todos los traumas reprimidos.
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Las dos historias sucedieron en los años 90, cuando se vivía el 'boom' de la amnesia disociativa, aunque este concepto se retrotrae hasta el padre del psicoanálisis. "Es una propuesta que hizo Freud hace más de 100 años", explica Antonio L. Manzanero, profesor del Departamento de Psicología Experimental, Procesos Cognitivos y Logopedia de la Universidad Complutense. Según el famoso austríaco, se trataría de un "mecanismo de defensa en que las experiencias traumáticas se reprimen y no serían accesibles a la conciencia".
La cuestión es que, más de un siglo después de Freud enunciara los postulados psicoanalíticos, la evidencia científica "no ha sido capaz de demostrar que este fenómeno existe", afirma Manzanero. "Más bien va en contra de todo lo que sabemos de cómo funciona la memoria, sobre todo porque somos más capaces de recordar los hechos que son emocionalmente significativos para nosotros: la rutina no genera memoria autobiográfica".
Asociaciones contra las falsas memorias
Ya en los 90, los psicólogos (clínicos) desmontaron ese 'boom'. Incluso, en 1993, la Sociedad Británica de Psicología alertó con preocupación que algunos psicólogos podían estar implantando "inadvertidamente" falsas memorias de abuso sexual infantil en sus clientes e inició una investigación. Ese mismo año se fundó la Sociedad Británica de la Falsa Memoria, dedicada a luchar contra este fenómeno y dar apoyo a los damnificados.
Como apunta la psicóloga tuitera Heleven en un hilo de esta red social, mediante técnicas sugestivas, interpretación de los sueños, hipnosis o exposición a historias de otras víctimas se pueden llegar a inducir memorias falsas.
"Todos recordamos cosas que no han sucedido o no lo han hecho como recordamos", puntualiza Manzanero. "Las falsas memorias son normales, forman parte del funcionamiento normal de la memoria". El problema es cuando implican a terceras personas en conductas delictivas.
Los psicoanalistas respondieron en su momento a los psicólogos clínicos en lo que se dio por llamar las 'guerras de la memoria'. A pesar de que han seguido acumulándose las pruebas contra los traumas reprimidos, en los últimos años parecen haber repuntado los estudios sobre amnesia disociativa registrados por la base de datos médica PubMed.
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La cuestión es que investigar la memoria no es sencillo. Manzanero explica que "muchas veces se hace desde una perspectiva clínica, lo que implica que solo evalúas a las personas que han acudido a terapia porque tienen un trastorno, pero no a la mayoría", por lo que existe un sesgo esencial es que difícil eliminar.
Además, no solo es cuestión de psicoterapeutas que estén influyendo –sin la intención de hacerlo– en los recuerdos de las personas. A veces, el destape de un caso traumático ha hecho que personas que estuvieron cerca acaben creyendo que a ellas también les salpicó.
Esto se ha dado con sucesos famosos como los casos de abusos sexuales dentro de la Iglesia católica o las revelaciones de víctimas del presentador británico Jimmy Savile. Afortunadamente, no es muy frecuente que ocurra, como tampoco lo es que estos traumas reprimidos lleguen a los juzgados.
El problema en los juzgados
"Como constructo clínico, la amnesia disociativa no genera demasiado problema", reconoce el psicólogo. "El problema nos lo encontramos sobre todo cuando utilizamos estos constructos en perspectivas jurídicas o forenses", con terceras personas implicadas en posibles crímenes.
Manzanero es experto en psicología del testimonio, que es la aplicación del conocimiento de la memoria en entornos jurídicos, minimizando la probabilidad de error. Como si fuera un detective, los psicólogos del testimonio indagan en fechas, características de los recuerdos, el origen, etc. para analizar la credibilidad de lo declarado en un juzgado.
"Distinguir un recuerdo real de uno falso es muy difícil, sobre todo porque el falso pasa por real para la persona que lo recuerda y sus características son semejantes". Ambos se pueden sentir con la misma intensidad. "Las emociones son el peor indicador para discriminar".
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Lo que es sospechoso es que ese recuerdo aflore tras años enterrado. En un artículo reciente, Manzanero y otros autores apuntaban que, al trabajar con hechos probados como guerras o catástrofes, "el problema real suele ser que se quiere olvidar pero no es capaz de hacerlo: estas memorias se recuerdan más que otras". Solo un 4,6% de las personas afirmaba no recordar, pero esto era "más bien por un intento deliberado de no recordar que algo reprimido o amnesia disociativa".
El psicólogo profundiza para EL ESPAÑOL en este tema: "Lo normal es que [el trauma] dé lugar no a una memoria reprimida sino a una muy vívida, que no quiere decir que sea exacta pero sí tendemos a recordar mucho más, hasta el punto de generar trastorno por estrés postraumático: no podemos dejar de recordar".
Con todo, este trastorno afecta a un 30% de los individuos que han pasado por un evento traumático. Lo contrario, la resiliencia después de un trauma, es más frecuente, y esto es algo que solo en los últimos años se ha empezado a arrojar algo de luz.
"Cada vez se está hablando más de crecimiento postraumático, en el que, después de pasar una experiencia traumática, la persona sale fortalecida". La base de datos PubMed da cuenta de un 'boom' de estudios sobre este concepto desde 2019, y solo en el último año se han publicado 599 artículos sobre el tema.
"El hecho de que haya víctimas de experiencias traumáticas que salen fortalecidas de esa situación quiere decir que, en contra de lo que tendemos a creer –que la mayoría de las personas desarrollan un trastorno o un daño psíquico–, hay muchas personas que no lo desarrollan".