La mentira de que las redes sociales dañan la salud mental en jóvenes: "Hay mucho alarmismo"
Un estudio en 12.000 adolescentes británicos no observa que el tiempo de uso se asocie a problemas psicológicos.
10 mayo, 2023 03:16Las redes sociales se han vuelto en el chivo expiatorio perfecto para casi todos los problemas del mundo actual. Son capaces de derribar gobiernos, iniciar guerras y dar la vuelta a elecciones. A un nivel más cercano, hacen tambalear nuestro bienestar psíquico y emocional de una forma que ni la precariedad laboral ni la inflación podrían imaginarse. El problema es que esta explicación tan perfecta a los problemas de nuestro tiempo hace aguas por muchos lados.
Su evolución paralela a ciertos fenómenos sociales las ha puesto en el punto de mira. A lo largo de la década pasada, su uso cada vez más masivo ha ido de la mano de un deterioro de la salud mental de los adolescentes, una percepción generalizada en los países industrializados que se ha agudizado con la pandemia. Sin embargo, un estudio en 12.041 adolescentes británicos no observa ninguna relación entre el tiempo que pasan en Twitter, Tik Tok o Instagram y el malestar psicológico.
Al medir el efecto de 17 variables a lo largo del tiempo, las redes sociales apenas tuvieron influencia predictiva en la salud mental y, de hecho, entre los chicos no tuvieron ninguna en absoluto. Además, entre las chicas, un mayor uso se asociaba a un menor nerviosismo y una mayor satisfacción con sus amistades.
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Precisamente es en las adolescentes donde se vio la mayor relación entre el tiempo gastado en las apps y un fenómeno concreto: la falta de concentración, que los autores –comandados por Margarita Panayiotou, del Instituto de Educación de la Universidad de Manchester– achacan a robarle horas al sueño. Con todo, la insatisfacción escolar y la inquietud duplicaban y triplicaban, respectivamente, su efecto.
En el caso de los chicos, era la falta de apoyo familiar la que se vinculaba con un mayor uso de la redes sociales y no al revés. Esta y el acoso (bullying) fueron los factores predictores más potentes del deterioro en la salud mental.
Publicado en Nature Mental Health, la investigación concluye que hay otros factores, tanto de riesgo como protectores, más influeyentes que el tiempo pasado trasteando por redes y apuntan a la necesidad de "iniciativas en política social que se centren en el ambiente del hogar y la escuela para impulsar la resiliencia".
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No se trata del primer estudio que desmiente la relación entre las redes sociales y la peor salud mental adolescente. Ya en 2019, es decir, antes de la pandemia, un análisis de Amy Orben y Andrew Przybylski, del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Oxford, realizado en más de 350.000 jóvenes concluía que el uso de las tecnologías digitales tan solo llegaba a explicar un 0,4% de la variación del bienestar adolescente.
Una actividad refugio
José César Perales, catedrático del Departamento de Psicología Experimental de la Universidad de Granada, apunta que las conclusiones del nuevo estudio van en la línea de las últimas investigaciones, alejadas del revuelo mediático que suelen generar las redes sociales.
"Pienso que hay un exceso de alarmamismo, que se están utilizando como chivo expiatorio de otras causas que seguramente sean más importantes, pero no quiere decir que no haya ciertos riesgos", advierte.
Estos vienen de la sobre-exposición personal, la accesibilidad de datos privados y las amenazas del grooming (cuando un adulto finge ser menor de edad para contactar con adolescentes y acabar abusando de ellas) y el cyber-bullying o acoso a través de redes sociales.
También es posible que una actividad que puede comenzar como una 'actividad refugio' de problemas de otro origen pueda acabar convirtiéndose en un círculo vicioso y "retroalimentar el problema".
La salud mental de los adolescentes ha experimentado un fuerte deterioro con la pandemia. La Asociación Española de Pediatría alertaba de que los trastornos de ansiedad y depresión han llegado a cuadruplicarse, el diagnóstico de TDAH y otros trastornos de la conducta se han triplicado y los diagnósticos relacionados con trastornos mentales en Urgencias Pediátricas se han incrementado un 10%.
Sin embargo, la percepción de este deterioro es muy anterior a la pandemia. Surge poco después de la crisis de 2008 y, "en los países industrializados, si promediamos la tendencia, sí que parece que se han incrementado los problemas de salud mental", señala el psicólogo que, no obstante, pone en perspectiva esta visión: "En los años 90 estábamos considerablemente peor".
Perales explica que otros estudios han observado una consecuencia más directa de redes como Instagram y la satisfacción con la propia imagen de las adolescentes "pero nos encontramos con el problema del huevo y la gallina: no sabemos qué fue antes".
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Sin embargo, se conocen otros factores que sí son importantes y sobre los que es preciso actuar para afrontar este problema: "Todo lo que tiene que ver con el rendimiento, la calidad de las relaciones sociales y familiares, la existencia de acoso… Son factores que inciden más en la salud mental de los adolescentes de hoy en día que las redes sociales".
En declaraciones al Science Media Centre, el catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencias de la Universidad Autónoma de Barcelona Ignacio Morgado apunta que "quizá estemos sobrevalorando la influencia del uso de las redes sociales en la salud mental de los adolescentes".
Recuerda, como Perales, que es un riesgo atribuir efectos en la salud de los adolescentes "en un tiempo en el que su cerebro está todavía implicado en un complejo proceso de desarrollo en el que pueden influir muchos otros factores, como el acoso escolar, el apoyo familiar o la calidad o tipo de educación que reciben".