Sergio Vañó Galván (Madrid, 1981) es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad Complutense de Madrid y doctor en Medicina por la Universidad de Alcalá, donde es profesor asociado. Se especializó en Dermatología en el Hospital Ramón y Cajal, donde actualmente es director de la Unidad de Tricología y estudio de las alopecias, así como coordinador de investigación clínica del servicio de Dermatología. Compagina esta actividad con la dirección de la Unidad de Tricología y Trasplante Capilar de la Clínica Grupo Pedro Jaén. Autor de más de 270 publicaciones científicas, es secretario general de la Academia Española de Dermatología y Venereología, miembro del board de la European Hair Research Society. Además, es profesor superior de piano.
Lleva siendo tantos años uno de los dermatólogos y tricólogos (especialistas en el pelo) más destacados de España que cuesta pensar que apenas acaba de comenzar su cuarta década de vida. La misma claridad que tuvo para elegir especialidad la demuestra con sus respuestas a esta entrevistas: sencillas y concisas, sin rodeos.
A pesar de esa seguridad, él mismo se sorprende de la revolución que ha vivido su campo en la última década. Si a principios de este siglo la alopecia era vista como una fatalidad, primero, y como algo solucionable solo para los que tenían mucho dinero, después, ahora las opciones de tratamiento son numerosas: desde cremas e inyecciones hasta el popular viaje a Turquía (donde, aclara, hay grandes profesionales) y las terapias orales. Aunque se muestra realista: puede que estemos comenzando a vencer a la alopecia, pero la calvicie no va a desaparecer tan fácilmente de nuestras vidas.
¿Llegará un momento en que la alopecia sea cosa del pasado?
La alopecia es un grupo de enfermedades: hay más de 100 tipos de alopecia. Probablemente, al menos a corto y medio plazo, no llegaremos a conseguir una curación completa.
Pero sí que ha habido muchísimos avances en los últimos años, hasta tal punto que podemos decir que, hoy en día, hablando de la alopecia más común, la androgénica, si un paciente comienza un tratamiento precoz o temprano, podemos evitar su evolución o al menos ralentizar la mucho, ya que han avanzado muchísimo los tratamientos. Pero yo no sería tan optimista para decir que van a ser algo del pasado.
El pelo que se ha perdido ya no se puede recuperar.
Solo se puede recuperar con un trasplante capilar. Sin embargo, cuando el pelo se ha hecho muy fino, que apenas se ve, todavía no se ha perdido, sí que se puede recuperar o engrosar con tratamiento médico, que es algo que muchas personas no conocen.
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Hay pacientes que consultan por un trasplante capilar y, con un tratamiento médico de pastillas, líquidos o inyecciones, consiguen una mejoría que a veces es incluso mayor que con el trasplante..
No hay forma de saber si uno se va a quedar calvo antes de que le pase.
A día de hoy no hay tests predictivos que tengan una exactitud del 100%, pero se puede hacer una predicción en función de la carga genética de los antecedentes familiares que tenga el paciente y, sobre todo, si empieza con afinamiento de pelo a una edad muy precoz. Ese es un factor negativo. Y ahí tenemos que actuar rápido para evitar la progresión de la alopecia.
¿España es el paraíso de la alopecia?
Es un problema muy frecuente y está en auge. Los tratamientos, afortunadamente, han permitido que ahora se trate de forma más efectiva. Pero dentro de nuestra especialidad dentro de la Dermatología que se ocupa de los problemas capilares, la tricología, está súper de moda por la cantidad de nuevos tratamientos que hay y más que van a venir: estamos en un momento muy bueno. Desde hace cinco o siete años a esta parte estamos viviendo una auténtica revolución.
¿Por qué cada vez es más frecuente en nuestro país?
Algunas alopecias, la frontal fibrosante, ha aumentado su incidencia de forma vertiginosa los últimos años y no sabemos la causa de por qué ha aumentado tanto. Se especula que pueda influir algún factor ambiental o algunas cremas protectoras, que ahora se utilizan mucho y hace 50 años no.
Pero el caso es que hemos visto un aumento de la frecuencia de la alopecia frontal fibrosante y de alguna otra más. También hemos observado que los pacientes consultan más los problemas de alopecia, ha aumentado la concienciación de la enfermedad.
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Antiguamente, yo creo que debido a que no existían muchos tratamientos efectivos, no consultaban con el médico. Hoy en día hay un aumento del número de consultas y está objetivado a nivel científico que hay tratamientos efectivos, con lo cual es un momento muy bueno para los propios pacientes.
¿Ha tenido que ver con ese aumento de las consultas el auge de Instagram y las redes sociales de imágenes?
En los últimos cuatro o cinco años sí que hemos visto una influencia de las redes sociales. Pero este aumento de la frecuencia de consulta ya lo estábamos viendo antes incluso de la llegada de Instagram y de las redes sociales de uso más habitual hoy en día.
Yo creo que es un fenómeno en el que han influido ambos factores, tanto el conocer que hay terapias efectivas como el aumento de la visibilidad de las redes sociales en los rangos de edad que vemos en consulta, desde la adolescencia hasta hasta los 50 o 60 años.
¿Acude mucho paciente con cara de desesperación a su consulta?
Sí, la verdad es que el impacto que tiene [la alopecia] sobre la calidad de vida tanto en los hombres como en las mujeres es brutal. Es algo que muchos no conocen hasta que les ocurre. Y en la consulta lo vemos a diario. Observamos un impacto en la calidad de vida muy grande.
El año pasado se comenzó a hablar de la pastilla contra la calvicie. Es solo para un tipo determinado de alopecia, pero ¿veremos más pastillas de este tipo?
Sin duda, el baricitinib ha supuesto un hito en el tratamiento de esta esta forma de alopecia areata, que en realidad es la segunda forma de alopecia más frecuente después de la androgénica.
Van a venir muchas más pastillas similares y muchas más novedades, lo cual es una gran noticia para los pacientes porque, afortunadamente, a día de hoy hay mucha investigación relacionada con estos tratamientos.
Esa revolución en los tratamientos, ¿se podía vislumbrar cuando eligió la especialidad?
Yo acabé en 2010 el MIR, ya entonces empecé a especializarme en temas de pelo. En esa época no se vislumbraba esta revolución. La dermatología incluye una parte médica, una parte quirúrgica, investigación, diagnóstico, etc. y se ha desarrollado muchísimo, tanto en nuestro país como en otros países.
¿En qué piensa cuando oye hablar de Turquía?
Turquía se ha demonizado mucho pero hay grandes profesionales de la tricología y del mundo capilar. Pero, al igual que hay grandes profesionales, también hay muchos centros low cost y turismo sanitario. Ya desde la pandemia el low cost ha llegado a España, a Madrid y algunas ciudades.
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Cuando un paciente nos pregunta si Turquía es segura, depende de donde vaya a ir. Evidentemente, en Turquía hay sitios muy buenos, pero también en muchos sitios low cost, y el paciente tiene que realmente a qué sitio va.
¿Has tenido que arreglar algún desaguisado provocado por estas clínicas low cost?
Sin duda, los hemos visto de todos los colores. O sea, desaguisados de diferentes tipos de complicaciones en la zona donante, en la zona receptora, malos diseños, una muy mala ejecución del trasplante… y bueno, son los que nos llegan, pero habrá otros muchos que, por pura vergüenza o sentimiento de culpabilidad, ni consultan.
Cuando una de estas intervenciones sale mal no es fácil de arreglar.
Es muy complejo, de hecho son las cirugías más difíciles y a veces no tiene solución. Las cirugías reconstructivas son las más complejas.
¿Se puede realizar un trasplante capilar en cualquier persona?
No todos los pacientes pueden realizar un trasplante. Antes de hacer un trasplante, hay que hacer un adecuado diagnóstico del tipo de alopecia que tiene y ver si el paciente es buen candidato, porque hay muchos que no lo van a ser y que no van a tener buenos resultados. Por eso, viajar a otro país sin haber recibido una valoración previa es una temeridad.
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¿Y qué es lo que determina si alguien es buen candidato o no?
En primer lugar, tener buena calidad de pelo en la zona donante, donde se extrae el pelo, que es la zona de la nuca. Si se tiene un pelo grueso, buena densidad, será buen candidato. Si tiene un pelo fino, mala densidad, será un mal candidato.
En segundo lugar, la extensión de la alopecia. Si un paciente tiene una alopecia súper amplia, por muy buena zona donante que tenga, puede no ser abordable con con al menos un trasplante y con la zona donante que tiene ese paciente.
En tercer lugar está la expectativa de resultado del paciente: habrá quienes busquen una mejoría que no es real. Con lo cual, si se operan no van a tener un grado de satisfacción adecuado porque se imaginaban que iban a conseguir una cosa que no se puede conseguir.
¿Cuáles son los mitos que más ha tenido que desmentir en la consulta?
Por un lado, que la solución a la alopecia es el trasplante capilar. Es solo una herramienta más, pero lo importante es administrar un adecuado tratamiento médico, es decir, pastillas líquidos, inyecciones, etc. que frenen el proceso de alopecia.
Porque si alguien se hace un trasplante pero no un tratamiento médico, el trasplante no cura. El trasplante pone pelo en una zona donde no había, pero el resto del pelo se seguirá perdiendo, con que al paciente le obligaría a hacerse trasplantes cada cierto tiempo, y eso no se puede hacer porque, al final, el pelo en la zona donante se agota y ya no queda más que extraer.
Otros mitos serían que los tratamientos para la alopecia son muy agresivos. Es algo totalmente falso, son tratamientos que se toleran muy bien. El riesgo de efectos secundarios es muy bajo.
En tercer lugar, los falsos mitos a nivel cosmético del cabello, de que lavar el pelo mucho, utilizar gomina, lacas, etc. es malo para el cabello y produce alopecia. Es falso la alopecia se produce por un problema en la raíz del pelo, que está tres milímetros debajo de de la piel. Lo que hagamos externamente sobre la piel del cuero cabelludo no va a tener una implicación en la raíz.
Hace unos años estaba de moda el champú de caballo, después el que no tiene sulfatos. ¿Tienen base estas modas?
En los champús en general, las modas vienen porque tienen algunos componentes. Por ejemplo, en el caso del champú de caballo, tenían mucho contenido en sal que hacía que quedara un pelo con un pelín más de volumen de forma artificial. Se notaban una mejoría transitoria y por eso se puso de moda.
Pero no tenía ninguna base científica ni, por supuesto, ningún efecto sobre la alopecia. Es más, se vio que el alto contenido en sal podía incluso producir irritación del cuero cabelludo. La sal podía tener un efecto negativo. Al final, todas estas modas cosméticas que ha habido no tienen ninguna base científica.
¿Y los champús anti-caída, los anticaspa…? ¿Cuál es el mejor champú?
Un champú no frena la caída del cabello. Los champús anti-caída son un mito, son falsos. Ahora bien, el champú ideal para cada persona depende del tipo de cuero cabelludo que tenga, el tipo de pelo, el tipo de secreción o grasa que tenga.
Que un champú sea bueno o malo para una persona, no nos referiremos a que le mejore la alopecia sino a que le mejore la cosmética. Es un efecto puramente cosmético.
¿Por qué tenemos caspa?
La caspa es sinónimo de dermatitis seborreica. Es un tipo de dermatitis que se produce en el cuero cabelludo y que lo hace el propio organismo. Es decir, se produce una inflamación que produce una descamación, que son esas motitas blancas que es la caspa.
Esta dermatitis aumenta en épocas de estrés, de mucho ajetreo laboral, para mejorar en verano y es un proceso crónico que cursa brotes. No es relevante a nivel de salud, lo único es que produce molestias que son picor, enrojecimiento y la caspa
Ahí sí que hay tratamientos específicos y que pueden ayudar mucho a los pacientes. Pero como todo problema médico, hay diferentes grados de dermatitis seborreica y cada grado va a requerir un tipo de tratamiento, ya sea solo un champú o, además, un tratamiento antiinflamatorio con algún medicamento.