La inteligencia artificial (IA) ha dejado de ser un sueño futurista y cada vez aparecen más aplicaciones de esta tecnología: algunas de las últimas con las que hemos podido jugar todos generan textos o imágenes sin ningún esfuerzo. Si bien estos avances fascinan a muchos, también generan una preocupación: ¿podrá la IA quitarnos el trabajo el día de mañana? Donde también se ha infiltrado esta tecnología es en los hospitales e, incluso, algunos estudios afirman que algunas superan a los humanos analizando ciertas pruebas.
El último de ellos es un estudio realizado en Los Ángeles (Estados Unidos) y publicado en la revista científica Nature. En esta investigación los autores observaron la capacidad de la IA para analizar ecocardiogramas y, para ello, un equipo de cardiólogos tuvo que comprobar dos grupos de pruebas, las que habían analizado unos técnicos de ultrasonidos humanos y las que había analizado una IA. Esta tecnología analizó casi 3.500 ecocardiogramas para el estudio, pero lo verdaderamente interesante fueron las reacciones de los médicos.
El grupo de cardiólogos hizo menos correcciones a los análisis que había efectuado la IA —a un 16,8% del total—, que a los analizados por los técnicos de ultrasonidos —de los que fueron corregidos un 27,2%—. Pero, además, los cardiólogos del estudio aseguraban no ser capaces de distinguir qué análisis había efectuado la IA y cuáles eran producto de los humanos. Otro estudio publicado en The Lancet Digital Health y realizado en Alemania había encontrado también un mejor diagnóstico del cáncer de mama cuando médicos e IA trabajan de manera conjunta.
De todas formas, no es necesario esperar al futuro para observar diagnósticos médicos en los que ya interviene la IA. "Actualmente hay algoritmos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) y también en Europa, pero todavía no está generalizado", asegura Julio Mayol, catedrático de Cirugía en la Universidad Complutense de Madrid (UCM). "Casi todos los algoritmos se refieren a pruebas de imagen biomédica. La IA funciona bien cuando se conoce bien un problema, se puede medir bien y existe una buena representación de datos".
Donde la IA despunta
Según Mayol, la Oftalmología es una de las especialidades donde la IA ha despuntado más, llegando incluso a superar a los humanos a la hora de diagnosticar problemas de retina. "Las pruebas de imagen son las más obvias para una máquina que se dedica a identificar patrones. En este sentido, Google DeepMind publicó un artículo de 2016 donde aseguraba que podía analizar el fondo del ojo mejor que los oftalmólogos con IA. Después esta tecnología fue aprobada por la FDA y ahora hasta en los supermercados de Estados Unidos se hacen pruebas de retinopatía diabética", cuenta Ignacio Hernández Medrano, neurólogo y fundador de Savana, una empresa dedicada a la IA en datos médicos.
Debido a esa facilidad de la IA para observar patrones en imágenes, estos dos expertos también explican que su aplicación a la especialidad de anatomía patológica, la radiología o algunas pruebas concretas como la colonoscopia o la resonancia magnética. "Ya existen máquinas de resonancia magnética con IA, se utiliza en genómica y se ha utilizado para elaborar las vacunas de la covid. De hecho, en el Hospital Clínic de Barcelona hay una IA que detecta cuándo los pacientes están en riesgo de tener una sepsis y avisa a los médicos. La IA es una realidad, aunque no es masiva", explica Hernández Medrano.
En todo caso, Mayol explica que estamos en un proceso lento de progreso, pero que todavía no es la rutina: "Hay que tener en cuenta lo que es la fascinación por la aparición de un nuevo estudio sobre IA muy disruptivo y lo que es su traducción al día a día de la práctica del sistema", explica Mayol. "Todo funciona muy bien en entornos controlados, pero todavía queda para que veamos de manera general cómo una máquina hace un diagnóstico". El catedrático, además, explica que no hay pruebas médicas infalibles y que la IA también puede confundirse, por lo que no está claro hasta qué punto pueden ayudar.
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"Diagnosticar es difícil. No puedes darle un catálogo de síntomas a la máquina y que con eso ya diagnostique. Las máquinas pueden ser buenas para descartar o acotar, pero diagnosticar requiere de la lógica humana todavía, ellas no tienen pensamiento contextual o contrafactual", explica Hernández Medrano. Por eso, este experto cree que la IA debe ser empleada en conjunción con el médico, que funcione como un corrector que puedes repasar según tu propio criterio o un copiloto. En cualquier caso, ninguno de los expertos considera que la IA sea una amenaza para el trabajo de los médicos.
Otras mejoras
Ahora bien, la IA tiene mucho que decir en el futuro de la salud, a pesar de que son muchas las personas que observan estas tecnologías con recelo. Mayol explica que los cambios en este sentido sólo llegarán cuando estemos muy seguros de que podemos poner en manos de la tecnología la salud y Hernández Medrano, que hay una falta de confianza natural del ser humano en las máquinas. "Los científicos sólo podemos seguir sacando nuevas evidencias de que cuándo la máquina trabaja con el médico, los errores disminuyen y la capacidad de acierto aumenta", sostiene el neurólogo.
Aunque los avances de la IA en diagnóstico pueden resultar muy llamativos, los expertos sostienen que el mayor beneficio de esta tecnología tendrá lugar en otras áreas. Julio Mayol explica que lo mejor será para la asistencia sanitaria y es que la IA puede tener un gran potencial para reducir el trabajo rutinario y de baja complejidad para permitir "que los médicos nos dediquemos a lo importante". Además, el perfeccionamiento de los chatbots puede acercar la información médica a quien tenga una duda y no pueda disponer de un médico: "Va a ser muy difícil diferenciar si contesta un médico o una máquina".
Por su parte, Ignacio Hernández Medrano explica que la IA es capaz de ver cosas que nosotros mismos no podemos porque nuestro cerebro se encuentra limitado: "Una máquina puede juntar las cabezas de mucha gente y ver más allá, observar correlaciones. Estas tecnologías nos permitirán adelantarnos a lo que le pasa a un paciente y observar qué tratamiento puede ser bueno para él". El neurólogo explica que la IA lleva siempre consigo una paradoja: "Según se aplica, se le pone otro nombre y parece que no llega nunca. A una persona de 1950, una calculadora le parecería IA. En los próximos años no se hablará de IA, sino que los algoritmos y estas tecnologías formarán parte de la medicina normal".