Vivir más allá de los 100 años es toda una hazaña, pero los científicos están convencidos de que cada vez habrá más personas que lo consigan. Por esta razón, quienes han conseguido sobrepasar el siglo de vida han llamado la atención de los investigadores. Cuando se les pregunta a estos centenarios y supercentenarios —aquellos que han superado los 110 años— cuál es su secreto no siempre recibimos las respuestas que esperábamos: algunos confiesan haber bebido alcohol, aunque nunca en exceso.
¿Significa esto que la clave de su longevidad se encuentra en ese consumo? No, el alcohol ha demostrado en múltiples ocasiones ser un agente que favorece la aparición de cáncer y de enfermedades cardiovasculares. De hecho, tal y como se explica en este artículo de EL ESPAÑOL incluso una copa diaria de vino, que durante años se ha considerado la panacea para el corazón, tiene efectos perniciosos sobre la salud. Pero entonces, ¿dónde se encuentra la razón de la larga vida de estos centenarios?
Un estudio japonés publicado en la revista científica PNAS apunta a que el secreto de los supercentenarios podría encontrarse en su sistema inmune. "Nuestro estudio revela que los supercentenarios tienen características únicas en su linfocitos circulantes, que pueden representar una adaptación esencial para alcanzar una adaptación para alcanzar una longevidad excepcional al mantener las respuestas inmunitarias a infecciones y enfermedades", concluye la investigación.
Defensas centenarias
Para el estudio, los científicos contaron con la participación de sólo siete supercentenarios, debido a lo poco frecuente que es llegar a esta edad, y otros cinco participantes de entre 50 y 80 años con quienes fueron comparados. Los investigadores realizaron un análisis genético de hasta 61.202 células sanguíneas de toda esta población que estudiaron y encontraron una diferencia en un tipo de glóbulos blancos conocidos como linfocitos CD4. Estas células tienen un papel fundamental en la defensa del cuerpo frente a las enfermedades.
Los investigadores encontraron que la proporción de un tipo de linfocitos CD4 era mucho más alta en el grupo de personas que tenían 110 o más años que en el grupo más joven. Normalmente, los linfocitos CD4 funcionan como ayudantes, pero en el caso de los supercentenarios se observó que tenían características citotóxicas; es decir, que combatían organismos invasores. En el grupo de supercentenarios, estos linfocitos citotóxicos representaron un 25% del total de linfocitos, en el grupo joven, representaban sólo el 2,8%.
"Estos linfocitos son muy importantes para defendernos tanto de los virus como del cáncer. Es posible que en los supercentenarios se hayan expandido durante el envejecimiento al combatir los virus y el cáncer o también es posible que esta expansión fuera instrumental para su supervivencia. De todas formas, no podemos asegurar nada, necesitamos realizar más estudios en los estados intermedios del envejecimiento", explica Piero Carninci, uno de los autores de este estudio.
Hábitos saludables
Las personas que llegan a edades muy avanzadas, como los supercentenarios y los centenarios, suelen tener en común que pasan toda su vida con buena salud, lo que significa que su sistema inmune se mantiene activo. Por eso, dar con la razón por la que estos linfocitos son diferentes en los pacientes a partir de los 110 años puede esconder la razón por la que han conseguido vivir durante tanto tiempo. Aunque todavía es pronto, estos hallazgos podrían ayudar en el futuro a crear terapias.
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De todas formas, el poder de los buenos hábitos sigue siendo el aspecto principal para conseguir vivir más años y, sobre todo, con más calidad. Evitar el tabaco y el consumo de alcohol y drogas, llevar una dieta equilibrada, hacer ejercicio físico de manera regular, dormir todos los días las horas recomendadas y gestionar el estrés son los principales pilares que reducen la mortalidad, según la evidencia científica. Respetar estos hábitos también impacta de manera positiva en el estado de nuestro sistema inmune.