De la sífilis a la malaria: así influyeron las enfermedades de Goya en sus pinturas oscuras
Las dolencias no crearon al genio, pero sí marcan un antes y un después en su obra. Cinco años después de iniciar su sordera nació 'Asuntos de Brujas'.
30 marzo, 2023 02:35Escribía Goya en el capricho 43: "el sueño de la razón produce monstruos". Esos monstruos, esas pesadillas vívidas, iban a tener un papel protagónico en toda la obra del artista, que con su colección Asuntos de Brujas, pintada en 1798, dejaba clara su transición de escenas serenas y apacibles hacia un mundo más oscuro. Curiosamente, cinco años antes de esta confección, había comenzado a sufrir los achaques de la enfermedad con la que se inició su sordera. La dolencia no hizo al genio, pero según constatan las fechas y apoyan expertos, sí llegó a marcar un antes y un después en su proyección.
La pregunta es: qué era esa enfermedad que tanto torturó al pintor. Hace poco, una noticia daba la vuelta al mundo. Un equipo de científicos había conseguido arrojar algo de luz sobre el misterio de la muerte de Beethoven. Gracias al análisis de ADN de cinco mechones de su pelo, dilucidaron que tenía hepatitis B. A 30 de abril de 2023, justo 277 años del nacimiento de Goya, la suya sigue siendo —todavía— un misterio.
Francisco de Goya y Lucientes fue uno de los artistas más importantes de la historia universal. Autor de más de 700 pinturas, 300 litografías y 900 dibujos, también fue pintor de la Corte con tres reyes: Carlos III, Carlos IV y Fernando VII. Asimismo, durante la ocupación francesa, retrató a José Bonaparte. Su dicha fue siempre buena, a pesar de que, en 1792, con 46 años de edad, empezó con la extraña enfermedad. Como se recoge en su biografía de la Real Academia de la Historia, su amigo Ceán Bermúdez llegó a escribir: "la naturaleza de su mal es de las más temibles".
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Temible debió de ser, porque hizo que algo en él cambiara. Como explica La influencia de la enfermedad neurológica de Goya en su cambio de estilo pictórico, un trabajo de investigación publicado por la Sociedad Española de Neurología (SEN) sobre las posibles dolencias del artista, a la vuelta de su recuperación, "cambia de estilo pictórico" y pasa "de un estilo luminoso con composiciones bucólicas y un gran dominio del color, a una temática oscura de desastres cárceles y manicomios".
La teoría de la esquizofrenia
Lo de los manicomios es interesante, porque la esquizofrenia es, precisamente, una de las teorías que han manejado expertos sobre la salud del artista. Psiquiatras como Blanco Soler y Antonio Vallejo-Nájera han defendido que sufría una forma leve de esta enfermedad, habiendo tenido tres ataques agudos. La explicación también encaja con su historia familiar, ya que una tía y un tío fueron ingresados por esta causa en el manicomio de Zaragoza entre 1762 y 1766.
Sin embargo, el hijo del propio de Vallejo-Nájera, Juan Antonio, en su libro Locos egregios descarta esta conclusión. En su opinión, una crisis tan grave como para alterar su modo de pintar también hubiera influido en su personalidad, algo que no fue así.
El profesional, en cambio, apuesta que el cambio en su obra viene derivado de una depresión, que se vería agravada con el paso de los años por todas las vivencias del artista, incluidos los horrores de la guerra de independencia española. De hecho, cuentan que sus grabados Desastres de la Guerra (1810-1820) eran tan duros que no se hicieron públicos hasta años después de su muerte.
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La investigación de la SEN también apoya la idea de la depresión como condicionante para la obra, a la par que habla de pensamientos, no paranoicos, pero sí obsesivos. Durante su enfermedad, vio peligrar su puesto como pintor de cámara, lo que le preocupaba sobremanera. No ayudó el quedarse sordo, condición que le impedía algo elemental para conservarlo: oír las habladurías.
Electroshock en el oído
Casualmente, los cotilleos serían una de las piezas centrales de la obra con la que se vería más marcado su cambio de estilo, Los caprichos (1979), ochenta grabados donde representa vicios, supersticiones y abusos de la época.
Imagínese el lector si era para Goya importante recuperar el sentido del oído que incluso se sometió a una terapia de electroshock en el oído. No funcionó. Su calvario con la electroterapia se recoge en un trabajo de la investigadora del Museo del Prado, Gudrun Maurer.
No obstante, como apunta el estudio de la SEN, a diferencia de la tortura que puede ser para un músico el quedarse sordo, como fue el caso de Beethoven, para un pintor puede ser hasta beneficioso. "La gran destreza que Goya adquiere como retratista probablemente también tenga parte de su origen en la sordera. El sordo es más consciente de la expresión corporal, los gestos y el movimiento", describe el texto, que, como curiosidad, añade la importancia que empiezan a cobrar las bocas en la obra del artista —tras quedarse sordo, Goya aprendió a leer los labios—.
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Como se ha dicho antes, la enfermedad no hizo al genio, pero inevitablemente influyó en él. Lo que queda por saber es qué tenía exactamente. Por lo que se describe en los estudios mencionados, Goya sufrió a los 46 años una enfermedad con sintomatología abdominal y neurológica de cefalea, vértigo, tinnitus, ataxia y alteración visual. De todo ello se recuperó, menos de la sordera. Se sabe que ya había sufrido lo mismo en dos ocasiones anteriores (de ahí la teoría de los 3 ataques psicóticos), pero de forma leve.
Aparte de la depresión, se han postulado otras muchas enfermedades. El Síndrome de Meniére es una de ellas, pero hay otras que sobresalen mucho más, como una intoxicación por plomo, material que se utilizaba para preparar pigmentos. No obstante, en contra de esta teoría juega el hecho de que Goya tenía un ayudante, Pedro Gómez, que le hacía los materiales.
Sífilis, malaria y Susac
Más votos a favor tiene la hipótesis de la sífilis. Goya tenía muchas amantes y, en aquella época, a los dolientes de esta ITS se les administraba un ungüento que lo único que conseguía era envenenar poco a poco a quien se lo aplicaba, pues se hacía a base de compuestos mercuriales. El remedio era casi peor que la enfermedad.
La investigación de la SEN no descarta que fuera así, pero considera que la malaria, un problema endémico en España en la época del artista, tiene más posibilidades de acercarse a lo que le ocurrió. Esta dolencia puede causar una encefalopatía inicial con cefalea, parálisis de múltiples nervios craneales y déficit motor, síntomas que encajan con lo que sufrió. Además, su tratamiento prolongado por quinina, pudo causar una intoxicación y una sordera definitiva.
Trabajos más recientes, como el presentado en 2017 por la otorrinolaringóloga de la escuela de medicina de la Universidad de Maryland (EEUU), Ronna Hertzano, sostienen que el diagnóstico más probable era el Síndrome de Susac, una enfermedad rara, autoinmune y que causa inflamación de las ramificaciones de las arterias que terminan en los capilares que riegan el cerebro, la retina y el oído. Pero, a diferencia de lo ocurrido con Beethoven, todo esto son hipótesis y lo de Goya sigue siendo un misterio.