Existen alrededor de unas veinte enfermedades, prevalentes en zonas tropicales, que afectan a más de mil millones de personas en todo el mundo, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, apenas tienen cobertura en los programas de salud mundial, razón por la cual se las conoce como Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD). El 30 de enero es su Día Mundial, una fecha instaurada en 2021 para visibilizar su existencia, impulsar y garantizar la atención necesaria.
Este grupo de enfermedades tiene su origen en diversos virus, bacterias, parásitos, hongos y toxinas, y afecta principalmente a comunidades empobrecidas de áreas tropicales, en esencia, zonas rurales en las que escasea el acceso a agua potable y servicios básicos de saneamiento. La mayoría de estas poblaciones carecen de los recursos médicos suficientes para combatir estas enfermedades que son, por otro lado, prevenibles en su mayoría y con tratamientos disponibles. Esta situación perpetúa los ciclos de pobreza y exclusión a los que se ven abocados los habitantes de estas regiones.
A pesar de la aún vasta dimensión de su alcance -una de cada cinco personas en el mundo está en riesgo de padecer alguna ETD-, en la última década, el compromiso internacional ha logrado grandes avances hacia su eliminación. Ahora, para 2030, las próximas metas a alcanzar son reducir en un 90% el número de afectados que requieren tratamiento y conseguir que en 100 países haya desaparecido al menos una de las enfermedades de este tipo que padecen sus habitantes.
¿Cuáles son las Enfermedades Tropicales Desatendidas?
Úlcera de Buruli; enfermedad de Chagas; dengue y chikungunya; dracunculosis; equinococosis; trematodiasis de transmisión alimentaria; tripanosomiasis africana humana; leishmaniasis; lepra; filariasis linfática; micetoma, cromoblastomicosis y otras micosis profundas; oncocercosis; rabia; sarna y otras ectoparasitosis; esquistosomiasis; helmintiasis transmitidas por el suelo; envenenamiento por mordeduras de serpiente; teniasis/cisticercosis; tracoma, y pian.
La esquistosomiasis, enfermedad endémica todavía en 51 países
Está presente en 78 países y en 51 se considera una enfermedad endémica. Afecta aproximadamente a 240 millones de personas, tal como estima la OMS, y cada año provoca unos 200.000 fallecimientos. La esquistosomiasis, perteneciente al grupo de las Enfermedades Tropicales Desatendidas, es una enfermedad parasitaria aguda y crónica, transmitida a través de los parásitos presentes en caracoles de agua dulce. Tiene presencia en comunidades rurales de Sudamérica y Asia pero, en especial (el 90%, según la OMS), afecta a los países del África subsahariana, particularmente poblaciones agrícolas y pesqueras.
Cuando las larvas del parásito son liberadas por los caracoles en el agua, pueden penetrar en la piel, infectando a la persona. Una vez en el cuerpo, las larvas se convierten en gusanos adultos y liberan sus huevos, que pueden salir del organismo a través de las heces o la orina, contaminando el agua y continuando así el ciclo de transmisión.
Estos parásitos se alojan en los vasos sanguíneos o en el tejido corporal, causando síntomas como fiebre, náuseas, diarrea y dolores musculares. En el largo plazo, puede provocar daños progresivos en los órganos, convirtiéndose en una infección crónica. La esquistosomiasis es especialmente grave cuando afecta a niños, pues provoca anemia y retrasos en el crecimiento. Las mujeres también corren riesgo de padecer un tipo determinado de infección: la esquistosomiasis genital femenina.
Erradicar la esquistosomiasis: la meta para 2030
El control de la esquistosomiasis se lleva a cabo a través de estrategias de salud pública, basadas en el tratamiento profiláctico y periódico a gran escala en las poblaciones de riesgo. Estas iniciativas han logrado curar los síntomas leves de la enfermedad y evitar, en muchos casos, que se cronifique, pero las cifras continúan siendo devastadoras. Por eso, eliminar esta enfermedad se ha convertido en una prioridad para la compañía de ciencia y tecnología Merck, comprometida con esta causa desde 2007 y que se encuentra enmarcada dentro de su estrategia de sostenibilidad. En ella, un área prioritaria es el control y la eliminación de esta y de otras enfermedades tropicales, como la malaria, mediante la innovación científica y tecnológica. Peter Guenter, CEO de Healthcare de Merck Group, explica: "En las dos últimas décadas hemos conseguido reducir la prevalencia de la esquistosomiasis en el África subsahariana en casi un 60%. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Con motivo de la Cumbre sobre las ETD que se celebró en Kigali en 2022, renové nuestro compromiso de suministrar gratuitamente el tratamiento de referencia para hacer frente a la esquistosomiasis en África hasta lograr su eliminación."
El Programa para la Eliminación de la Esquistosomiasis de Merck consiste en desarrollar y suministrar medicamentos, mejorar el diagnóstico, contrarrestar la transmisión de la enfermedad, aumentar su control, ampliar el acceso a la asistencia sanitaria y reforzar los sistemas sanitarios locales en los países más afectados. Cada año la multinacional alemana pone a disposición 250 millones de comprimidos para el tratamiento de la enfermedad en niños a partir de los 6 años a través de la OMS. Como hito histórico de este programa, en este 2023 han alcanzado la cifra de 1.700 millones. Estas donaciones han permitido tratar a más de 800 millones de niños en edad escolar en 47 países de África.
Pero para que esta enfermedad sea cosa del pasado, se necesita más investigación, de ahí que Merck, junto a un consorcio internacional de socios, tenga en su pipeline un tratamiento pediátrico dirigido a niños de 3 meses a 6 años. “Hasta ahora, el tratamiento para los niños en estas edades era limitado, de ahí la importancia de investigar un fármaco específico para ellos. La buena noticia es que este ya ha completado el programa de desarrollo clínico y ahora se encuentra en fase regulatoria”, explica la directora médico de Merck en España, Isabel Sánchez Magro, a lo que añade Guenter: "con esta posible nueva opción de tratamiento pediátrico, tenemos la oportunidad de liberar el potencial de millones de niños muy pequeños y crear un futuro próspero y más seguro para estas comunidades afectadas”.
Prevenir las infecciones a través de la educación
El suministro de comprimidos para el tratamiento es crucial, pero no solo se trata de curar sino también de prevenir. En combinación con la innovación, con una mayor concienciación y por supuesto, asegurando el acceso a agua limpia y segura, los pacientes de regiones endémicas pueden ser miembros sanos y activos de sus comunidades. Merck apoya, además de con el suministro de fármacos, proyectos destinados a aumentar la educación y el acceso al agua potable, la higiene y el saneamiento en comunidades y centros de salud, y a prevenir la transmisión de enfermedades proporcionando infraestructuras sanitarias y nuevas tecnologías de acceso al agua. Desde 2017, se calcula que 170.000 niños en edad escolar se han beneficiado del proyecto conjunto de educación sanitaria WASH (agua, saneamiento e higiene, en inglés) de la compañía con la Fundación NALA y el Ministerio de Salud en Etiopía.
Merck se ha comprometido al cien por cien para ayudar a controlar y eliminar la esquistosomiasis. "Es imperativo llegar a los 1.000 millones de personas que aún corren el riesgo de contraer enfermedades tropicales desatendidas en todo el mundo. Por eso estamos en esta lucha. Aprovecharemos nuestros esfuerzos para que dejen de ser desatendidas y pasen a ser prioritarias", concluye Guenter.