El Ministerio de Sanidad, a través de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), lleva a cabo retiradas periódicas de partidas de fármacos que se han visto puntualmente afectados por alguna incidencia. Sin embargo, algunas retiradas son permanentes, cuando la Agencia Europea del Medicamento (EMA) así lo recomienda.
En muchos de los casos, estas retiradas no tienen la difusión adecuada y los clientes se enteran cuando van a comprarlo. La farmacéutica Beatriz Díaz-Carrasco compartía un post al respecto desde su cuenta Beatriz tu farmacéutica; tras abordar tres de los más comunes, toca hablar ahora de otros tres que muchos llevaban usando "toda la vida".
1-Ranitidina: En cualquiera de sus presentaciones: Ranitidina Cinfa 150 mg y 300 mg comprimidos, y Ranitidina Normon 10 mg/ml solución inyectable. También se conocía en España bajo los nombres de Zantac, Terposen, Ardoral y Alquen. Es un inhibidor de la producción de ácido gástrico que se usaba para reducir la producción de ácido en el estómago, sobre todo en pacientes con úlcera o reflujo. Forma parte de los inhibidores de los receptores H2 o antagonistas H2, como la cimetidina, la famotidina y la nizatidina.
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Según la AEMPS, sus presentaciones en comprimidos fueron autorizadas en julio de 1998 y suspendidas en octubre de 2019. Por su parte, la solución inyectable se autorizó en junio de 1998 y se suspendió en noviembre de 2021. En el caso de las dos primeras, la Agencia informó de su retirada como medida de precaución de todos los lotes de ranitidina en pastillas disponibles en el mercado debido a la detección de la impureza N-Nitrosodimetilamina (NDMA) en algunos de los lotes analizados en la revisión llevada a cabo a nivel europeo, pero se consideró en ese momento que los medicamentos con ranitidina intravenosa podían permanecer en el mercado.
Ya en noviembre de 2020, se estableció la suspensión de todas las autorizaciones nacionales por haber identificado niveles de NDMA superiores a los establecidos. En sustitución, la AEMPS ha gestionado la importación del medicamento famotidina como suspensión inyectable. Para el resto de casos sugieren otros fármacos que se encuentran en el mercado español como el omeprazol, pantoprazol, lansoprazol o esomeprazol, entre otros, evitando en todo caso también su formulación magistral. Recomiendan a los pacientes que si están a tratamiento con este tipo de fórmulas, consulten con su médico para intentar buscar una alternativa.
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2- Micturol sedante: La versión convencionales autorizó en octubre de 1960 y se revocó en octubre de 2022, mientras que a la versión 'fuerte' se le dio luz verde en septiembre de 1962 y se revocó su uso también en octubre del pasado año. Se trata de un medicamento que forma parte de los antiinfecciosos y antisépticos urinarios, indicado para tratar infecciones de las vías urinarias que normalmente vienen acompañadas de dolor al orinar, como puede ser la cistitis, la pielonefritis o la uretritis.
En su caso, estaba contraindicado para personas alérgicas a los componentes, con insuficiencia renal grave, embarazadas, madres lactantes y otros pacientes como los que tienen insuficiencia hepática grave. Entre las advertencias ligadas al micturol estaba la coloración rojiza de la orina durante el tratamiento. En los efectos secundarios se podían observar molestias digestivas, reacciones alérgicas, cefaleas y malestar, más raramente leucopenia, metahemoglobinemia y hemolisis.
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3- Pilka. Se autorizó en julio de 1956 y revocó su suministro en marzo de 2018. Eran unas gotas para tratar los procesos catarrales eminentemente en niños y cuyos principios activos combinan la acción de la drosera, que inhibe el reflejo de la tos, y el tomillo, que tiene una acción expectorante y favorece la producción y expulsión de secreciones bronquiales. Estaba ya contraindicada en alérgicos, menores de 30 meses o con historial de epilepsia o convulsiones febriles.
En su caso, fueron las agencias de medicamentos de la Unión Europea las que revisaron el balance del beneficio/riesgo de estos medicamentos, motivados por el riesgo de alteraciones neurológicas, especialmente convulsiones, que podrían asociarse con su uso. La revisión concluyó que sí había un riesgo de este tipo de incidencias en la salud e niños de corta edad y con antecedentes.
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