Lucir una melena espesa y vigorosa es uno de los sueños más perseguidos: una muestra bastante elocuente de ello es la reciente popularización de los trasplantes capilares. Pero este deseo no sólo es de los hombres con cualquier grado de alopecia, sino también de cualquier coqueto que se precie de cualquiera de los dos sexos. Por esta razón, los mitos sobre falsos remedios caseros para dejarte la azotea igual que Camilo Sesto son abundantes y, por desgracia, decepcionantes.
No es casual que la expresión vendedor de crecepelo se utilice como un sinónimo de timador o mentiroso: el último en caer en la trampa de uno de estos ha sido El Monaguillo, que colabora habitualmente en el programa El Hormiguero. El malagueño confesó este lunes en el programa que conduce Pablo Motos que acostumbra a exprimir medio limón sobre su cabeza todos los días: "Y a las pruebas me remito, cada vez lo tengo más grueso… el pelo", bromeaba el colaborador mientras la cámara apuntaba a sus caracolillos.
Según explica El Monaguillo, un aspecto que nadie se cree de él mismo es que confía en todos los remedios que se venden para mejorar su salud, su cuerpo o su belleza. Vamos, que con ese comienzo todo indica que ni él mismo confía demasiado en el poder capilar de los limones. Además, más tarde comentaba entre risas: "Cualquier médico te lo dice: 'Déjate de pastillas, que eso es malo para el cuerpo'. El medio limón, menos en verano que llevas contigo un montón de moscas, es buenísimo".
¿Mito o realidad?
Pues bien, tal y como parece sospechar El Monaguillo, el limón aplicado sobre la cabeza no previene de la caída del cabello ni lo hace más grueso. Ahora bien, este es sólo uno de los falsos prodigios que se le achacan al limón: sobre esta fruta también se ha dicho que adelgaza, previene las infecciones de orina, depura el intestino e, incluso, evita el cáncer si se toma todas las mañanas exprimida y mezclada con agua. Tanto el limón, como el ajo o el aceite de oliva son alimentos saludables, pero no milagrosos, como muchas veces parece indicarse.
El zumo de limón sobre el cuero cabelludo no puede prevenir la pérdida de pelo ni hacerlo más fuerte por la misma razón que no funcionan los champús anticaída: "Es importante saber que los champús sólo tienen influencia sobre el cuero cabelludo y el tallo piloso. No pueden actuar sobre el folículo y, por tanto, no tienen efecto sobre el crecimiento del pelo", explicó Sergió Vañó, coordinador del grupo de Tricología y Onicología de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV), en este artículo de EL ESPAÑOL. Es decir, el limón tampoco traspasa el cuero cabelludo y, por tanto, no se pueden comparar con las pastillas —salvo para hacer un chiste, claro—.
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De todas formas, esta no es la primera vez que se asocian los limones con el pelo: en internet se pueden encontrar publicaciones que promocionan su uso para limpiar el cabello o para mejorar la salud del cuero cabelludo. Se dice en estos escritos que el limón es capaz de aportar brillo, eliminar la caspa y el exceso de grasa y mantener el color rubio, pero ¡ojo! porque al ser una sustancia ácida abre la escama del cabello y podría tener un efecto deshidratante, como se explica en este artículo de La Vanguardia.
El pelo también muere
Por suerte, las farmacias, las perfumerías e, incluso, los supermercados están repletos de productos aprobados para el uso capilar y que han demostrado ser seguros. Vañó recomienda en ese mismo artículo de EL ESPAÑOL que utilicemos los champús que se comercializan en cualquier punto de venta porque ni afectan a la raíz del cabello, ni producen descamación en el cuero cabelludo: "Esto se debe a otros factores propios de la persona, como las épocas de estrés".
Si nos preocupa la caída del cabello, deberíamos acudir a un dermatólogo especialista. Si esta pérdida de pelo se debe a un problema capilar puede recomendar tratamientos basados en la evidencia científica para combatirla o, incluso, un trasplante. En cualquier caso, la caída del cabello puede deberse también a una fase estacional o a un proceso natural de renovación del folículo. Todos los días se nos caen de media unos 100 pelos y en otoño la cifra puede aumentar hasta los 200, como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL.
La caída de pelo transitoria se conoce de manera científica como efluvio telógeno y tiene mucho que ver con el ciclo vital del pelo. Cada cabello pasa por tres fases: la primera es la fase de crecimiento o anágena, que dura de tres a cinco años; la fase de transición o catágena; y, finalmente, la de caída o telógena, que se alarga hasta tres meses. Por eso, los pelos que se caen en otoño son los que, normalmente, han muerto en primavera. De los 100.000 folículos que tenemos de media en la cabeza, 5.000 se encuentran en fase de caída. Pero no hay que preocuparse, lo habitual es que cuando se cae un pelo el siguiente esté brotando del folículo.