Las estatinas son la familia de fármacos más usados en España para tratar un problema prevalente, los elevados niveles de colesterol en la población. Estos medicamentos hipolipemiantes -que reducen las acumulaciones de lípidos nocivos en las arterias-) se distribuyen en varias presentaciones, siendo la atorvastatina la más recetada, cubriendo un 56,49% de los casos, seguido de la simvastatina (23,79%) y la rosuvastatina (11,92%). Recientemente, estos tratamientos han sido cuestionados, por los daños que su uso continuado podrían provocar en el riñón o a nivel muscular.
Dada la extensión del problema del colesterol elevado en las sociedades desarrolladas, principalmente como resultado de la dieta occidental y el modo de vida sedentario, y existiendo pocas alternativas tanto en forma de fármacos como suplementos nutricionales, es previsible que las estatinas vayan a seguir consumiéndose con regularidad. Ahora, respondiendo a su función de farmacovigilancia, tanto la Agencia Europea del Medicamento como la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), alertan de dos nuevos efectos secundarios.
Así, según recogen, se han notificado casos de nueva aparición -"inducción de novo"- o "exacerbación" de dos trastornos neuromusculares, la miastenia gravis y la miastenia ocular preexistentes. "En caso de exacerbación de los síntomas es necesario suspender la administración de estos fármacos. Se han notificado recurrencias tras la readministración de la misma estatina u otra diferente", explica la AEMPS en su boletín mensual de farmacovigilancia.
"La miastenia gravis y la miastenia ocular son un tipo muy particular de debilidad muscular originada por el propio sistema inmune que ataca los receptores neuromusculares, empeora con la actividad y mejora con el reposo", explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). La miastenia gravis se caracteriza por debilidad muscular generalizada que puede llegar a afectar a los músculos utilizados para respirar. La miastenia ocular puede afectar a los músculos tanto de los párpados como del globo ocular".
Los casos notificados hasta la fecha, prosigue la OCU, son "por ahora escasos" y no se ha podido calcular "cuál es la frecuencia de aparición de estos efectos adversos". Sin embargo, la EMA ha adelantado que el prospecto de las estatinas tendrá que incluir a partir de ahora la información relativa a estos efectos secundarios. También proporcionará la siguiente advertencia: "Consulte a su médico si presenta debilidad en los brazos o las piernas que empeora después de periodos de actividad, visión doble o caída de los párpados, dificultad para tragar o dificultad para respirar".
Según recuerdan desde la Organización, las estatinas tienen un amplio abanico de efectos adversos registrados. Estos incluyen: la elevación de las enzimas hepáticas (transaminasas), alteraciones gastrointestinales (dolor abdominal, estreñimiento, náuseas, diarrea, etc.) y daño muscular. Este último efecto secundario puede ir desde "simples molestias, dolor, calambres, debilidad muscular, inflamación... a daño muscular extremo con muerte celular y acompañado de fallo renal agudo, lo que se conoce como rabdomiólisis".
"Este es un efecto adverso raro, que puede afectar a entre un 0,1% y un 0,01% de los pacientes, pero hay otros medicamentos con los que las estatinas interaccionan y aumentan la posibilidad de sufrir este grave efecto adverso: la ciclosporina que es un inmunosupresor, ciertos antibióticos (eritromicina, claritromicina, ácido fusídico, etc.), antifúngicos de la familia de los azoles (ketoconazol, itraconazol, voriconazol, fluconazol, etc.), ciertos antivirales para VIH y hepatitis C (ritonavir, lopinavir, etc.), otros hipolipemiantes (la familia de los fibratos, el colestipol, la ezetimiba), ciertos medicamentos para el corazón (diltiazem, verapamilo, amiodarona), la colchicina, que es un antigotoso, etc", concluye la OCU.