El sueño de todo investigador contra el cáncer es poder hallar un signo característico de las células cancerígenas antes de que estas comiencen a reproducirse descontroladamente, para detectarlas y destruirlas a tiempo. Un equipo del Texas MD Anderson Cancer Center lo ha encontrado para las células de cáncer de pulmón que sobreviven al tratamiento. Lo mejor de todo es que ya hay ensayos clínicos en marcha que se dirigen a esa señal.
Cuando hablamos de cáncer, estamos hablando de cientos de enfermedades diferentes, por lo que es prácticamente imposible hallar una terapia que sirva para todos. Esto también se aplica a los distintos tipos de cáncer: hay grandes diferencias solamente entre aquellos referidos al pulmón. El nuevo hallazgo se refiere a uno de los tipos más habituales: el de aquellos con células no pequeñas (el 85% de todos los casos) que presentan la mutación EGFR (el 15% de los de células no pequeñas).
En este grupo es donde los científicos del MD Anderson, comandados por Monique B. Nilsson, del Departamento de Oncología Médica Torácica y de Cabeza y Cuello, han encontrado que las células tumorales que sobreviven al tratamiento habitual con inhibidores de la tirosina quinasa contienen en su superficie una proteína característica llamada CD70.
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Estas células pueden permanecer escondidas durante años y, de un momento a otro, comenzar a multiplicarse y extenderse por el cuerpo, causando las metástasis. Los autores del trabajo, publicado en la revista Cancer Cell, describen la adquisición de esta resistencia a la mayoría de medicamentos actuales a través del proceso que se conoce como transición epitelio-mesenquimal, consistente en la transformación de un tipo de célula que recubren los órganos, unidas a otras semejantes, en otro tipo con capacidad para diferenciarse, migrar y multiplicarse en otras partes del cuerpo.
No obstante, Nilsson ha logrado sacarlas de su escondite buscando la CD70, que también se encuentra en las células inmunes. La prematuridad con que estas células expresan la proteína permite atacarlas cuanto antes. De hecho, los investigadores del MD Anderson ya han experimentado en el laboratorio con diversas terapias avanzadas para atacar estas células resistentes.
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En concreto, lo han probado con anticuerpos conjugados, una novedosa tecnología que une la especificidad por las células cancerosas de los anticuerpos monoclonales y la capacidad destructiva de la quimioterapia. Además, se han mostrado eficaces las terapias celulares basadas en linfocitos T modificados (CART, que ya están en utilizándose en leucemias y linfomas) y otros conocidos como 'natural killer'.
John Heymach, jefe del Departamento de Oncología Médica Torácica y de Cabeza y Cuello del centro, ha explicado que "estos hallazgos establecen el escenario para un acercamiento prometedor en el que podemos ofrecer terapias efectivas iniciales y, seguidamente, continuar con medicamentos dirigidos a CD70 que eliminen las células residuales restantes".
Una gran promesa contra el cáncer
CD70 es uno de los objetivos más prometedores de la investigación contra el cáncer más avanzada. No solo está presente en tumores de pulmón con la mutación EGFR sino en otros tipos, desde hematológicos (linfomas, leucemias) hasta de órgano sólido como los de mama, páncreas, ovario, melanoma o riñón.
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De hecho, el registro de ensayos clínicos de los Institutos Nacionales de Salud, de Estados Unidos, recogen 30 ensayos en seres humanos de distintas terapias anti-CD70 para muchos tipos de cánceres diferentes, principalmente en China y Estados Unidos. Eso sí, todos son de fases I y II, es decir, las primeras etapas de desarrollo clínico.
Esto quiere decir que todavía quedan algunos años antes de que estos productos pasen al arsenal terapéutico habitual. Primero hacen falta ensayos en un gran número de pacientes y durante tiempos los suficientemente prolongados para comprobar estadísticamente su beneficio.