La esclerosis múltiple lleva poniendo en jaque a la comunidad médica desde largo tiempo atrás. Fue hace dos siglos cuando el considerado 'padre de la neurología', Jean Martin Charcot, habló por primera vez de ella en una conferencia. Desde entonces, se ha conseguido avanzar en el desarrollo de fármacos que retrasen su progreso, pero todavía no se ha dado con la fórmula que consiga frenar y revertir sus daños, algo que se torna acuciante teniendo en cuenta que las cifras de esta enfermedad no paran de crecer.
Así lo señala Ana Belén Caminero, jefa de la Sección de Neurología del Complejo Asistencial de Ávila y recién nombrada coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Desmielinizantes de la Sociedad Española de Neurología (SEN). "Los datos que tenemos indican que su incidencia y prevalencia han aumentado prácticamente en todos los países del mundo", comenta a EL ESPAÑOL.
Para realizar semejante afirmación, la experta se basa en el Atlas (2020) que elabora la Federación Internacional de Esclerosis Múltiple (MSIF) y que recoge datos de 115 países, lo que abarca, aproximadamente, al 90% de la población mundial. Según las cifras, esta enfermedad afecta a 2,8 millones de personas, un número que evidencia un aumento sustancial respecto a la edición anterior del documento, 2013. En aquel año, eran 2,3 millones.
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La esclerosis múltiple puede ocurrir a cualquier edad, pero, como aclara la neuróloga, normalmente, se produce entre los 20 y los 40 años. De hecho, según los datos que aporta la SEN, el 70% de los casos que se diagnostican en España corresponden a esta franja de edad. Por eso, a diferencia de otras enfermedades neurológicas, como el alzhéimer, se considera que es una dolencia de gente joven.
España sobresale en prevalencia
En España, la entidad calcula que, cada año, se diagnostican 1.800 nuevos casos, unas cifra que lleva creciendo desde décadas atrás y que sigue la tónica de los datos del Atlas, entre que también recoge los de país. Estudios nacionales más actualizados, como uno elaborado en 2022 y comandado por el Centro Nacional de Epidemiología, también advierten de este crecimiento, tanto en incidencia como en prevalencia. Así, España se coloca como una de las naciones con mayor prevalencia de esta enfermedad del mundo.
Si las cifras sobre su aumento preocupan a la comunidad científica, más lo hace el hecho de que también haya crecido en población pediátrica. Según el informe, por lo menos 30.000 niños y adolescentes menores de 18 años viven con esclerosis múltiple, 23.000 más que los 7.000 que se contabilizaron en 2013. "El aumento en niños ha sido bastante aplastante", lamenta Caminero, que, además, explica que en estas edades esta patología es "un arma de doble filo".
Mientras que en otras enfermedades neurodegenerativas, como el párkinson, se puede considerar una ventaja el inicio temprano, pues en ellos la progresión es más lenta y hay menor deterioro cognitivo, en este caso, aunque tienen el pro de que responden mejor a los tratamientos, su desgaste deterioro se produce de una manera más acelerada. "En cualquier caso, no es muy halagüeño empezar esta enfermedad en una edad joven", sentencia la representante de la SEN.
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Por todo ello, es fundamental conocer a qué se debe este aumento de casos. Uno de los factores más remarcados, tanto por el informe como por Caminero, es que se ha mejorado bastante en el diagnóstico, por lo que una mayor detección es una de las claves que está detrás. Sin embargo, como incide la propia doctora, "aunque las mejores terapéuticas han influido, se piensa que hay un incremento real cuya causa no se sabe".
La mononucleosis infecciosa
En un desglose de hipótesis, la neuróloga apunta a que puede estar relacionado con factores ambientales, como una mayor polución o un incremento de infecciones virales, como la mononucleosis infecciosa, causa por el virus de Epstein-Barr.
En enero de 2022, la revista Science publicó un macroestudio que reveló que las personas infectadas con este virus poseían 32 veces más de probabilidades de tener esclerosis múltiple, en comparación con aquellas que no se habían contagiado. "Sin duda, se puede estimar que el virus es un factor que tiene una asociación intensa, ahora, ¿hasta qué punto es la causa última de la enfermedad? Eso es lo que está todavía un poco en entredicho", responde Caminero.
Y es que, según la investigación, el 99% de las personas con esclerosis múltiple tiene el Epstein-Barr. Sin embargo, la presencia de este virus es altísima en la población, pero no todo el mundo desarrolla el trastorno neurodegenerativo. Así, el misterio continúa en el aire.
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"Todas las causas son muy especulativas", resume la experta, que pide sobre todo a la población estar atentos a las señales de alerta de la enfermedad, como visión borrosa, pérdida de movilidad, sensación de hormigueo, problemas de equilibrio o en el aparato excretor.
Cuanto antes se encuentre la enfermedad, más rápido se puede empezar con el tratamiento, un punto que sí valora de forma positiva la doctora: "El control de la enfermedad es muchísimo mejor que hace 25 años. Cada vez tenemos más esperanza para dar a nuestros pacientes y su expectativa de vida es mucho mejor".