Los casos de botulismo iatrogénico -provocado por una inyección de toxina botulínica durante una cirugía, en este caso para perder peso- vinculados a estancias en clínicas de Turquía asciende ya a 87. Esta es la última información proporcionada por el Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC).
Según la actualización de la institución encargada de monitorizar las epidemias y los brotes contagiosos en la Unión Europea (UE), Alemania sigue siendo el primer país afectado, ya que se han registrado 30 casos hasta el 30 de marzo. Los siguientes pacientes afectados han sido dos en Suiza, uno en Austria y en Francia respectivamente, y 53 en la propia Turquía.
Todos los casos europeos se relacionan con viajes realizados entre el 3 de febrero y el 1 de marzo para someterse a cirugías estéticas en dos hospitales privados, uno en Estambul y otro en Esmirna. Los pacientes recibieron inyecciones intragástricas de toxina botulínica de entre 1.000 y 1.500 unidades, mucho más de lo indicado para un procedimiento cuyo objetivo es combatir la obesidad ralentizando el vaciado gástrico y manteniendo una mayor sensación de saciedad durante el día.
"Los síntomas varían de leves a graves, y hay varios casos que han requerido hospitalización. Una parte de ellos han requerido de ingreso en Cuidados Intensivos y ha necesitado recibir tratamiento con antitoxina botulínica", explica el ECDC en un comunicado.
El Centro insta a las personas que hayan viajado en esas fechas para recibir este tipo de tratamiento en clínicas privadas de cualquiera de las dos localidades turcas a que acudan a su médico. Los síntomas más explícitos de un caso de botulismo incipiente, explican, serían la debilidad y las dificultades respiratorias o al tragar.
El botulismo causa alteraciones neurológicas y respiratorias, pero con el debido tratamiento, la mayoría tiene recuperación. Otros síntomas son la ptosis (caída de párpados), disfagia y disnea (dificultad para tragar y respirar), dificultad para sostener el cuello y debilidad muscular en general.
El ECDC insiste en la importancia de evitar esos tratamientos en Turquía, ya que en la actualidad "están asociados con un riesgo significativo de desarrollo de botulismo". La investigación oficial realizadas por las autoridades turcas determinó que esos productos fueron administrados de forma no apropiada, de ahí que se hayan suspendido las actividades en los hospitales afectados.
Además, las partidas empleadas en las operaciones no habrían estado aprobadas para las intervenciones contra la obesidad mediante una inyección intragástrica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ya había enviado en agosto de 2022 una alerta por lotes falsificados de esas toxinas detectados en Jordania, Turquía, Kuwait, Reino Unido y Polonia.
El botulismo es enfermedad neuroparalítica generalizada causada por una exotoxina del Clostridium botulinum, una bacteria que frecuentemente se contrae por intoxicación alimentaria, respiratoria, o por infección de las heridas. Sin embargo, el botulismo iatrogénico no ocurre de manera natural: es un efecto adverso de los tratamientos que implican la toxina.
En función del punto de inyección -si es, por ejemplo, para mejorar estéticamente los párpados- puede llegar a producir visión borrosa. Y aunque la mortalidad es del 5% a 10% de los casos, el ECDC advierte que la "recuperación total" del paciente "puede llevar meses".