Las enfermedades no sólo entienden de edades, sino que también afectan de forma distinta según sea hombre o mujer. Además de en algunos casos de cáncer, estas diferencias se producen en aquellos pacientes diagnosticados de lupus: de las 82.000 personas que padecen esta enfermedad autoinmune en España, el 90% de ellas son mujeres, según la Federación Española de Lupus. Sin embargo, el porcentaje no es sinónimo de un mal pronóstico. De hecho, aunque afecta menos a los hombres, el lupus resulta más agresivo en el género masculino.
"En realidad, no hay dos pacientes con lupus que tengan exactamente los mismos síntomas", apunta el jefe del servicio de Enfermedades Autoinmunes del Hospital Clínic de Barcelona, Ricard Cervera. Las manifestaciones del lupus son muy variadas, lo que complica aún más el diagnóstico, que suele demorarse hasta seis años.
Aun así, en la mayoría de los casos se trata de una enfermedad leve que se caracteriza por tener episodios conocidos como brotes. Durante este período es cuando empeoran los síntomas, que pueden ir desde la fatiga, la fiebre y el dolor articular hasta erupciones en la cara en forma de mariposa. En cada brote puede presentarse tanto uno como varios síntomas.
A qué se debe
La gravedad del pronóstico influye, por un lado, según la parte del organismo a la que afecte. "No es igual si el lupus afecta solamente con pequeñas lesiones en la piel que aquel que daña, por ejemplo, al riñón, a la sangre o al sistema nervioso", señala Cervera en declaraciones a este periódico este 10 de mayo, que se celebra el Día Mundial del Lupus.
Otro de los motivos por los que esta enfermedad puede tener una evolución más grave tiene que ver con los factores de riesgo. "Hay diversos factores que contribuyen a empeorar cualquier enfermedad, y en los hombres es muy fácil que se acumulen". Por ejemplo, el tabaco es un tóxico muy importante para el lupus. "Al haber más hombres fumadores, lo más seguro es que estos tengan una evolución más grave que las mujeres".
Aunque Cervera matiza que siempre hay excepciones, reconoce que los 'pocos' hombres afectados por lupus suelen tener un curso de la enfermedad más grave. Así, antes de que se detecte la enfermedad, la mejor recomendación no es otra que evitar los factores que pueden provocarla: el tabaco, el estrés y los rayos ultravioleta. "El Sol es el enemigo número uno de los pacientes con lupus".
Por otro lado, no existe un indicativo exacto que explique por qué el lupus afecta a un hombre frente a nueve mujeres. "Influyen diversos factores, y entre ellos los que tienen un papel importante tanto en el desarrollo del lupus como en otras enfermedades autoinmunes son las hormonas sexuales femeninas, los estrógenos y los gestágenos", expone Cervera.
También hay factores genéticos, ambientales y estresantes que contribuyen a la aparición de la enfermedad. "La mayoría de enfermedades autoinmunes tienen una causa multifactorial". De hecho, los factores genéticos pueden provocar que en algunas familias se herede de padres a hijos. "Pese a esta predisposición genética, el lupus no se considera una enfermedad hereditaria clásica como, por ejemplo, la hemofilia", descarta este doctor catalán.
En la causa de esta enfermedad se produce una situación similar: "Aunque el origen del lupus es desconocido, hay una interrelación entre factores genéticos y ambientales y la asociación con otras enfermedades autoinmunes es frecuente", indica el coordinador del grupo de enfermedades autoinmunes sistémicas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), José Salvador García, en una entrevista a la Agencia EFE.
Una enfermedad sin cura
El pronóstico en cada paciente varía no solo por la gravedad de la enfermedad sino por el daño crónico derivado de los tratamientos inmunosupresores empleados como el metotrexato, la hidroxicloroquina y los glucocorticoides. Y es que los inmunosupresores que se utilizan pueden tener efectos secundarios graves y dejar a los pacientes más susceptibles a las infecciones. "En muchos casos llevamos a cabo tratamientos que pueden ser incluso más graves que la propia enfermedad", sentencia Cervera.
Hay ocasiones en las que se aplican tratamientos inmunodepresores, similares a los que pueden recibir algunos pacientes con cáncer. Aunque depende, eso sí, de las manifestaciones que presente cada paciente. Para evitar los efectos secundarios de estos fármacos se están desarrollando nuevos tratamientos biológicos y las terapias CAR-T, un tipo de inmunoterapia para las formas de lupus más graves y resistentes que supone una de las alternativas más prometedoras.
Se trata de unos medicamentos dirigidos específicamente frente a moléculas concretas del sistema inmunitario. "Las llamadas terapias biológicas están constituyendo una revolución en el tratamiento del lupus y otras enfermedades autoinmunes", valora positivamente el jefe del servicio de Enfermedades Autoinmunes del Hospital Clínic.
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Una de las ventajas de estos nuevos medicamentos es que no producen infertilidad en mujeres jóvenes, como sí sucedía con algunos depresores que se les suministraba. "Éste es un problema que ha quedado reducido a la mínima expresión. Ahora conseguimos que, al menos por cuestiones de medicación, los pacientes con lupus no tengan problemas de infertilidad".
Cervera lo considera uno de los mayores logros en los últimos años, teniendo en cuenta sobre todo que estamos ante una patología bastante común en mujeres en edad fértil. Sin embargo, todavía no existe una cura para esta enfermedad. "No hemos conseguido erradicarla ni encontrar un tratamiento que haga desaparecer el lupus", lamenta.